Garita de Herbeira, en Cedeira. |

Casi 1.500 kilómetros. Es la extensión de la costa gallega, que suma casi el 20% del litoral de toda España, aunque si se tienen en cuentan las islas y las marismas de la comunidad el recorrido sobrepasa los 2.500 kilómetros, una longitud que supera la distancia entre A Coruña y Berlín. No solo en las últimas décadas, sino también en siglos pasado cientos de construcciones se levantaron a pie del mar en Galicia. Pero con el paso del tiempo, muchas han caído en desuso o han sufrido un importante deterioro y el proceso de rehabilitación para darles una segunda oportunidad es complejo por encontrarse dentro del dominio público marítimo-terrestre y por exigir un engorroso trámite regulado por la Ley de Costas. Ante esta situación la Xunta ha decidido proponer al Gobierno central una modificación de la normativa “para devolver el valor patrimonial” a los inmuebles situados en el litoral gallego y permitir, de forma más ágil y fácil, que puedan reformarse y destinarse tanto a usos privados —residenciales o turísticos— como públicos.

En el catálogo elaborado por la Consellería de Medio Ambiente, figuran 361 inmuebles, agrupados en 299 conjuntos de bienes, como potenciales beneficiarios de su propuesta de modificación de la Ley de Costas. La mayoría están en la provincia de A Coruña, 191 bienes (el 64% del total), seguida de la de Pontevedra, con 89 (el 30%), y la de Lugo, con 19 (el 6% restante). Molinos, escuelas, faros, edificios residenciales, industriales, así como de ocio y hostelería están en la lista de edificaciones inventariadas por la Xunta. Entre ellos destacan una quincena de construcciones de la provincia coruñesa incluidas en el Catálogo del Patrimonio Cultural de Galicia.

Una de las construcciones más icónicas recogidas en esta lista es la Terraza de Sada, la única del área metropolitana incluida en el listado. Se trata de una construcción modernista realizada en madera, hierro y vidrio. Fue trasladada desde los jardines de Méndez Núñez de A Coruña en 1920 y su equipamiento fue reformado en 1970. Construida como una edificación efímera, es uno de los símbolos de Sada y es un bien de interés arquitectónico, patrimonial y ambiental, aunque presenta un estado de conservación “regular”, según recoge su ficha en el Catálogo de Patrimonio Cultural de Galicia.

De la comarca del Eume, la Xunta propone la recuperación de un molino en Esteiro de Ombre, una pequeña construcción en cachotería de pizarra rehabilitada recientemente que no conserva ningún elemento para la molienda.

En Camariñas también hay un molino, reformado en 2011 y 2014 como vivienda unifamiliar. Presenta un buen estado de conservación, tanto la edificación como los canales.

Otro molino en Carnota aparece en el listado de bienes a recuperar. En este caso, el inmueble ubicado en Lariño es un molino de viento de planta circular que conserva el formal de piedra. Es una obra de finales del siglo XVIII. Su uso original estaba destinado a la molienda de maíz y trigo. Según detalla la ficha del Catálogo de Patrimonio Cultural de Galicia, cuenta con edificación desaparecida y no concuerdan las coordenadas con la parcela, no aparece situado en la cartografía municipal.

El catálogo de la Xunta incluye la conocida como Garita da Herbeira, en Cedeira, una antigua construcción de piedra con techo abovedado, levantada en el siglo XVIII pero reconstruida en 1805. Formaba parte de una serie de puestos de vigilancia marítima a lo largo de toda la costa. En el año 2013, la garita y su entorno fueron objeto de trabajo de restauración y rehabilitación.

De Muxía figura la rectoral de Nosa Señora da Barca, una edificación con planta en forma de L, muros de mampostería de granito, cubierta a dos aguas de pizarra. Recientemente ha sido consolidada y presenta un buen estado de conservación.

En A Costa da Morte destaca la fábrica de Sal de San Roque, en Fisterra, un inmueble que en la actualidad está destinado a vivienda.

En la lista también está el castillo de Aguiño (Ribeira), una edificación de finales del siglo XVIII levantada como fábrica de pescado y salazón.

En Boiro figuran varias construcciones, entre ellas la fábrica de cerámica, conocida como Fornos do Chazo. Se trata de un horno de tejas aunque también se especula con la posibilidad de que fuese usado para fundición de metal (oro y estaño de O Barbanza). Del mismo municipio hay otro inmueble en el catálogo de la Xunta: el pazo de Goiáns, fundado en el siglo XV y reconstruido en el XVI por Domingo de Andrade, autor de la Torre de la Berenguela de la Catedral de Santiago.

Entre los inmuebles de la provincia a los que se les pretende dar una nueva vida destacan también el Pazo da Merced en Neda; el cuartel de Marinería en Ferrol, el cine Millán en Ribeira o una carpintería en Outes.

La Xunta propone una doble modificación de la Ley de Costas, tal y como avanzó ya la semana pasada este periódico. Por una parte, pretende dejar claro, a través de la disposición transitoria décima del reglamento general de costas, que el cambio de destino de un edificio en servidumbre de protección que inicialmente tenía un uso residencial de vivienda y que, posteriormente, se quiera dedicar a uso hostelero, o viceversa, no puede entenderse como un cambio de uso, “sino como una continuación del mismo”.

El segundo cambio está orientado a facilitar las reformas y rehabilitación en todos los bienes del litoral que no sean BIC pero sí gocen de algún tipo de protección, porque la fórmula vigente para intervenir esos edificios abandonados es tremendamente compleja, ya que establece un cauce extraordinario que exige como paso previo la autorización del Consejo de Ministros.

Con estas modificaciones, según destaca el Ejecutivo autonómico, se facilitaría la recuperación de construcciones en el litoral que actualmente están en desuso y en muchos casos, presentan un grave estado de abandono o ruina. Además, este cambio —alega la Xunta— daría mayor seguridad jurídica para permitir la autorización de usos residenciales, hosteleros, recreativos o equipamientos, públicos o privados en construcciones tradiciones preexistentes a la Ley de Costas de 1988.