El descenso de los muertos en carretera el pasado mes de julio en Galicia no ha logrado contener la accidentalidad al alza en la comunidad. En el arranque de las vacaciones de verano, la red viaria gallega registró cuatro fallecidos, un tercio menos que los 14 del mismo periodo de 2020, según el balance difundido ayer por el Centro de Gestión de Tráfico del Noroeste. Pero en el acumulado del año, las negras estadísticas dejan en el asfalto 43 víctimas mortales, un 23% más que las 35 contabilizadas en el ejercicio de la pandemia, marcado por las restricciones de movilidad impuestas por el estado de alarma (del 14 de marzo a finales de junio). Unas limitaciones en los desplazamientos por carreteras que continuaron este 2021 con los cierres perimetrales y los toques de queda, pero que no han contribuido a rebajar la siniestralidad.

Junto a julio, en enero, febrero y mayo también se redujo la accidentalidad mortal en Galicia, pero en el resto de meses los siniestros con fallecidos se dispararon hasta tales cifras que no se ha logrado doblegar la curva de salidas de vía, colisiones o atropellos con muertos.

La provincia de A Coruña está marcada en rojo en el mapa de la DGT, ya que concentra el 42% de los muertos en accidentes de tráfico ocurridos entre enero y julio en las carreteras gallegas: un total de 18, casi el doble que los contabilizados durante el mismo periodo del año pasado (12). Le sigue en el ranking la accidentalidad en la provincia de Pontevedra, con 14 víctimas mortales, un 17% más que las 12 de hace un año. En la red viaria de Lugo y Ourense se mantienen las mismas estadísticas de siniestralidad mortal que en 2020: seis y cinco, respectivamente.