Una víctima de homicidio que tenía solo 22 años, Ana B. R. Un herido en estado crítico, su novio de 25 años, Álvaro B. F. Y como presunto agresor, el primo de este último, de nombre Diego T. y de 35 años, a quien el varón gravemente herido señaló como el atacante cuando la Policía Nacional llegó al lugar. Los agentes consiguieron hablar con el joven apuñalado en ese primer momento, antes de su traslado urgente al hospital. El ataque se cometió con un cuchillo de cocina de “considerables” dimensiones, de al menos veinte centímetros de longitud.

Fue un crimen de madrugada en el número 7 de la calle Juan Fernández de Gres, en el barrio de A Batundeira de la parroquia ourensana de Velle. La pareja residía en la zona desde hacía pocos meses, en una casa contigua a la del detenido. Sobre las cinco de la madrugada este llamó al timbre y, cuando le abrieron la puerta, se produjo el ataque, “inopinado y con una violencia altísima”, subrayó el comisario principal de Ourense, Juan Carlos Blázquez. La joven sufrió entre siete y diez cuchilladas —a falta del informe de autopsia del forense— que resultaron mortales.

No constaba ni mala relación ni conflictos previos, ni discusiones ni agresiones anteriores. Tampoco existían signos de fuerza en la entrada del domicilio que indicara ninguna hipótesis distinta a que le abrieron voluntariamente. “Son familia y se conocen; a altas horas de la madrugada no se abre a nadie si no se le conoce o si hay un problema previo. Suponemos que pudo deberse a un brote psicótico o algo similar”, barajaba ayer el jefe de la Policía Nacional en la provincia de Ourense. Cuando los agentes llegaron a la vivienda de Velle y fueron informados de quién era el presunto autor, hicieron una requisa en la zona y localizaron al agresor en su casa, adonde se había marchado tras el ataque. No ofreció resistencia alguna.

Se encontraba “en un estado catatónico, alejado de la realidad, creo que no era consciente de lo que pasaba”, manifestó Blázquez, quien también dijo que el atacante tenía antecedentes de problemas psiquiátricos. Se investiga si llevaba tiempo sin tomar la medicación pautada. El forense determinará el estado mental del investigado —así lo acordó ayer el magistrado de guardia— para resolver si está en condiciones de comparecer por estos hechos en el juzgado, entre hoy y mañana.

El objetivo es establecer si puede declarar, mediante un examen preliminar de capacidades, para que el juez, atendiendo a la evaluación realizada por el Instituto de Medicina Legal (Imelga), en el propio momento de puesto a disposición judicial, resuelva si procede su ingreso en prisión o una estabilización previa, con un tratamiento en el hospital. Posteriormente, en el transcurso de la fase de instrucción judicial, el examen psicofísico proseguiría para que los forenses determinen si el detenido puede ser imputable, es decir, responsable penal de estos hechos. Esto requiere, en todo caso, un examen psiquiátrico más exhaustivo y la decisión final —si hay eximentes, atenuantes o proceden medidas de seguridad— no se conocería hasta la propia sentencia.