Año 2010. Las ventas de la agricultura ecológica en Galicia alcanzan los 17 millones, un ejercicio antes había sido 10. Año 2019. La facturación se ha quintuplicado hasta rozar los 100 millones. Es el resumen numérico de un sector que no para de crecer en la comunidad, pese a las crisis económicas y la pandemia. La demanda cada vez mayor de productos certificados disparó las ventas el año pasado a una tasa de dos dígitos (17,8%) y gracias al interés que lo bio despierta en los mercados nacionales e internacionales también crecieron la superficie cultivada (2,9%) y los operadores (2,6%). En la última década, tanto la primera como los segundos se han duplicado.

Sin embargo, en 2020 se espera un parón debido al COVID. El Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega) ha realizado un sondeo interno sobre los efectos de la pandemia en la agricultura ecológica y, salvo excepciones, la mitad de los encuestados han disminuido su facturación a causa de la crisis sanitaria. Cuatro de cada diez han reducido sus transacciones a la mitad o incluso más.

Sin embargo, el informe también constata que la crisis del coronavirus ha dado el empujón definitivo a la venta online en el sector ecológico. El 89% de los encuestados no disponía de este servicio antes de la pandemia, pero un 12,3% lo puso en marcha durante el estado de alarma. Y a la vista del escenario actual, tres de cada diez han previsto activar la venta online a corto o medio plazo. En cuanto a la recuperación, la mitad de los operadores ecológicos confía en que su negocio se reponga en 2021 y un tercio adelanta la superación de la crisis al segundo semestre de este año.

Las ventas crecen un 17% en 2019 y se multiplican por cinco en la última década. Durante el pasado año, la producción mantuvo su crecimiento sostenido y las industrias y comercializadoras siguieron en plena expansión. Como consecuencia, las ventas certificadas marcaron un nuevo máximo histórico. La facturación llegó hasta los 92,7 millones, lo que supuso un incremento anual del 17%. En la última década se ha multiplicado por cinco.

El sector animal y vegetal, a la cabeza. Por subsectores, los que más ingresos generaron fueron, por este orden, animal (56,5 millones); vegetal (21,6) y acuicultura (14,4). Los productos más importantes en volumen de negocio fueron la leche (32,9 millones), las carnes (15,7) —en particular la de ave— y los huevos (6,3). Los frutales son los que más empujaron la facturación en términos porcentuales (59,9%). Destacó también el avance de elaborados (39,5%), es decir, salteados de algas y vegetales o preparados de tartas, variedades que salen de las industrias para satisfacer la demanda cada vez más elevada de este tipo de productos. En el extremo contrario se situaron los cereales, producto con mayor caída en ventas certificadas (-96,5%) debido a que en 2019 no se registró ninguna importación de terceros países. Tampoco fue un buen año para la castaña. Su facturación mermó hasta un 43% debido a la escasez de lluvias.

La superficie se incrementa un 2,9% el año pasado y un 143% en los últimos diez. La superficie cultivada en la comunidad aumentó un 2,9% el año pasado y un 143% en la última década. La superficie certificada llegó en 2019 a las 34.378 hectáreas. En la última década la extensión dedicada al cultivo ecológico ha aumentado en Galicia un 143,9%.

Lugo cuenta con la mitad del terreno ecológico cultivado. Ourense fue la provincia que más avanzó en términos absolutos durante el pasado ejercicio hasta las 8.631 hectáreas, y A Coruña, en porcentaje, 9,9%. Lugo lidera la tabla con 16.702 hectáreas y posee el 48% del terreno cultivado en toda la comunidad. También se localiza en esta provincia la mayor superficie (1.002 hectáreas) en proceso de conversión. Ourense concentra casi la mitad del suelo en primer año de prácticas (543 hectáreas).

Los operadores aumentan un 2,6% en 2019 y se duplican desde 2010. El ejercicio pasado se cerró con 30 operadores más que el año anterior: 17 elaboradores y comercializadores y 13 productores. Aunque es este último segmento el que lleva el peso (supone el 74,2%). En la última década casi se cuadriplicaron y hoy representan ya el 25,7% de los inscritos, gracias sobre todo al tirón de las empresas que se dedican a vender producto ecológico. Las comercializadoras crecieron en el ejercicio pasado un 35%. Los operadores totales se han más que duplicado en la última década al pasar de 573 a 1.182.

Las algas, al alza. Los operadores de vegetal (435) y animal (395) se mantienen como la cabeza tractora del sector, pero desde 2012 empujan con fuerza otros subsectores vinculados al mar. Con 13 inscritos, la recogida sostenible de algas se anotó en 2019 una subida del 18%.

Dos polos económicos. El análisis por distribución geográfica muestra los dos polos económicos de la comunidad: en las provincias de A Coruña y Pontevedra se localizan el 57% de los comercializadores y elaboradores, mientras que en Lugo y Ourense se encuentran el 57% de los productores

El nuevo reglamento europeo se aplaza hasta 2022

El objetivo de la Unión Europea es triplicar la superficie ecológica en una década y que en 2030 el 25% del terreno agrario de la UE sea orgánico. Una meta que ya fue incluida en el Pacto Verde Europeo y, en concreto, en las estrategias De la granja a la mesa y Biodiversidad 2030. El próximo mes de enero iba a entrar en vigor la nueva normativa de producción ecológica, pero Bruselas ha decidido aplazarla hasta 2022 a causa del COVID-19. “La pandemia y la crisis de salud pública que ha originado representan un reto sin precedentes para los Estados miembros y suponen una pesada carga para los operadores del sector”, se explica el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE). Su prioridad, asegura, es ahora mantener la producción y los flujos comerciales motivo por el cual “no pueden prepararse al mismo tiempo para la aplicación del nuevo marco normativo”. Aunque puede haber algún cambio hasta que se ponga en marcha en 2022, las principales novedades de la futura norma son, entre otras, la entrada de nuevos productos certificados como sal, tapón de corcho, aceites esenciales, lana, mate, capullos de seda, pieles, cera de abeja, hojas de vid o resinas naturales. También entran nuevas especies animales como conejos y ciervos. El nuevo reglamento también introducirá cambios en la producción vegetal, ya que se refuerza la relación entre el cultivo y el suelo. Por ejemplo, se permitirá el uso de material de reproducción vegetativo heterogéneo y se incorporarán criterios más transparentes para la autorización de nuevos productos (plaguicidas, fertilizantes, etc) en la agricultura ecológica. También se permitirá la certificación en grupo, que es una manera de que los pequeños agricultores puedan acceder a la certificación, simplificando trámites administrativos y costes. Y, por último, los productores ecológicos de terceros países tendrán que cumplir las mismas normas de certificación que los operadores de la UE.