Mientras en la vertiente mediterránea las patronales de Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña actúan como una sola voz, con los objetivos muy claros y compartidos y haciendo demostraciones de fuerza periódicamente, indistintamente del inquilino de Moncloa, en el Noroeste la situación es bien distinta, singularmente en la comunidad gallega.

De hecho, la Confederación de Empresarios de Galicia lleva tres años descabezada, sin presidente, tras la dimisión de Antón Arias. No obstante, la crisis viene de antes por el enfrentamiento norte-sur, por lo que conseguir pronunciamientos unísonos en Galicia sobre cualquier materia no es tarea fácil.

Las distintas patronales provinciales en la comunidad defendieron desde un primer momento la inclusión del Noroeste en el Corredor Atlántico. A los pocos meses de que se aprobase la incorporación de Galicia -junto con Asturias- en el Corredor Atlántico, las patronales de A Coruña y Lugo reclamaron un cambio de trazado ya que -advirtieron- el norte de la comunidad salía perjudicado porque los trenes, para salir de la comunidad, tenían que pasar por Vigo.

Como lastre del desarrollo del Corredor Atlántico, cuyos fondos europeos para financiarse estarán disponibles en 2021, figura también la falta de los proyectos concretos en qué consistirá la modernización de la obsoleta línea ferroviaria y con los que se competirá por el dinero en Bruselas.

El Gobierno central no los ha presentado y las comunidades de Galicia, Asturias y Castilla y León aún acaban de encargar la elaboración de la estrategia en la que, precisamente, se definirán estas actuaciones. Por tanto, de momento tampoco hay fondos.