Las batidas del lobo en Galicia son excepcionales. La Xunta solo da luz verde a acciones cinegéticas con un estudio previo y avalado por los técnicos de la Consellería de Medio Ambiente, pero siempre tras constatar los daños causados por los cánidos en las explotaciones ganaderas. Entre 2010 y 2020, en los montes y bosques de la comunidad gallega fueron autorizadas un total de 60 batidas, monterías y esperas que dieron como resultado la captura de 11 ejemplares.

En plena batalla por la decisión del Gobierno central de prohibir la caza del lobo en todo el país que ha llevado al Noroeste a amenazar con impugnar el acuerdo, las declaraciones del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, en una entrevista publicada ayer en este periódico avivaron el enfrentamiento. “No tiene sentido que pueda cazarse esta especie en Galicia por deporte y no pueda hacerse en Asturias”, declaró el alto cargo del Ejecutivo.

Desde la Xunta aclararon que en Galicia, “únicamente se autorizan acciones cinegéticas del lobo por daños y bajo unas condiciones y supuestos muy controlados que, en todo caso, respetan siempre las premisas establecidas en el Plan de Xestión do Lobo”, por lo que es la propia administración autonómica la que actúa de garante de ese nivel de protección requerido. “Con una especie que goza ya es estos momentos de un nivel de protección, el control de los daños causados por el lobo no es un deporte, ni tampoco se toma en consideración ni mucho menos se autoriza como si lo fuera”, advierten desde el departamento que dirige Ángeles Vázquez.

En la última década, la Xunta autorizó un total de 60 acciones de caza sobre el lobo. Los ejercicios que registraron un mayor número de este tipo de actuaciones fueron 2019, con un total de 13, seguido de 2011 y 2012, ambos con ocho, y 2010, con 7. Por el contrario, el año pasado fue el que tuvo un menor número de batidas, tan solo uno. Con estas acciones cinegéticas sobre una especie que el Ministerio de Transición Ecológica ha acordado declararla protegida fueron capturados durante la última década 11 ejemplares, el último en 2013; y fue 2011 el año que registró un mayor número de cánidos cazados (seis). Los otros cuatro fueron abatidos en las cacerías de 2010 (tres cánidos) y 2012 (uno).

Medio Ambiente detalla que el objetivo del Plan de Xestión do Lobo aprobado hace una década es garantizar la viabilidad de la especie, es decir, “el mantenimiento de una población estable en la comunidad, al tiempo que se compatibiliza con la ganadería extensiva y la viabilidad de las explotaciones con las que comparten el territorio”. Por ello, las batidas que se autorizan en la comunidad “son solo una herramienta de las que dispone la Xunta para gestionar dentro de sus competencias esta especie silvestre”.

El Ejecutivo autonómico advierte además de que la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial acarreará la prohibición total de cualquier acción desde el punto de vista cinegético, lo que —augura— provocará “un grave problema de gestión para las cuatro comunidades que albergan más del 95% de los lobos de España”, en alusión a Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León.

Precisamente del lobo habló ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, durante su encuentro en Madrid con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. El jefe del Ejecutivo autonómico apeló a la búsqueda de “puntos de encuentro” y soluciones para que no solo salgan perjudicados los intereses ganaderos con la prohibición de su caza. “Nuestro objetivo no es acabar con esta especie”, reiteró Feijóo.