Galicia es líder en producción de leche, de pizarra, de granito, de cuarzo, de turismo termal, de peletería, de exportación de madera… Pero también tiene el dudoso honor de ser la líder en aldeas abandonadas. No hay en España una comunidad que cierre cada año tantos pequeños núcleos rurales como la gallega. En 2020 fueron uno cada semana. Aunque también destruye más porque cuenta con un mayor número. De las 77.00 entidades de población que existen en España, Galicia acoge a 28.500.

Los pueblos deshabitados en la comunidad ya rozan los dos millares (1.863). Este récord histórico supone un terció más que hace una década, según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE). El año pasado 50 aldeas se quedaron vacías, una cifra que se mantiene constante en cada uno de los últimos ejercicios.

El éxodo de los habitantes de estos núcleos a las áreas urbanas unido al desplome de la natalidad están detrás del incremento continuo de las aldeas que se quedan sin vecinos. Y el proceso no se va a revertir a medio plazo porque el crecimiento demográfico en Galicia sigue siendo negativo. En 2019 hubo 15.783 nacimientos. Es la cifra más baja desde que comenzaron los registros en 1941. En los seis primeros meses del pasado año fueron 7.562, también menos que entre enero y junio de 2019.

Por el contrario, las muertes durante 2019 casi duplicaron (31.268) a los alumbramientos. Y en los seis primeros meses de 2020 el panorama no cambió. Se produjeron 16.518 defunciones, también más que en el primer semestre del año anterior. La diferencia entre partos y fallecimientos, el saldo vegetativo, está en negativo desde 1988. La caída de la natalidad impide el relevo generacional en la comunidad, un problema que afecta a la práctica totalidad de los concellos.

Y la previsión no es solo que no cambie la tendencia ni que se detenga el abandono de las aldeas gallegas, sino que se ha acelerado en los últimos años. Desde que arrancó el siglo XXI, se ha disparado un 73% el número de núcleos poblacionales que han quedado desiertos. En 2001 había poco más de un millar (1.076). Ahora rozan los dos millares.

Hoy habitan Galicia 30.000 personas menos que en el año 2000 y hay 787 enclaves vacíos más que al comienzo del milenio. Han quedado abandonados por tanto 40 núcleos de población de media cada año, circunstancia que afecta a las cuatro provincias, aunque no con la misma intensidad.

Pero el gran problema no son solo las 1.863 aldeas abandonadas gallegas que se enfrentan a un futuro nada halagüeño salvo que algún inversor compre alguna para luego restaurarla. La gran amenaza es el millar de núcleos (1.060) en los que solo viven una o dos personas.

En total, 2.923 pueblos están abandonados o a punto de quedarse sin habitantes en Galicia. Esta cifra representa algo más del 10% de los 28.500 núcleos poblacionales que hay repartidos por la comunidad.

Y si se amplía el foco, el panorama es aún más desolador. De estas 28.500 aldeas, el 40% posee menos de 10 habitantes, por lo que tienen muchos boletos para quedarse abandonadas una vez que sus últimos moradores mueran o se marchen a un núcleo más grande.

El norte de la comunidad es el que más acusa el fenómeno del abandono de aldeas. A Coruña y Lugo aglutinan el 83% de los pueblos fantasma de Galicia. Lugo tiene 853 en los que no vive nadie, el 45,7% del total, mientras que en A Coruña son 664, el 35,6%.

El sur aguanta mejor. En Pontevedra había 179 aldeas deshabitadas a finales de 2020. En Ourense eran 167. Pese a estas cifras, la tendencia de núcleos deshabitados se ha generalizado en toda la comunidad: ya no hay ninguna comarca gallega que no tenga alguna aldea sin habitantes.

De las que están a punto de desaparecer, con solo uno o dos habitantes, las provincias del norte vuelven a contar con la gran mayoría. De las 1.060 que hay en Galicia, A Coruña y Lugo tienen el 82% del total. Y esta última posee más de la mitad de las que existen en la comunidad: 549. En A Coruña había a finales del año pasado 323 núcleos con uno o dos vecinos.

Las provincias del sur vuelven a aguantar mejor. Mientras en Ourense se contabilizaron 113 aldeas a punto de quedarse sin vecinos, en Pontevedra había 76.

El abandono de los pequeños núcleos rurales es una de las consecuencias del gran problema demográfico en el que ya está instalado Galicia desde hace varias décadas: no existe relevo generacional.

Cartas bajo la puerta para encontrar al dueño

Galicia tiene activas varias iniciativas para poner en el mercado las aldeas abandonadas. Una de ellas es de la Xunta que ultima la puesta en marcha de una plataforma para que los ayuntamientos registren los núcleos rurales abandonados que tienen en su municipio y que los dueños ofrezcan sus inmuebles en venta o alquiler. En la plataforma aparecerán datos como la descripción del inmueble, referencia catastral, situación urbanística, superficie, precio de venta o alquiler. Además, como adjuntos se podrán añadir fotos y planos, el estado del inmueble... También hay iniciativas privadas como la del portal especializado aldeasabandonadas.com, que cuenta con medio centenar de núcleos en venta, un 27% más que hace dos años: 25 de ellos están en la provincia de Lugo, 17 en la de A Coruña, 8 en la de Ourense y los otros dos en la de Pontevedra La agencia inmobiliaria Galician Country Homes también tiene en su cartera aldeas abandonadas. Su dueño es Mark Adkinson, un británico de Manchester, que lleva 43 años en Galicia. Tiene una forma muy peculiar de contactar con los propietarios: un miembro de su equipo está continuamente en la carretera, dejando cartas en las propiedades abandonadas con la esperanza de localizar a sus propietarios y devolverlas al mercado. Según destaca Mark Adkinson, Galician Country Homes es un negocio familiar que fue creado para dar un servicio de venta y restauración de propiedades rústicas en toda Galicia.