Amado y odiado, reverenciado y temido, amparado y perseguido, el lobo está en el centro de la polémica en España. Y también en Europa. Es, tal vez, el animal que más controversia provoca entre los seres humanos. Porque, tras haber sido casi exterminado hace un siglo, excepto en pequeñas áreas de los Balcanes, Italia y España, está volviendo a colonizar el continente desde hace dos decenios. Y eso implica litigio, querella, discusión, conflicto.

La intención del Ministerio para la Transición Ecológica de proteger a la especie en toda España, y no solo al sur del río Duero como hasta ahora, ha desatado un intenso debate y el rechazo frontal de ganaderos, las asociaciones agrarias y los gobiernos autonómicos del Noroeste —Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León—, donde habita el 95% de los lobos ibéricos. Cada país aborda la situación del lobo de manera diferente. Y en casi todos los casos se aplica el método de “prueba y error”, modificando las legislaciones a medida que se comprueba que no funcionan. Esta es la situación del lobo en los países europeos y cómo se aborda en cada uno de ellos su gestión.

Portugal. El lobo está estrictamente protegido en el país, al haber sido clasificado como especie “en peligro de extinción” en el año 1988. En Portugal hay en la actualidad unos 300 lobos y entre 50 y 60 grupos, según estudios realizados entre 1994 y 1996 y entre 2003 y 2004. Pese al amparo legal del que goza, el lobo no se está recuperando en el país luso, circunstancia que algunos autores y los grupos ecologistas achacan a la “mortalidad no natural”, en especial a la caza ilegal y al uso de veneno.

Francia. La especie, desaparecida en el país hace algo más de un siglo, reapareció en 1992 en los Alpes, procedente de Italia. Poco a poco fue ampliando su territorio y en la actualidad hay unos 580 ejemplares. El plan de gestión del lobo en Francia incluye un listado de acciones no letales a realizar antes de abatir a un ejemplar que cause daños. Son las que señala la Unión Europea: tener un cercado, un plan de explotación ganadera y un perro de custodia. Si esas tres acciones fallan, el Gobierno puede autorizar la caza de los ejemplares que atacan al ganado. Las ayudas públicas cubren el 80 por ciento de los costes de vigilancia, perros y vallas, y el 100 por ciento de los análisis de vulnerabilidad. Pero los ataques han aumentado: pasaron de 3.215 en 2009 a 12.451 en 2019, y las administraciones dedican 25 millones de euros al año para la protección de los rebaños y 3,5 millones para compensación de daños.

Italia. La especie está estrictamente protegida desde 1971, lo que favoreció la “reconquista” de los macizos alpinos y su posterior “regreso” a Francia en 1992 y a Suiza y Alemania en 1995. En Italia viven en la actualidad unos 2.000 lobos. La convivencia con los ganaderos se desarrolla sin grandes sobresaltos en el parque nacional de los Abruzos, donde la especie siempre ha estado presente, pero es muy conflictiva en las regiones en las que el animal reapareció recientemente, como el Piamonte, Venecia o la Toscana. Son víctimas de la caza furtiva entre 200 y 300 lobos cada año, lo que ha llevado al Gobierno a plantearse autorizar el sacrificio de una cuota de ejemplares, propuesta que ha cosechado el aplauso de los ganaderos y la censura de los conservacionistas. En Italia puede haber permisos excepcionales para eliminar ejemplares que provoquen muchos daños, pero antes deben haber fallado las mismas medidas que en Francia: tener un cercado, un plan de explotación ganadera y un perro de custodia.

Suiza. La población actual de la especie se sitúa entre 40 y 80 ejemplares. Cada año se registran en Suiza entre 300 y 500 reses muertas por ataques de este depredador. Hasta el año pasado solo se permitía excepcionalmente la eliminación de aquellos ejemplares que hubieran causado la muerte de 25 cabezas de ganado en un determinado lugar y en el plazo de un mes. Pero la presión de los ganaderos llevó al Gobierno a plantear que la especie pasara de estar “estrictamente protegida” a “protegida”. El Gobierno y el Parlamento federal aprobaron una ley de Caza que autorizaba la eliminación preventiva de aquellos lobos que fueran avistados demasiado cerca de poblaciones o explotaciones ganaderas, pero un referéndum celebrado el pasado 28 de septiembre obligó a anularla. El 51,92 por ciento de los votantes rechazaron la nueva ley. El “no” a la norma triunfó en las zonas urbanas, pero perdió en las rurales.

Alemania. El lobo había desaparecido de casi todo el país a finales del siglo XIX. Hace un cuarto de siglo, lobos llegados desde Italia se “reinstalaron” en Alemania, y ejemplares procedentes de Polonia hicieron lo propio a principios de este siglo. En la actualidad se estima que hay 73 manadas y 60 parejas reproductoras. El aumento de la población del lobo está siendo especialmente notable en áreas de entrenamiento militar (donde no pueden entrar los cazadores), más incluso que en las zonas protegidas, donde existe caza furtiva. Curiosamente, cuando las manadas crecen y se mueven hacia otros territorios, lo hacen asentándose siempre en terrenos controlados por el Ejército. La especie está estrictamente protegida por la ley federal de Conservación de la Naturaleza. Un sondeo ha revelado que el 80 por ciento de los alemanes juzga “positivo” el retorno del animal, pero las quejas de los ganaderos han llevado al Gobierno federal a anunciar que les permitirá disparar contra los lobos que se acerquen demasiado a sus rebaños, lo que ha provocado el rechazo de los ecologistas. Hasta ahora solo se eliminaban lobos cuando existían “daños considerables”. El Gobierno compensa las pérdidas y otorga ayudas para instalar vallas electrificadas.

Austria. El lobo ha vuelto al país en los últimos años. Está estrictamente protegido. El consejo del parque nacional de Hohe Tauern, ha señalado que el lobo es bienvenido si llega por sí mismo de forma natural. De acuerdo con esta política, las autoridades del parque no reintroducirán proactivamente esta especie, como se llegó a plantear. Sí pretenden concienciar a la población de la región de los beneficios de la presencia del lobo y establecerán compensaciones por los daños al ganado. Se está experimentando la utilización de perros guardianes de la raza gran pirineo para la protección de las ovejas. El 74 por ciento de los austriacos opina de forma “positiva” o “muy positiva” sobre el regreso de la especie y rechaza crear zonas libres de lobos.

Hungría. El lobo habita en las montañas del norte del país, en el parque nacional Aggteleki y sus alrededores, aunque se han avistado también ejemplares en la parte sur de la llanura entre los ríos Danubio y Tisza y en la llanura de Drava. La especie goza de protección estricta, pero pueden cazarse algunos ejemplares si causan problemas. El Gobierno compensa los daños a la ganadería. El programa Life de la UE desarrollado entre 2001 y 2006 logró aumentar significativamente la concienciación social sobre la necesidad de proteger al lobo, incluso en la zona rural. Hungría colabora con Eslovaquia en la conservación del lobo en las zonas limítrofes.

Eslovaquia. El lobo gris está estrictamente protegido en el país, aunque se aprueban excepciones para los ejemplares que matan ganado de forma continuada. Son, en todo caso, controles de población puntuales, selectivos y discriminados. El Gobierno compensa los daños.

República Checa. El lobo se ha vuelto a ver en el país desde hace un lustro, en el parque natural de Broumov, cerca de la frontera con Polonia, y ya ha provocado protestas ganaderas. El regreso de la especie fue calificado como un “gran éxito medioambiental” por el Gobierno, la mayor parte de la ciudadanía y los ecologistas, pero los escasos ejemplares asentados en el país se han convertido en un quebradero de cabeza para los ganaderos. La ley establece que los daños deben ser sufragados por el Estado, pero los afectados se quejan de que la imposibilidad de documentar todas las bajas provoca que las indemnizaciones no cubran las pérdidas. Los ganaderos prueban métodos para ahuyentar al depredador, como las guardias nocturnas.

Polonia. El lobo quedó al borde de la extinción tras una campaña de erradicación desarrollada entre 1951 y 1974. Posteriormente, los lobos fueron recolonizando progresivamente Polonia, donde se calcula que hay en la actualidad entre 1.000 y 1.500 ejemplares, la inmensa mayoría, al este del país, en los montes Bieszczady, aunque desde principios de este siglo han empezado a verse también en la parte occidental. La caza se prohibió en 1988 y la especie está en la actualidad estrictamente protegida.

Países Bálticos. El lobo es especie cinegética y, en consecuencia, su caza está permitida en algunos periodos a lo largo del año en Estonia, Letonia y Lituania, países que suman unos 1.200 ejemplares. En abril de 2018 el lobo fue declarado “animal nacional” de Estonia por varias asociaciones del país.

Finlandia. En la actualidad hay unos 200 ejemplares. El lobo está protegido, aunque hasta 2019 podía ser cazado con un permiso específico en zonas en las que fuera considerado “una amenaza”. Este subterfugio permitió sacrificar decenas de ejemplares, pero el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió en octubre de 2019 una sentencia que obliga, antes de eliminar a un lobo, en primer lugar, a acreditar y justificar un estado de conservación favorable de la especie (algo que no ocurre en Finlandia), y, en segundo lugar, a buscar métodos no letales para evitar los daños. Y solo excepcionalmente, si fallan las medidas anteriores, se pueden autorizar “medidas de control selectivas y discriminadas (sobre los ejemplares que causan los daños) para no deteriorar el estado de conservación de la especie”.

Suecia. Se realizan censos anuales de la población del lobo. Suecia cuenta con unos 350 ejemplares y autoriza de vez en cuando campañas de caza, pese a la oposición de los defensores del depredador. El lobo está protegido, pero el Parlamento establece cada año cuántos ejemplares pueden sacrificarse, como máximo —normalmente entre 20 y 30—, para minimizar los ataques al ganado. Existe caza furtiva, que el Gobierno persigue y castiga con dureza. Hay opiniones contrapuestas, mientras que la Federación de Caza aboga por mantener la población de lobos en torno a 150 ejemplares, las organizaciones ambientalistas reclaman más diálogo y más ayudas para paliar los daños a la ganadería y atribuyen parte del problema a que la Administración decide las políticas de gestión de la fauna silvestre sin hablar con los interesados.

Noruega. La población de la especie se sitúa entre 105 y 112 ejemplares, pese a lo cual todos los años se sacrifican lobos por la presión de los ganaderos. Existen zonas protegidas donde está prohibido cazarlos. En 2017, el Gobierno noruego autorizó la muerte de 42 lobos, lo que provoco durísimas críticas de los defensores de la especie, pero también de sus detractores, que querían que se sacrificaran 50. La organización ecologista WWF llevó al Gobierno a los tribunales al considerar que esa decisión violaba las leyes y la Constitución y la Convención de Berna sobre Conservación de la Naturaleza. El juez paralizó algunas cacerías.

Rusia. Es especie cinegética. Se estima que hay unos 30.000 ejemplares. El hábitat del lobo gris abarca casi todo el país. Son mucho más grandes que sus congéneres del sur y muy agresivos: se han registrado ataques a humanos. En lugares donde la población es elevada está permitido utilizar helicópteros y motos de nieve para cazarlos. La temporada de caza abarca todo el año.

Rumanía. Es el segundo país con mayor población de lobos de Europa, por detrás de Rusia: suma entre 2.500 y 3.000 ejemplares. Rumanía dejó de ser coto de caza de osos, lobos y linces en 2016, pero solo por nueve meses, pues la presión de los ganaderos llevó al año siguiente al Gobierno a autorizar la eliminación o el traslado de 97 lobos considerados “molestos”, lo que originó fuertes críticas de los ecologistas. Este año la temporada de caza del lobo será del 15 de septiembre al 31 de diciembre. Los participantes deben pagar 400 o 500 euros según el trofeo cazado, 100 euros por pieza herida y no recuperada, 50 euros por cada disparo fallado y una “tarifa de organización” de 100 euros por persona y día.

Grecia. La población del lobo se sitúa entre 500 y 1.000 ejemplares. Está estrictamente protegido y el abandono rural está siendo aprovechado por la especie para recolonizar territorios en las zonas montañosas. El Gobierno compensa a los ganaderos por los daños. La caza furtiva, según los expertos, pone en peligro el futuro de la especie.

Serbia. Cuenta con entre 800 y 1.000 lobos. El animal no está considerado especie amenazada. Está protegido en la provincia de Voivodina, pero no en el resto del país, donde la caza está permitida.

Croacia. Hay unos 200 lobos. La especie está protegida, aunque se autorizan los sacrificios selectivos de aquellos ejemplares que provocan graves daños a la ganadería.

Caza. El lobo se puede cazar en Bielorrusia, Ucrania, Bulgaria, Macedonia y Bosnia, y hay empresas españolas que organizan “viajes cinegéticos”, principalmente, en otoño e invierno. Se desconoce el número de lobos en Albania, donde están protegidos, igual que en Eslovenia. Desde 2011, Países Bajos, Bélgica y Dinamarca han informado de avistamientos de lobos, presumiblemente por migración de los países vecinos, aunque oficialmente aún se la considera especie extinta.