El 90% de los accidentes de tráfico mortales ocurridos en las carreteras gallegas se producen en la red secundaria. Es la más peligrosa por su sinuosidad y por la confianza que generan a los conductores ya que son vías que se usan de manera frecuente y, en consecuencia, los usuarios son más propensos a pisar más de la cuenta el acelerador y a caer más en los despistes. Tráfico se propuso reducir en torno a un 10% la siniestralidad en las carreteras convencionales con la rebaja del límite de velocidad a 90 km/h, en vigor desde enero de 2019.

Logrado el objetivo, el departamento que dirige Pere Navarro quiere dar un paso más y eliminar los 20 km/h adicionales que se permiten para los adelantamientos en este tipo de vías, un margen que no existe en ningún otro país de la UE. Ante la cruzada de colectivos automovilistas y moteros contra esta reforma aprobada en primera vuelta por el Consejo de Ministros el pasado mes de noviembre y ya remitida a las Cortes, las víctimas de accidentes de tráfico se movilizan para instar a los partidos en el Congreso que den ya luz verde al fin del margen de velocidad en los adelantamientos.

“No hay estudios que puedan contradecir que, a más velocidad, más accidentes; las carreteras pueden perdonar errores, pero no los riesgos que se asumen”, advierte Jeanne Picard, delegada de Stop Accidentes en Galicia.

“Viendo cómo es nuestra red secundaria, nos parece increíble que se pueda llegar a circular a 110 km/h”, cuestiona Picard tras advertir de que incluso el límite genérico a 90 km/h le parece elevado. “En Francia se dio la batalla y se logró el límite a 80 km/h”, detalla al tiempo que recuerda que cuando se impuso la limitación a 90 km/h, fueron muchos los que la cuestionaron, así como también la nueva normativa para los adelantamientos a bicicletas que obliga a dejar una distancia de separación lateral de 1,5 metros. “Todas son medidas encaminadas a reducir la siniestralidad y a crear conciencia. Al margen de la norma y de la ley, se trata de proteger tu vida y la de los demás usuarios”, añade la delegada de Stop Accidentes.

Tráfico, que todavía no tiene fecha para la reforma, advierte de que esta permisividad a turismos y motocicletas a la hora de adelantar en la red secundaria “incita a superar” los límites en la circulación. Sin ese margen, sostienen desde la DGT, se evitarán riesgos innecesarios y habrá menos colisiones frontales en este tipo de vías.

Pero colectivos de automovilistas y moteros difieren del análisis de Tráfico y aseguran que al contrario del objetivo que se persigue, la medida provocará un aumento de los accidentes con víctimas por choque frontal al afrontar una maniobra que —apuntan— durará tres veces más (de 2,52 segundos en el carril contrario con el límite a 110 km/h se pasaría a 7,56 con la supresión del margen) y la distancia recorrida se multiplicaría por 2,5 (112 metros más), según un estudio encargado por DVuelta, entidad dedicada a la defensa de los conductores promotora de recursos contra las multas de Tráfico.

Las víctimas lo tienen claro. Al reducir en 20 km/h la velocidad para poder adelantar en la red convencional, se podrá hacer cuando las condiciones lo permitan. “¿Por qué hay que asumir riesgos? Si no se puede, no se invade el carril contrario y no se adelanta. Sin tiempo y visión suficiente no se puede adelantar, habrá que esperar a que haya un tramo con carril de adelantamiento”, sentencia la delegada de Stop Accidentes en Galicia. “Se trata de hacer un adelantamiento seguro; el factor tiempo no es un argumento válido ya que la ecuación tiempo con velocidad significa más riesgo y todos sabemos que la velocidad excesiva mata”, argumenta Picard.

Con el objetivo de dar luz verde cuanto antes a la reforma, el colectivo de víctimas envió un escrito a todos los partidos que conforman la Comisión de Seguridad Vial en el Congreso en el que les apremia a la “urgente” supresión de este margen ya que —alertan— los adelantamientos son los que mayor riesgo representan en estas carreteras y “no por ir más rápido serán más seguros”. Investigaciones suecas indican que una reducción general de la velocidad máxima en las rutas, de 10 km/hora, reduciría el número de accidentes en un 20%, los heridos en un 30% y los muertos en un 40%.

Carreteras de 2+1 carriles para frenar la accidentalidad en la red convencional

Desde la Fundación Mapfre, el director del Área de Prevención y Seguridad Vial, Jesús Monclús, apuesta por las carreteras 2+1 como alternativa para adelantar en las secundarias, las que concentran el mayor número de fallecidos y donde más del 25% son por choques frontales y fronto-laterales. Monclús ve prioritaria la transformación de las vías convencionales de 1+1 carril (uno para cada sentido) en vías 2+1 en donde cada 8-10 km se van alternado los carriles: primero dos en un sentido para posibilitar los adelantamientos y uno en el sentido contrario, y luego al revés.

“Entre ambos sentidos de circulación —detalla— se erige una barrera de separación, cuyo diseño debe ser compatible también con la seguridad de los motociclistas de modo que se erradican las colisiones frontales”.

Aunque reconoce la inversión que requeriría su implantación, advierte de que “la seguridad no es gratis, pero los siniestros son infinitamente más caros”. Para adoptar nuevas reformas encaminadas a la mejora de la seguridad vial, Monclús apuesta por la creación de comités técnicos que analicen “en profundidad los siniestros muy graves y mortales y propongan medidas que se implanten “de modo inmediato”, como ya se hace desde hace décadas en países como Suecia. Estos son los tipos de comités que deberían aportar esa evidencia científica”, urge.