El Noroeste tiene el respaldo de los ganaderos en su cruzada contra la decisión del Gobierno central de declarar el lobo una especie protegida y, en consecuencia, prohibir su caza en todo el territorio. En la actualidad, en Galicia, Asturias, Castilla y León y Cantabria, territorios que concentran el 95% de los cánidos de toda España, están permitidas acciones cinegéticas para controlar le presencia del lobo, unas actuaciones que están reguladas a través de los planes de gestión de cada comunidad.

A la cadena de reacciones en contra del acuerdo del Ministerio de Transición Ecológica tomado en la comisión estatal de Biodiversidad el pasado 4 de febrero, se suma el sector ganadero gallego. Desde el sindicato Unións Agrarias, su secretario xeral, Roberto García, defiende la caza como “el único instrumento regulado” que hay para poder desplazar a las poblaciones de lobos de las zonas con explotaciones agroganaderas.

En una entrevista a Radio Nacional (RNE), Roberto García calificó de “artificial” el debate generado después de que el departamento dirigido por Teresa Ribera acordase incluir al lobo en el Listado de Especies Silvestres de Especial Protección (Lespre). Una decisión que se adoptó sin el consenso comprometido con las comunidades loberas en la reunión de la comisión de Biodiversidad del pasado mes de septiembre, según cuestionó en declaraciones a este periódico la directora xeral de Patrimonio Natural, Belén do Campo.

Para el secretario xeral de Unións Agrarias, “no existe un problema” de conservación del lobo y la discusión sobre si darle mayor protección tiene como “debate de fondo” si “es necesario prohibir la utilización de la caza como elemento disuasorio” de zonas en las que se producen ataques.

60 batidas en una década

Desde el año 2010, la Xunta autorizó un total de 60 batidas, monterías y esperas que un total de 11 ejemplares capturados, según datos de la Consellería de Medio Ambiente. Un requisito obligado para examinar la solicitud de una acción de caza deben acreditarse los daños ocasionados a la cabaña ganadera y para que finalmente obtenga el visto bueno debe estar avalada por informes técnicos.

Desde el sector ganaderos niegan que haya un “problema” de desaparición de la especie porque en una década los ataques del cánido a las explotaciones pasaron de “casi 200” a “cerca de 1.000”.

“La caza es el único instrumento regulado que tenemos (...). Dejar sin ese instrumento es apelar a la ley de la selva, que cada uno ponga la justicia por su mano”, argumentó Roberto García.

Ante la posibilidad de que la actividad cinegética pase a estar prohibida con el lobo y se abogue por modelos de control diferentes, el secretario xeral de UUAA censuró que se intente “ponerle deberes” a los ganaderos y a sus “ingresos pequeños” con “un salario público y desde una ciudad”.

El colectivo descarta que el lobo contribuya a mantener a raya a los jabalíes, que también provocan daños en las explotaciones. “El lobo va a atacar a los animales que supone menor riesgo, como al ganado, mientras que los jabalíes pueden suponer un 8 o un 10% de su dieta”, detalla el secretario xeral de UUAA. al tiempo que denuncia los ataques “permanentes” a los caballos gallegos, especie de la que “hace cinco o 10 años” había 17.000 ejemplares y ahora hay 10.000.