Nadie duda de que el rural gallego es uno los grandes damnificados de las últimas crisis: la de 2008 y la que ha provocado el coronavirus. Se habla, se escribe y se cuenta lo mal que lo está pasando, pero es complicado hacerse una idea de lo que está padeciendo en la realidad.

Pero cuando se ponen cifras a la crisis que viene sufriendo en los últimos años, esa realidad es aún más dura de lo que se preveía. La mitad de las explotaciones de vacuno que había en Galicia hace 15 años han echado el cierre. En una comunidad donde este sector es fundamental en su economía, 2021 arrancó con un total de 29.282 explotaciones de vacuno —tanto de leche como de carne—, que son 28.752 menos que en 2005. Las casi 30.000 que había a comienzos de año es la cifra más baja desde que llegó la democracia. El mayor número se alcanzó en 1990 con algo más de 125.000. Desde entonces se ha producido un paulatino descenso que se ha acrecentado en las últimas dos décadas al encadenar el número de explotaciones de vacuno 16 años de caídas.

La despoblación del rural ha provocado —y provoca— la falta de relevo generacional en muchas granjas, lo que unido a la crisis permanente en la que vive el campo y las pérdidas por los bajos precios de la leche han obligado a que desde 2005 dos millares de ganaderos echen el cierre cada año a sus explotaciones. Solo en los últimos cinco ejercicios se han perdido más de 7.000, según los últimos datos de Instituto Galego de Estatística (IGE).

Menos precio por litro

Galicia, pese a ser la décima región europea productora de leche, es la comunidad donde menos se paga por ella. El pasado junio, con 32,5 céntimos el litro, cifra que se volvió a repetir en julio, marcó la cotización más baja en lo que va de año.

¿A qué se debe esta situación? Una de las conclusiones de la Estratexia de Dinamización do Sector Lácteo Galego 2020-2025 elaborada por la Consellería de Medio Rural apunta a que según los datos del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) las explotaciones gallegas produjeron 2,8 toneladas de leche en 2019, que representan el 38,6% de todo el volumen estatal.

Las debilidades surgen, según este informe, por carencias del tejido industrial especializado en derivados simples de escaso valor añadido orientados al mercado español “y la incapacidad de transformar en Galicia toda la leche que se produce, cuestiones que explican en buena parte los bajos precios que reciben los ganaderos gallegos por la leche”.

Las 10.113 explotaciones de vacuno contabilizadas en la provincia de A Coruña y las 11.735 de Lugo suman el 74% de las 29.282 de toda Galicia. En Pontevedra, las 5.773 granjas registradas en la provincia representan el 19% del total y las 1.661 de Ourense el 5%.

Una veintena de ayuntamientos gallegos concentran la cuarta parte de las instalaciones de la comunidad. Lidera la clasificación el municipio pontevedrés de Lalín con 686 granjas de ganado bovino, seguida de Vilalba, en Lugo con 639 explotaciones. El podio lo completa la ciudad de Lugo con 487.

La situación no mejora con el tiempo. Todo lo contrario. Todos los concellos han visto cómo desaparecían explotaciones ganaderas. Pero en algunos los cierres han sido más elevados que en otros. Hay casi medio centenar de municipios en los que las granjas se han reducido a la mitad o más: 21 de esos ayuntamientos están en la provincia de A Coruña; 14 en la de Pontevedra; 12 en la de Ourense, y uno en la de Lugo.

En cifras totales, de los 313 concellos, 42 han perdido más de 100 explotaciones en la última década. De ellos, 24 están A Coruña; 11 en Lugo y siete en Pontevedra. Y hay cuatro que han cerrado más de 200: Ordes (205), Santa Comba (225), Lalín (233) y A Estrada (335). Este último municipio ha pasado en la última década de 792 granjas a 457.

El número de vacas por granja casi se duplica

El eslogan Galicia, el país del millón de vacas hace años que pasó a mejor vida. Ahora, se le podría conocer como el país del medio millón de reses. Y en unos años ni eso. En 2020 había poco más de 530.000 cuando en 2002 sumaban casi 755.000. Por el camino, el fin de las cuotas lácteas; el precio de la leche por debajo de la media nacional; el incremento de los costes de producción (el último, la subida de la luz); el presunto acuerdo de precios de las empresas lácteas o el abandono del rural han provocado una crisis en el sector que se agudiza cada año. En los últimos 18 ejercicios solo ha habido tres en los que ha aumentado la cabaña de vacas en Galicia: 2008, 2014 y 2020. Lugo y A Coruña concentran el 84% del ganado bovino en Galicia con 262.170 reses en las explotaciones lucenses y 186.664 en las coruñesas. Pontevedra cuenta con 54.538 y Ourense, con 27.627. Si se tiene en cuenta el cierre de dos millares de explotaciones cada año en los últimos 15 ejercicios, el censo de reses debería haber caído mucho más. Pero no ha sido así. Las granjas tienen ahora un mayor tamaño. Además de la crisis en el sector lácteo, en los últimos años también se ha producido una concentración del ganado en pocas explotaciones: mientras el número de cabezas se ha reducido un 9% desde 2005, las granjas lo han hecho un 49%. Conscientes de que la unión hace la fuerza en tiempos de crisis a pesar de la reducción de instalaciones y animales, casi se ha duplicado el número de vacas por granja, de 10 a 18. Esta tendencia se da en todas las provincias gallegas si bien destacan los casos de Pontevedra y Ourense, donde el número de reses en cada granja se ha duplicado hasta alcanzar una media de 16 y 9, respectivamente. Sin embargo, la mayor cifra se da en Lugo con 22, mientras que A Coruña calca la media gallega, con 18.