Del campo salen el 80% de los alimentos que llegan a los hogares. Pero las plantaciones se enfrentan a una amenaza constante y creciente de plagas que merman la producción, provocan grandes pérdidas en el comercio agrícola y dejan en números rojos los ingresos de los agricultores. Cada año, hasta un 40% de los cultivos a nivel mundial se pierden por enfermedades de las plantaciones. En el caso de Galicia, entre un 15 y un 20% por tratarse de una agricultura “muy tecnificada y vigilada”, que dejan unas pérdidas anuales medias de 70 millones, según datos de Unións Agrarias.

Abultamiento en hojas del castaño de donde sale la avispilla. | // L. O. R. Prieto

En los últimos años, el cambio climático y las actividades económicas han contribuido a alterar los ecosistemas, con una merma de la biodiversidad que no ha hecho más que favorecer la aparición de plagas en el campo. Una expansión que se ha visto agravada por el comercio internacional que provoca una rápida propagación, con un gran impacto en las plantas autóctonas y el medio ambiente.

Nematodo de la madera del pino. | // MAPA

El rural gallego no es ajeno a los ataques de insectos que devastan cosechas y que obligan a decretar la cuarentena en las zonas afectadas y movilizar partidas presupuestarias para atajar las plagas, un proceso que suele durar varios años. La polilla de patata, el mildiu y el oidium en la vid, la avispilla y el chancro del castaño, los hongos en los productos de huerta, el goniptero del eucalipto o el nematodo y la banda marrón del pino son algunas de las plagas que la Consellería de Medio Rural trata de erradicar con inversiones en investigaciones, tratamientos y planes de control para que los productores que viven de estas plantaciones recuperen su economía, en muchos casos dependiente en exclusiva de estas plantaciones.

Mancha de mildiu en la hoja de una vid. | // L. O.

“Hay que estar expectantes en todas las fases del cultivo porque en cualquier momento aparece la enfermedad y hay que lidiar con ella”, apunta el responsable de Desenvolvemento Rural de UUAA, Jacobo García. Cada campaña dependerá de la incidencia de la plaga, pero el impacto durante los últimos años se ha traducido en una media de más de 70 millones de pérdidas anuales: 30 millones en el sector forestal, 17 millones en el forraje, entre 6 y 7 en la castaña, de 8 a 9 en los viñedos, 5 en la patata y de tres a cuatro en productos de huerta.

Algunas de las enfermedades que hoy amenazan al campo gallego son recientes, como la polilla de la patata y la banda marrón del pino —llegaron hace seis años, vía Canarias en el primer caso y País Vasco en el segundo—, o la avispilla del castaño, otras se perpetúan en el tiempo, como es la tinta del castiñeiro o el mildiu de la vid. Unas van camino de controlarse con vacunación, nuevas cepas y lucha biológica. Para otras, el sector urge nuevos productos tras la descatalogación de muchos en el mercado. “Si no se contiene una plaga el primer año, es difícil erradicarla; debemos ir por delante del problema, para ello la investigación es fundamental”, concluye Feijóo.

El eucalipto también trata de superar la plaga del goniptero. El método de control que utiliza Medio Rural combatirlo es a través de la lucha biológica, con la liberación de una avispilla que parasita los huevos del gorgojo.

La polilla de la patata puso en cuarentena a más de 30 concellos

Es una de las últimas plagas que irrumpieron en el campo gallego. Procedente de Canarias, la polilla guatemalteca llegó a las plantaciones de patata de Galicia en 2015. Los primeros focos se detectaron en Ferrol, Narón y Neda, hasta extenderse por más de 30 ayuntamientos de A Coruña y Lugo. De forma paralela a la destrucción de las cosechas en los concellos afectados —ninguno de las áreas productoras de Coristanco y Xinzo—, se prohibió la plantación. En la actualidad sigue vigente el veto a plantar en Narón, Valdoviño, San Sadurniño, Mañón y Muxía, además de las das parroquias de Lendo y Caión, en A Laracha; Noicela, en Carballo, y Sorrizo y Chamín, en Arteixo. Medio Rural espera tener erradicada la plaga de la patata en un plazo de dos años en la mayor parte de Galicia, pudiendo retomar las plantaciones en los ayuntamientos todavía hoy en cuarentena.

Lucha biológica, vacunas y cepas para salvar los ‘soutos’ de castaños

Los soutos de castaños son una de las plantaciones más afectadas por las plagas: desde la tinta (se combate con variedades híbridas resistentes), hasta otras enfermedades más recientes como el chancro (2000) —con cepas de hongos hipovirulentas y vacunas— o la avispilla (2015) —con lucha biológica—. En el caso del chancro, Medio Rural destinará este año y el próximo más de 635.000 euros para combatir la enfermedad con la inoculación de 32.000 pies. En cuanto a la avispilla, la Xunta liberó desde 2015 más de 4 millones de insectos que han permitido empezar a ganar la batalla al mantener la plaga por debajo del umbral de daños. En los productos de huerta, la principal amenaza son los hongos. Para combatirlos, los agricultores reclaman nuevos productos ante la descatalogación de muchos que se utilizaban hasta ahora.

Larvas y gusanos que dañan el pino y el eucalipto

El sector forestal también se ha visto dañado por insectos y larvas. Desde hace casi una década, las plantaciones de pino del sur de la comunidad han sufrido el ataque del nematodo, un gusano que Medio Rural trata de combatir o con la tala de pies del árbol secos o con síntomas de decaimiento. Desde 2017 se ha procedido al triturado de madera no comercial y quemada en las zonas afectadas como método de prevención. El movimiento de madera de la zona demarcada está permitido, pero tiene que ser tratada previamente. Xunta y Gobierno central firmaron un acuerdo para la restauración hidrológico-forestal por 14,5 millones de euros.

Productos para combatir el mildiu y el oidium en los viñedos

El mildiu y el oidium son las palabras que más temen los viticultores. “Cada campaña dependerá del nivel de incidencia. Hay que estar en continua alerta, desde que brota hasta que sale el racimo y florece, porque puede aparecer en cualquier momento”, advierte Jacobo García, responsable de Desenvolvemento Rural de UUAA. Las enfermedades en los viñedos pueden llegar a reducir la producción por encima del 30%, con unas pérdidas anuales en el sector de entre 8 y 9 millones. Para tratar de evitar estragos en la cosecha o minimizar su impacto, los viticultores recurren a productos que desinfectan y cicatrizan las heridas después de la poda y reducen el riesgo de hongos. Los forrajes también se ven afectados por la presencia de larvas y orugas, como el gusano de alambre o la raspilla. Las pérdidas llegan a los 17 millones al año.