En el año marcado por el COVID, los sanitarios han tenido que hacer frente a la pandemia y a los efectos colaterales. Ansiedad, estrés, tensión acumulada, depresión... Estar atendiendo a diario a enfermos o familiares poco pacientes o con la paciencia agotada desata enfrentamientos que en ocasiones va más allá y acaba con una agresión al profesional.

La crisis sanitaria actual potenció la figura del llamado interlocutor policial, cuya intervención el año pasado permitió reducir los ataques a los profesionales sanitarios un 33% respecto al ejercicio anterior, según el balance presentado ayer por la Policía Nacional en un acto en el que participaron el comisario general de Seguridad Ciudadana, Juan Carlos Castro; el jefe de la Unidad Central de Seguridad Privada, Manuel Yanguas; y el interlocutor policial nacional sanitario, Javier Galván.

En 2020, los profesionales de la salud interpusieron un total de 197 denuncias por agresiones, de las que 14 se registraron en Galicia, el 7% del total. Pontevedra está a la cabeza del ranking autonómico, con 8 denuncias. Las seis restantes proceden de sanitarios en las provincias de A Coruña (3) y Ourense (otras 3).

Con el estallido de la pandemia, la figura del interlocutor policial ha vivido un punto de inflexión entre las funciones que venía desarrollando habitualmente y la asunción de nuevas competencias con el sector sanitario, según destacan desde la Policía Nacional. La actual situación de pandemia ha potenciado esta figura, con casi 8.000 contactos realizados en España durante el estado de alarma, desde mediados hasta finales de junio.

Su labor continúa actualmente, con actuaciones en numerosas provincias con la gestión y la protección de las vacunas y, sobre todo, en la supervisión de la cuarentena domiciliaria. La Policía Nacional, a través del interlocutor policial sanitario, formado por un total 59 agentes, ha dado un paso más para afianzar la relación de asistencia y cooperación con los profesionales de la salud.

Esta unidad no solo se dedica a agresiones a sanitarios, sino que en los momentos más difíciles de la pandemia, también ha actuado como enlaces eficaces para la gestión sanitaria.

De los datos analizados, se ha corroborado que los martes y los jueves son los días con mayor incidencia, en una franja horaria comprendida entre las 10.00 y las 13.00 horas. El perfil del agresor detenido suele coincidir con el de un varón de entre 36 y 55 años y de nacionalidad española, mientras que la víctima es una mujer en el 51% de las ocasiones, de edad similar y también de nacionalidad española.