El empleo en la agricultura gallega fue uno de los pocos que se salvó del pasado año COVID. En 2020 rompió con tres ejercicios de caídas en el número de ocupados y ganó 4.000 más: 11 cada día. Pero fue un espejismo. Los últimos datos, correspondientes al primer trimestre de este año, han vuelto a la senda negativa de los últimos ejercicios.

Hasta el pasado mes de marzo, había 66.300 ocupados en la agricultura gallega. Eran 4.400 menos que en diciembre, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Solo en los tres primeros meses de este año, el sector destruyó más empleos que todos los que había creado a lo largo de 2020 (4.000). Las 66.300 personas que trabajaban en el campo gallego en marzo son un 15% menos que hace solo tres años y supone caer a niveles de 2015.

Pese al repunte del ejercicio pasado, la agricultura gallega continua con los mismos males que le han afectado durante los últimos años: aumento de los costes de producción; recortes de las ayudas; envejecimiento de los agricultores; venta de productos por debajo del coste de producción; falta de atractivo de vivir en el campo por el empeoramiento de las condiciones de vida en el rural... Y a estos males endémicos hay que añadir los derivados de la crisis provocada por el COVID.

Como ocurrió durante la anterior crisis, los afectados achacan el incremento de ocupados del año pasado a que el campo se volvió a convertir en un refugio para los trabajadores expulsados de otros sectores debido a la pandemia. No hay creación de empleo nuevo en el rural, se lamentan. Una vez que comenzó la recuperación a principios de este año, el número de empleados en la agricultura volvió a bajar y el recorte en el primer trimestre fue superior al incremento de todo 2020.

Tres años de recortes

Hasta el año pasado, el sector primario había encadenado tres ejercicios de recortes de empleo hasta rozar la peor cifra en la última década. Entre finales de 2017 y el primer trimestre de 2021 perdió 12.000 trabajadores. Un 15% del total. Si se compara con la cifra nacional, la fotografía es mucho peor. En ese mismo periodo, en toda España se destruyeron 20.900 puestos de trabajo. Es decir, casi seis de cada diez (un 57%) se produjeron en la comunidad gallega.

Además de por la crisis de los precios de los productos, los incrementos de los costes de producción o los recortes de las ayudas, fuentes del sector achacan también la caída de los últimos años a la avanzada edad de los dueños de las explotaciones —un tercio supera los 55 años, aseguran— y al empeoramiento de las condiciones de vida en el campo. No hay relevo generacional, resumen. Según alcanzan los propietarios la edad de jubilación, muchas explotaciones cierran.

Como el resto de sectores, el de la agricultura gallega sufrió los embates de la anterior crisis. Entre 2008 y 2015, perdió el 40% de su mano de obra al pasar en esos siete años de los 102.500 trabajadores a 61.200. La primera cifra es el techo de empleo que se ha logrado en el sector primario en la última década y la segunda, el número más bajo.

Pero al contrario que en el resto de sectores, la agricultura gallega incrementó el número de trabajadores entre 2015 y 2017. En esos años llegaron 17.100 personas. La subida fue del 28%. La causa, según reconocen los sindicatos, fue que el rural se convirtió en un refugio para las personas que se quedaron sin trabajo y regresaron a la casa familiar.

Por provincias, A Coruña cuenta con el 40% de los ocupados en el sector primario; Pontevedra, con el 28%; Lugo, con el 27% y Ourense, con el 8%.

Las cuatro provincias se comportaron de diferente forma durante el primer trimestre. De los 4.400 empleos que se destruyeron en Galicia con respecto a diciembre, Lugo sumó casi la mitad (2.100), seguida de A Coruña (1.400) y Pontevedra (1.200). Ourense fue la única en la que aumentó el empleo en la agricultura con 300 personas más. En marzo trabajaban en el sector 25.400 personas en A Coruña; 18.900 en Pontevedra; 16.300 en Lugo y 5.700 en Ourense.

En 2009, casi la mitad de los trabajadores del campo en Galicia eran mujeres: 43% frente al 57% de hombres. Ahora ya son solo un tercio (35,6%). Desde el inicio de la crisis de 2008 se ha producido un paulatino descenso del número de mujeres que trabajan en la agricultura. Un ejemplo es lo que ocurrió el año pasado. De los 4.000 nuevos empleos que se crearon en el sector primario, los 4.000 fueron hombres. Es más, los varones sumaron 4.300, mientras que las mujeres bajaron en 300.

Casi 26.000 agricultores y ganaderos han recibido 167 millones de la PAC

La Consellería de Medio Rural, a través de su organismo pagador —el Fondo Gallego de Garantía Agraria (Fogga)—, ha abonado cerca de 167 millones a casi 26.000 agricultores y ganaderos gallegos beneficiarios de las ayudas directas de la Política Agraria Común (PAC) correspondientes a la convocatoria de 2020. En concreto, se ingresaron 166.683.988 euros en virtud de 25.702 solicitudes procedentes de toda Galicia.

La mayor parte de las aportaciones transferidas se corresponden con el pago básico (68,4 millones), seguidas de las subvenciones para el vacuno de leche (38,6 millones) y de las relativas al pago verde (35,05). También destacan las ayudas para vacas nodrizas (casi 15,2 millones), las de vacuno de cebo (3,5) y las destinadas a a pequeños agricultores, con 2,6 millones.

Por provincias, Lugo aglutinó casi la mitad de las 25.702 solicitudes recibidas, al llegar a las 11.426 con un montante total correspondiente de 81,6 millones. En A Coruña se abonaron cerca de 55,7 millones en virtud de 8.801 solicitudes. En la provincia de Pontevedra se recibieron 2.791 solicitudes y se ingresaron 15,9 millones. Por último, en Ourense se pagaron 13,4 millones a 2.684 ganaderos y agricultores. Galicia fue de las primeras comunidades autónomas que pagó anticipos de las ayudas de la PAC correspondientes a la campaña 2020.