La comunidad gallega ha perdido 98.154 habitantes en la última década, que habrían sido 116.766 (un 18% más) si no se hubiese producido la llegada de 18.162 extranjeros entre 2010 y 2019. El descenso de la natalidad y el envejecimiento poblacional provocan que cada vez la población de la comunidad se reduzca más, y que el año pasado bajase de los 2,7 millones de habitantes por primera vez desde que hay registros en el Instituto Nacional de Estadística (desde 1996).

Y esa sangría solo es detenida, en parte, por la llegada de foráneos. Porque el saldo vegetativo —la diferencia entre nacimientos y defunciones— volvió a ser negativo en 2019 (15.552 personas). Hace ya treinta años que la comunidad no presenta un saldo vegetativo positivo. Los extranjeros son los que están tirando de la demografía gallega. De los 314 concellos, 145 aumentaron su censo de foráneos en la última década, lo que se traduce en el 46% del total, según el Instituto Galego de Estadística (IGE).

De ellos, 57 pertenecen a la provincia de A Coruña. Destacan los incrementos de ciudadanos de otros países del 89% en Monfero, del 74% en Arzúa o del 60% de Melide.

Por el contrario, ayuntamientos como Betanzos, Bergondo, As Pontes, Ares o Cabana de Bergantiños han visto como el número de extranjeros se ha reducido en la última década.

En la provincia de Lugo hay 35 concellos que incrementaron su registro de personas procedentes de otros países. Destacaron las subidas de Guitiriz (198%), Castroverde (85%) y Friol (74%) y las caídas de As Nogais (24%) y Portomarín (20%). Ourense concentra 29 de los municipios que más ampliaron la cifra de súbditos de otras nacionalidades en los últimos diez años, como es el caso de Barbadás (28%), por el contrario en Lobios cayó un 45%. En la provincia de Pontevedra hay 24 concellos en los que aumentaron los extranjeros. Las mayores subidas fueron en Cangas (25%), Catoira (23%) y Bueu (18%).

En cuanto a las grandes ciudades, Vigo es la que cuenta con un mayor número ciudadanos que no han nacido en España (32.870). La cifra ha crecido un 8% en los últimos diez años. En segundo lugar, aparece A Coruña con 30.495 y un incremento del 27%, —el más elevado de los siete grandes ayuntamientos gallegos—, seguido de Ourense, con 12.934 y un alza del 10%; Santiago (9.624 y +24%), Lugo (9.420 y +21%) y Pontevedra (7.400 y +14). La única gran ciudad en la que ha descendido el número de foráneos ha sido Ferrol que ha perdido un 1,2% hasta los 3.621. La destrucción de empleo debido a la falta de carga de trabajo en los astilleros de Navantia está detrás de esta caída.

Las cuatro provincias gallegas muestran una diferencia en la cifra de acogida. A Coruña es la que tiene un mayor número de extranjeros, con 42.990. En segundo lugar, está Pontevedra, con 37.389; seguida de Lugo, con 16.118 y Ourense con 15.525. Galicia redujo su población casi 100.000 personas en la última década hasta quedar por debajo del umbral de los 2,7 millones de residentes. Sin la llegada de extranjeros la caída hubiese sido mayor.