Sí quiero con mascarilla o nada de en la salud y la enfermedad o esperar a que la muerte nos separe. Quienes no quisieron posponer su boda por la pandemia acudieron en 2020 a firmar su compromiso ante notario y los que ya no aguantaban más a su pareja tras el confinamiento impuesto por el estado de alarma, también. En el año del COVID, 504 parejas rompieron en Galicia ante notario —una media de 40 cada mes— y 248 decidieron sellar su compromiso ante un fedatario público —apenas cinco a la semana—, según datos del Colegio Notarial de Galicia.

Desde que entró en vigor la Ley de Jurisdicción Voluntaria en 2015, los notarios pueden autorizar bodas, divorcios y separaciones de mutuo acuerdo y sin hijos menores. En este periodo, los notarios gallegos tramitaron un total de 1.249 casamientos y 2.646 separaciones en la comunidad gallega. En ambos casos la tendencia ha sido al alza en este lustro, con la excepción de 2020, año marcado por el parón de toda actividad no esencial durante los tres meses del estado de alarma (desde al 14 de marzo hasta finales de junio).

No obstante, a la vista de los datos, son más los que han decidido romper que los que han cambiado de estado civil. En los trámites de divorcio ante notario, el descenso en el año de la pandemia fue del 14% (se pasó de 586 en 2019 a 504 en 2020), pero los matrimonios cayeron el doble (30%, al pasar de 356 a 248). Los expertos apuntan que cuando aumenta la convivencia, como ha ocurrido durante el confinamiento y las restricciones de movilidad, se producen más separaciones ya que se intensifican las crisis de parejas.

Del volumen total de actos jurídicos voluntarios tramitados por los notarios gallegos desde el año 2015 (más de 12.600), las bodas y los divorcios de muto acuerdo concentran el 31,5%: un total de 3.995 trámites que permitieron liberar la justicia ordinaria de asuntos que no son litigios. El balance de estos últimos seis años sobre los matrimonios y separaciones ante notario revela que hay más prisa por dar el portazo definitivo que por firmar el compromiso, ya que son casi el doble los trámites para divorciarse que para casarse.

La Ley de Jurisdicción Voluntaria incluye también actos en materia de sucesiones, que suponen casi el 20% del total en Galicia. La llamada declaración de herederos cuando no hay testamento (ab intestato) era uno de los trámites de jurisdicción voluntaria más demandado por la ciudadanía.

Ante de la entrada en vigor de esta ley, los notarios solo tenían competencia para declarar como herederos ab intestato a ascendientes, descendientes y cónyuges del fallecido. Pero con la reforma, se amplió a familiares colaterales —hermanos, sobrinos tíos o primos—. Esos asuntos son los más demandados en las notarías gallegas (2.316), seguidos de las 919 aceptaciones de herencias a beneficio de inventario, según datos del Colegio Notarial de Galicia.