Tras los informes oficiales en manos del Ministerio de Transportes y de Audasa que identificaban decenas de deficiencias que ponen en riesgo la seguridad de la AP-9, la concesionaria de la autopista salió ayer al paso para negar la mayor, y asegurar que la infraestructura viaria se “consolida” entre las carreteras más seguras de España y que, además, el peaje es un 0,7% inferior a la media nacional.

En sus cuentas, la empresa sostiene que el precio medio por kilómetro es de 10,87 céntimos frente a los 10,95 en el conjunto de España. Este análisis es válido si de divide el importe total del viaje entre los 220 kilómetros de la vía, pero no refleja la enorme desigualdad de tarifas que se aplican en función de los tramos. Los menos usados porque existe por carretera convencional una auténtica alternativa tienen un peaje barato. Pero en los tramos más demandados y sin vía alternativa, la cosa cambia. Como los 6,3 euros por el tramo A Coruña-Sigüeiro; los 4,9 por el A Coruña-Fene o los 2,7 por el A Coruña-Miño.

Además, estos peajes seguirán subiendo a mayor ritmo que los del resto de autopistas del Estado. La AP-9 es la que más los ha incrementado ya en los últimos cuatro años, porque al aumento anual proporcional al IPC y el tráfico, se suma una subida adicional del 1% hasta 2038 para financiar la inversión que se necesitó para la circunvalación de Santiago y ampliar el puente de Rande.

Este año ha sido una de las únicas tres autopistas de España que han incrementado sus tarifas —algo menos del 1%—, mientras el resto de vías del Estado los mantuvo o incluso redujo. De esta forma, desde el 1 de enero recorrer toda la autopista en un vehículo ligero supone un coste adicional de 20 céntimos.

Audasa también asegura que ha mejorado sus índices de seguridad, con 4,42 accidentes con víctimas por cada 100 millones de usuarios por kilómetro y con 0,13 fallecidos, lo que estaría un 19% por debajo de la media nacional de las 26 autopistas de peaje titularidad del Estado. No obstante, informes oficiales relatan en documentos remitidos tanto a la concesionaria como al Ministerio de Transportes que la vía sufre decenas de deficiencias que ponen en riesgo su seguridad, como muros de sostenimiento y desmontes sin protección, laderas de piedra con desprendimientos, viaductos con grandes desniveles, cunetas demasiado profundas, luminarias sin protección, postes de hormigón junto a la vía, alturas de barreras insuficientes, incluso oxidadas o ya rotas, complicados nudos de acceso y con visibilidad reducida, anchos de arcén en la entrada a la autopista que no cumplen la normativa, desagües sin barrera o altura insuficiente de las barandillas de protección en puentes.

El mal estado de conservación en el que se encuentra uno de los viaductos de la AP-9 ha llevado al Ayuntamiento de Pontevedra a abrir un expediente a Audasa tras las denuncias de vecinos por desprendimiento en el puente. Los técnicos municipales, que acudieron a revisar el estado de este viaducto advirtieron diversas deficiencias en su estructura.