El Gobierno lanzará el año que viene el debate para reformar el sistema de financiación autonómica, que caducó en 2014 y se mantiene prorrogado desde entonces como un melón que nadie se atreve a abrir. Después de que ERC pusiese sobre la mesa de nuevo la posible competencia desleal de Madrid bajando impuestos para captar empresas y fortunas gracias al efecto de capitalidad, el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos abogó por establecer una “armonización” fiscal entre autonomías, fijando horquillas impositivas. La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, amplió ayer el foco y propuso afrontar ese cambio dentro de una renovación más amplia. “Es necesario sentar a todas las comunidades alrededor de una mesa y empezar a revisar todos los elementos de financiación. Y es buen momento hacerlo a partir de 2021”, declaró.

El debate sobre las ventajas fiscales de Madrid, que no cobra en Patrimonio o Sucesiones, fue abierto en 2017 por la entonces presidenta de Andalucía, la socialista Susana Díaz, que se quejó de una competencia desleal beneficiándose del efecto capitalidad de Madrid, potenciado por la configuración radial de las infraestructuras de comunicación. Ese mismo año, un comité de expertos creado por el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) apostó por limitar las rebajas y subidas fiscales de las autonomías.

Calviño defendió ayer en Telecinco la necesidad de “no quedarse solo en uno u otro elemento”, en alusión a la armonización fiscal, sino ampliar el debate. Aun así, replicó a las quejas de la dirección estatal del PP, que salió en defensa de Madrid, su bastión político contra Moncloa. La ministra recordó que todos los meses “da la batalla” ante las instituciones europeas para que exista una armonización fiscal entre países y evitar que la rebaja impositiva, como la practicada por Holanda, Irlanda o Luxemburgo, ejerza de gancho a las empresas a costa de países como España. Evitar esas “situaciones injustas”, pero a nivel autonómico, es lo que defiende el Gobierno, coligió.

También apuntó que España, a la cola en presión fiscal europea, “no tiene el mismo margen que otros países para bajar impuestos”.

Pese a este discurso, Calviño evitó responder a la pregunta de si Madrid es un paraíso fiscal: “No lo plantearía en esos términos”.

Sobre esta cuestión opinó también el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que hace una semana se distanció del ala dura de su partido cuando esta salió en defensa de Madrid. Entonces, se mostró en sintonía con la armonización fiscal, aunque siempre que esta supusiese bajadas de impuestos y no subidas. Ayer añadió el matiz político a su postura. “Si la reforma pasa por ERC y Bildu, la mayoría de comunidades tenemos que estar muy preocupadas”, declaró sobre la reforma el mismo día en que el Gobierno logró el apoyo a sus presupuestos gracias al aval de ambas fuerzas y del PNV. Feijóo emplazó al Ejecutivo a plantear el debate en el Consejo de Política Fiscal y Financiera con todas las autonomías.