El cartel de Se vende se descuelga ahora más rápido que antes de que estallase la pandemia. Los planes de compra que habían aplazado muchos potenciales compradores por la inestabilidad y la incertidumbre generadas por la crisis del COVID se han vuelto a retomar y son cada vez más quienes hacen las maletas y preparan la mudanza para asentarse en una vivienda más amplia o para emanciparse de la casa familiar.

La desescalada tras el estado de alarma, los avances en la vacunación, el bajo precio de las hipotecas y el ahorro logrado en algunas capas de la población han permitido la recuperación del mercado inmobiliario con cada vez más ventas, pese a los precios al alza, y en cada vez menos tiempo. Al menos en Galicia. Una de cada cinco viviendas en venta en las capitales de provincia en la comunidad (el 21,5%) encuentra inquilino en tan solo un mes, tres puntos por encima del porcentaje registrado en febrero del año COVID (18,5%), según un estudio publicado por el marketplace inmobiliario Idealista. Pero casi una de cada tres (29,15%) tarda un año en la firma de la compra.

Las características de la zona donde está ubicado el inmueble, el estado, calidades y extras de la casa, los habitantes de la ciudad e incluso la época del año en la que se pone a la venta el inmueble —los compradores son más propensos a cerrar una venta en la primera mitad del año (se vende más en marzo, febrero, junio, abril y mayo, por ese orden)— son los factores determinantes para que los plazos de venta se acorten o se alarguen.

Al contrario que en Galicia, en el conjunto del país la tendencia durante el último año ha sido a la inversa. Con los datos cerrados de abril, un tercio de los pisos y casas vendidas llevaba menos de un mes en el mercado, un porcentaje que es inferior al que se registraba antes de la pandemia (febrero de 2020), cuando el 36% se vendieron en menos de 30 días. Del resto de inmuebles que encontraron comprador el pasado mes de abril, el 21% estuvo en el mercado entre uno y tres meses, el 28% estuvo entre un trimestre y un año, y el 18% restante se anunció por más de un año antes de encontrar comprador.

A pesar de la caída nacional, en la mayoría de capitales españolas (26) el porcentaje de viviendas que se venden en menos de 30 días ha crecido. El mayor aumento se produjo en Girona, donde han pasado del 17% en febrero de 2020 al 40% actual. Le siguen León (que pasa del 17% al 33%) y Huelva (del 22% al 35%). Con diferencias superiores a los 10 puntos porcentuales, están Córdoba (del 16% al 28%), Santa Cruz de Tenerife (del 22% al 33%) y Lugo (del 7% al 17%).

En Galicia, también destaca la celeridad con la que ahora se venden las viviendas en Ourense, que pasó de desaparecer del mercado inmobiliario en apenas un mes el 8,4% de los inmuebles ofertados al 16,3% el pasado mes de abril. En Pontevedra el aumento fue menos acusado (del 22,4% al 26,2%); mientras que en A Coruña, por el contrario, se produjo una caída de las operaciones de venta en un máximo de 30 días: antes de que estallase la crisis del coronavirus eran un 36,1% de las viviendas ofertadas y en la actualidad fueron el 26,7%.

El grueso de los pisos y casas con el cartel de Se vende tardan al menos un año en salir del circuito de venta: casi un 30% en la comunidad gallega. A la cabeza está el parque inmobiliario en la provincia de Ourense (40,6%), seguido del de Lugo (31,6%). En Pontevedra son una de cada cinco viviendas las que más tiempo están anunciadas para su venta y en A Coruña, la cuarta parte.

En el mapa nacional, entre las grandes ciudades no hay una tendencia generalizada. En Valladolid ha crecido (del 22% al 28%), al igual que Palma (del 28% al 32%), Bilbao (del 34 % al 36%) y Málaga (del 38% al 40%). Por el contrario, en Madrid el porcentaje de viviendas vendidas en un mes se ha reducido (del 53% al 43%).

La mayor reducción del peso de las ventas rápidas se produjo en Segovia (del 43 al 22%). Le siguen Vitoria (que pasa del 49% al 37%) y Cáceres (del 31% al 20%).

Cuenca es la ciudad en la que el peso de las viviendas vendidas en menos de 30 días es mayor, ya que alcanza el 77% del total.

Es en el noroeste donde se encuentran las tres capitales donde menos viviendas se vendieron en menos de un mes: Zamora (13%), Ourense (16%) y Lugo (casi 17%).

La amenaza de una nueva burbuja inmobiliaria se desvanece

Por primera vez en cinco años pierde fuerza la amenaza de una nueva burbuja inmobiliaria. Además son cada vez más los ciudadanos que creen que compensa más pagar una hipoteca que un alquiler y que una vivienda es la mejor herencia que se puede dejar a un hijo, según recoge el portal inmobiliario Fotocasa en el informe publicado ayer Radiografía del mercado de la vivienda 2020-2021: un año de pandemia. El sector considera que la idea de una nueva burbuja “se desvanece”. Esta percepción se valoraba con 6,1 puntos sobre 10 en febrero de 2020, mientras que un año después cae a 5,5 puntos. En agosto de 2020, según destaca el estudio, se apreció un incremento del sentimiento de propiedad entre los particulares españoles mayores de 18 años, “quizá vinculado al aumento que se produjo en la intención de compra”, pero que ahora, “con la moderación de la intención de compra, también se ha moderado el sentimiento de propiedad”. “Pese a que siga siendo una cuestión bastante arraigada, esta situación también tiene su reflejo en la idea de que el precio actual del alquiler hace que compense más pagar una hipoteca. Una idea que ha perdido algo de fuerza en comparación con los meses anteriores, al comienzo de la pandemia”, recoge el informe. Vinculado al sentimiento de arraigo a la propiedad, hay ideas como que la vivienda es la mejor herencia que se puede dejar a los hijos o que comprar una casa es una buena inversión. La opinión que se tiene sobre el mercado del alquiler cambia. Según el momento vital. Por ejemplo, los segmentos de mayor edad son más favorables al sentimiento de propiedad. La percepción de los más adultos sobre el valor de los bienes inmuebles como propiedad también queda patente con su mayor conservadurismo con respecto a la idea de que vivir de alquiler es tirar el dinero. Más del 40% de los que componen la horquilla de los 45 y 75 años se muestra a favor de esta idea.