El estallido del COVID golpeó de lleno en el mercado inmobiliario. Ante la ola de ERTE, cierres de negocios, despidos y una situación laboral y económica incierta, el alquiler es la opción más demandada frente a la compra, que exige de un mayor desembolso y de garantías financieras para hacer frente al pago de la hipoteca. Sin embargo, el temor a impagos por una crisis que no distingue sectores ni territorios ha llevado a cientos de propietarios en Galicia a retirar su piso del circuito de comercialización, lo que ha dejado la oferta para arrendamiento en mínimos, con tan solo 4.650 viviendas disponibles.

Estos dos factores, la creciente demanda y el cada vez más reducido mercado del alquiler, han provocado un repunte de los precios en el arranque del año pese a la crisis provocada por la pandemia. Quien busque hoy un piso en arrendamiento en Galicia tiene que pagar un 4,3% más que hace un año frente a la caída del 3,6% en el conjunto del país, según datos publicados ayer por el portal inmobiliario Fotocasa.

Este encarecimiento convierte a la comunidad gallega en una de las cuatro autonomías en las que sube el precio en el primer trimestre del año, por detrás de La Rioja (10,3%) y Asturias (8,4%) y empatada con Castilla y León (4,3%).

Con el verano a la vuelta de la esquina y con las viviendas turísticas convertidas en la opción más demandada por los turistas frente a los hoteles por las garantías de seguridad que ofrecen al no tener zonas comunes, la patronal inmobiliaria advertía ya el mes pasado de un inminente trasvase de pisos del mercado tradicional del alquiler al vacacional. Esta estampida no hará más que restringir todavía más la escasa oferta de arrendamiento en Galicia y, en consecuencia, encarecerá los precios de los inmuebles disponibles.

“Si la coyuntura sanitaria es similar a la que había en verano de 2020, a partir de mayo habrá una vuelta de la vivienda vacacional que se había ido al circuito tradicional al mercado turístico, en especial en las ciudades de A Coruña, Santiago y Vigo”, auguraba el mes pasado Benito Iglesias, presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).

La mayoría de los inmuebles que siguen anunciados en las agencias o portales inmobiliarios llevan meses sin encontrar nuevo inquilino, bien porque su estado de conservación no es el adecuado o porque el precio es desorbitado. Se trata de pisos en municipios con escasa o nula demanda, en un tercero o cuarto sin ascensor o a precios desfasados.

A día de hoy hay lista de espera para pisos de alquiler en las agencias inmobiliarias. Es tal la demanda de viviendas para arrendar que aquellas con más demanda (con ascensor, precios que se ajustan a mercado y en buen estado de conservación) ya tienen cientos de interesados esperando una llamada de la agencia nada más les entre un inmueble de estas características. Estas propiedades ya ni llegan a anunciarse en los escaparates de las agencias.

La crisis del COVID no ha hecho más que fomentar la demanda del mercado del alquiler, una opción más accesible que la compra. En la actualidad el 14% de los hogares gallegos son en régimen de arrendamiento: más de 172.000 frente a los poco más de 111.000 de hace diez años, lo que supone un 55% más y cinco puntos más de la tasa que representaba entonces en el conjunto del mercado residencial (9%).

En el caso de las ciudades, se pasó de 63.000 pisos arrendados en 2010 a más de 103.000 a día de hoy, un 64% más. Y de las siete urbes gallegas, A Coruña es la que concentra el mayor volumen de hogares en régimen de arrendamiento, el 14% del total de su mercado residencial.

Tendencia

En el conjunto del país, los precios del alquiler cayeron un 3,6 % respecto al primer trimestre de 2020. Ya en el arranque de este año comenzó a detectarse un parón del crecimiento interanual en las tarifas después de 66 meses de subidas en cadena (de agosto de 2015 hasta diciembre de 2020) pero no fue hasta febrero cuando el precio llegó a descender un 1,7% por primera vez. En un año de pandemia (de marzo de 2020 a marzo de 2021) el precio del alquiler en España ha caído en dos ocasiones hasta llegar al 3,6% de marzo de 2021.

Desde enero de este año, los precios empezaron a caer en el conjunto del país por los descensos registrados en ocho comunidades, siendo los más causados los de Cataluña (8,7%), Madrid (8,6%), Canarias (5,9%), Comunidad Valenciana (4,1%), Baleares (3,4%) y Andalucía (1,8%).

Las comunidades que más descensos interanuales han experimentado en este año de pandemia son Canarias (con 11 descensos), Baleares (10), Madrid (8), Cataluña (6), Comunidad Valenciana (3), País Vasco (2) y Andalucía (2).

Por el contrario, los lugares en los que no se han producido descensos interanuales en el primer año de COVID han sido Murcia, Navarra, La Rioja, Galicia, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cantabria, Asturias y Aragón.

Un déficit de 20.000 viviendas y 300.000 vacías

Salen más de los que entran. Esta es la situación que atraviesa el mercado residencial de arrendamiento en Galicia desde que estalló la crisis del COVID. Apenas se ofertan nuevos pisos y cada vez más propietarios prefieren tener sus viviendas vacías a arrendarlas por la coyuntura económica derivada de la pandemia que dibuja un futuro de dificultades en buena parte de los hogares y, en consecuencia, de afrontar las facturas que llegan cada mes.

El sector inmobiliario en la comunidad cifra las necesidades del mercado en las siete principales áreas metropolitanas en 20.000 viviendas para arrendamiento. La patronal gallega augura que con esta bolsa de viviendas en el régimen de alquiler se conseguiría una oferta generosa que cubriría una demanda constante y creciente, con lo que se podrían reducir los precios en una media

del 10-15%. Además, los empresarios inmobiliarios urgen desde hace ya tiempo a las distintas administraciones a “movilizar con estímulos fiscales y seguridad jurídica a los propietarios para que la bolsa de viviendas vacías salga al mercado del arrendamientos”. En la actualidad, Galicia suma casi 300.000 pisos desocupados de los más de 1,6 millones registrados en el Catastro, lo que supone un 19%, cinco puntos por encima de la media nacional (13,7%).