Con la pandemia, el tráfico en las carreteras gallegas cayó casi un 30%. Y hubo días, en pleno estado de alarma con el confinamiento y las restricciones de movilidad, que las autopistas, autovías y vías de la red secundaria se quedaron prácticamente desérticas. Ante esta estampa, no pocos conductores hicieron del trayecto del trabajo a casa o al supermercado un circuito de velocidad. Tanto que mientras el conjunto de las infracciones al volante en Galicia en el año del COVID cayeron, las de velocidad sumaron 20.000 más que el ejercicio anterior —una media de 55 más cada día—. Lejos de invertirse esta tendencia, en el año pospandemia los gallegos siguen pisando de más el acelerador, tal y como reflejan los datos de la última campaña de velocidad del mes de julio: 7.899 expedientes sancionadores abiertos en solo una semana. Este dato coloca a Galicia en rojo en los mapas de la DGT, ya que durante el operativo especial de vigilancia concentró el 30% de las sanciones por velocidad de toda España.

Pese a que cada campaña de control se anuncia y los radares están visibles, la velocidad sigue acaparando el mayor volumen de sanciones en las carreteras de todo el país: siete de cada diez multas de Tráfico son por saltarse el límite establecido y detrás de uno de cada cuatro accidentes mortales está la velocidad como factor desencadenante.

Durante el operativo especial de julio, del lunes 12 al domingo 18, las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico controlaron a un total 555.221 vehículos en las carreteras de todo el país e interceptaron a 29.301 conductores por encima de la velocidad permitida. En Galicia, los agentes practicaron más de 139.000 controles, lo que supone casi la cuarta parte de los realizados en España. Pero los resultados de esta campaña revelan una tasa infractora en Galicia más elevada que la media nacional —el 5,6% de los controlados en la comunidad fueron sancionados frente al 5,2% del conjunto del país—. Pero además, las infracciones de velocidad detectadas en la red viaria gallega suman el 30% del total en España: casi 7.900 de 29.301.

Debido al alto porcentaje de accidentes que se producen en las carreteras convencionales —en Galicia concentran más del 90% de los siniestros mortales ocurridos en su red viaria— se han reforzado los controles en este tipo de vía tanto con radares estáticos como dinámicos. Seis de cada diez infracciones se detectaron en carreteras convencionales y travesías. En estas vías, cuando los controles se realizaron con el radar embarcado en el vehículo y circulando, la velocidad media a la que circulaban los conductores denunciados fue de 121 km/h, lo que supone 31 km/h por encima del límite genérico permitido en las vías convencionales.

Los estudios de la DGT revelan las fatales consecuencias que conlleva sobrepasar los límites de velocidad: a partir de 80 km/h es prácticamente imposible que un peatón se salve en un atropello. Si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 km/h el riesgo de muerte del peatón es de un 10%; si la velocidad es a 50 km/h, ese riesgo de fallecimiento se eleva al 90%. A 120 km/h se necesita para detenerse una distancia superior a un campo de fútbol.