La pandemia alteró el día a día de todos los sectores y ámbitos. En la carretera, el COVID también tuvo su impacto: desplome de los viajes por las restricciones pero mayor ansiedad y estrés al volante. Pese a la caída de tráfico, con días que los desplazamientos por carretera se redujeron hasta un 90%, las ganas por salir y por llegar al destino dejaron en Galicia en 2020 más de 172.000 infracciones de velocidad, 20.000 más que las detectadas en el año preCOVID. Con el objetivo de frenar las negras estadísticas de accidentes mortales causados por la velocidad —el factor concurrente en uno de cada cuatro siniestros con fallecidos, solo por detrás de las distracciones—, la DGT puso en marcha la semana pasada una campaña especial de vigilancia para tratar de disuadir a los que más pisan el acelerador. Durante el operativo desplegado entre el lunes y el domingo, las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico controlaron en la comunidad gallega a más de 139.000 vehículos y abrieron un total de 7.899 expedientes sancionadores, según datos facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico A Coruña, desde donde se coordinan los centros territoriales de Galicia.

Este balance se traduce en una media de más de 1.100 conductores multados cada día en Galicia tras ser interceptados por los radares móviles. Nada menos que 50 cada hora, a los que hay que sumar los sorprendidos por los radares fijos de la DGT. La tasa infractora ya alcanza el 5,6%, con la provincia de Lugo a la cabeza: el 10% de los vehículos controlados sobrepasaban los límites. En el resto de provincias, el índice se queda por debajo de la media, pero supera el de campañas anteriores —5% en el dispositivo especial de agosto de 2019—. En Ourense se detectaron casi el 5% de los vehículos controlados por encima de la velocidad

permitida; en A Coruña, el 4,6% y en Pontevedra, el 3,3%.

Durante el dispositivo de vigilancia no se detectaron velocidades estratosféricas, pero sí elevadas en algunas travesías, en especial en horarios con los que los conductores no cuenta con la presencia policial.

Se ha dado el caso de denunciar a un vehículo en Ordes que circulaba a 81 km/h en una zona de 50 sentido Santiago. Una vez notificado volvió a ser denunciado a 86 km/h circulando en el otro sentido hacia A Coruña porque —alegó— “pensaba que solo controlaba a los que iban hacia Santiago”.

El uso de los minirradares, los llamados Velolaser, han sido claves en el control de la velocidad en las carreteras del país. Estos dispositivos pueden colocarse en sitios en los que no puede estar el vehículo de la Guardia Civil de Tráfico y los usuarios piensan que esas zonas están fuera del control policial. Los conductores todavía hoy tienen la idea de que el radar está en el coche camuflado, una modalidad que se está sustituyendo por cinemómetros visibles en las patrullas. En la actualidad, el Sector de Tráfico en Galicia dispone de 11 vehículos con matrículas civiles provistos de dispositivos de control de velocidad. Agotada su vida útil, en tres años, no se renovarán.

Las carreteras de A Coruña y Pontevedra fueron las que concentraron el mayor número de controles de velocidad la  semana pasada y, en consecuencia, la cifra más alta de infractores: 1.930 y 1.767, respectivamente. Mientras, en la red viaria de Lugo se abrieron 3.966 expedientes sancionadores por pisar más de la cuenta el acelerador y en la de Ourense, 236. Este último fue el territorio con menos vehículos controlados (apenas 4.900) frente a los casi 53.500 en Pontevedra, más de 41.800 en A Coruña y 39.600 en Lugo.

Respetar los límites de velocidad evitaría 300 muertos al año en España, en torno a una veintena en Galicia. Las conclusiones de los estudios encargados por la DGT son reveladores sobre las consecuencias de sobrepasar los límites: el riesgo de morir en un choque frontal a 64 km/h es del 195, se eleva al 65% con el velocímetro a 80 km/h y a más de 95 km/h, la probabilidad de un siniestro mortal supera el 90%.

"La velocidad mata"

Durante la presentación de la nueva campaña de seguridad viaria de la Xunta, la delegada de Stop Accidentes en Galicia, Jeanne Picard, advirtió de la necesidad de tomar medidas preventivas para evitar muerte. “La velocidad mata”, sentenció Picard, que comparó la pandemia del coronavirus con la pandemia “del tráfico”. “Si uno adopta el distanciamiento social y se lava las manos por el COVID, también —recordó— debe guardar la distancia de seguridad y no consumir alcohol antes de coger el coche”.

La delegada del colectivo de víctimas de tráfico en Galicia también tuvo palabras de recuerdo para todas las víctimas y para sus familias. En especial, para su hijo Santiago, quien falleció el 1 de enero de 2000 en un accidente, y que ayer habría cumplido 54 años.