La escalada de los peajes de la AP-9 ha permitido a la concesionaria sortear la crisis desatada por la pandemia. Casi sin excepciones, el COVID ha golpeado a todos los sectores y actividades económicas, a algunos hasta el punto de que los números rojos en sus cuentas forzaron ERTE, despidos e incluso cierres de empresas y pequeños negocios.

En el caso de la AP-9, la autopista que cruza Galicia de norte a sur, el estado de alarma y las restricciones de movilidad provocaron un desplome del tráfico del 28% con una intensidad media de 17.546 vehículos cada día, la cifra más baja en la historia de la vía de pago desde que se completó su trazado entre Ferrol y Tui en 2004. Esta caída en los desplazamientos lógicamente redujo los ingresos por peajes, aunque con la subida de las tarifas en 2020 (2,64%) fue inferior al impacto sobre el tráfico. Hasta un total de 127,9 millones de euros se dejaron el año pasado los conductores que usaron la AP-9 en la caja de Audasa, lo que supone una media de 350.000 euros diarios, un 16,6% menos que el ejercicio anterior (153,4 millones), según datos hechos públicos ayer por la concesionaria de la Autopista del Atlántico.

Pese a las restricciones de movilidad y la consecuente caída en la facturación, Audasa cerró su cuenta de resultados del año COVID con unos beneficios de 33,7 millones, 11,2 millones menos que en el ejercicio anterior. En el último semestre, la concesionaria de la AP-9 consiguió revertir los malos números que presentó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado octubre, correspondientes a los primeros seis meses de 2020, cuando por primera vez en su historia presentó pérdidas: entonces de 0,7 millones, tras comprobar cómo el tráfico, a raíz de los meses de confinamiento, se había desplomado casi un 36%.

La sociedad que gestiona la vía de pago gallega atribuye los números del año de la pandemia a la sentencia judicial que restablecía el sistema de peaje en sombra de 2006. En concreto, el Tribunal Supremo falló a favor de Audasa en su contencioso contra el Estado y la Xunta y le reconoció el derecho a ser indemnizada por la modificación que en 2017 se realizó del sistema de retribución del peaje en la sombra implantado en 2006 en dos tramos: de A Coruña-Barcala y entre Vigo y O Morrazo con el objetivo de que fuesen gratuitos para los usuarios.

Como consecuencia de esta sentencia del pasado mes de febrero, los ingresos se incrementaron de forma extraordinaria en 2020 en 16,6 millones de euros (11,5 millones de euros corresponden a julio de 2017-diciembre 2019 y 5,1 millones de euros al ejercicio 2020).

En consecuencia, según destaca la propia concesionaria en un comunicado remitido ayer, los beneficios el año pasado quedaron en 33,7 millones de euros, un 20,3% menos que el ejercicio anterior La compañía explica que si no se hubieran producido estos ingresos extraordinarios, el beneficio caería un 48,9% respecto a 2019.

En cuanto al impacto de la pandemia en el tráfico de la AP-9, la intensidad media diaria de la autopista—con los tramos de peaje y gratuitos— cayó hasta los 17.546 vehículos al día. El mes de abril, en pleno confinamiento, protagonizó el mínimo histórico con una media de 5.440 vehículos diarios. En resumen, por los 219,6 kilómetros de la autopista se realizaron 73,3 millones de viajes en 2020, de los que 36,2 millones fueron de pago.