La conexión por tren de alta velocidad entre Galicia y Madrid se pondrá en funcionamiento doce años más tarde de lo previsto y partir de diciembre permitirá reducir hasta una hora y media los viajes respecto a los tiempos actuales, rebajando a partir del próximo verano otros 20 minutos cuando entren en acción los nuevos trenes S/106. Ourense, A Coruña y Santiago serán las ciudades que más tiempo ganarán respecto a los viajes actuales.

La compañía Renfe anunció ayer una estimación de los nuevos tiempos de viaje entre varios puntos de Galicia y Madrid. El enlace entre A Coruña y la capital se situará en poco más de mes y medio en 3 horas y 51 minutos, mientras que en el caso de Santiago será de 3 horas y 20 minutos; en el de Ourense, 2 horas y 15 minutos; en el de Pontevedra, cuatro horas; en el de Vigo, 4 horas y 16 minutos; y en el de Lugo, 4 horas y 46 minutos.

Eso significa que los viajes se reducirán una hora y cuatro minutos desde A Coruña, tiempo similar al de Santiago; una hora y 28 minutos desde Ourense, 54 minutos desde Vigo y Pontevedra; y 57 minutos en el caso de Lugo.

A partir del verano de 2022, Renfe espera “reducir en 20 minutos más” los tiempos anteriores con la entrada en funcionamiento de los trenes 106 de Talgo (Avril), “que ya se encuentran rodando en fase de pruebas. Estos “permiten velocidades comerciales máximas de 330 kilómetros por hora”.

Esos vagones serán “los más modernos de la compañía y de ancho variable, por lo que pueden llegar a todas las capitales gallegas”. Aun así, queda pendiente la ejecución de las obras de acceso a Ourense, así como la salida directa desde Vigo a Madrid sin pasar por Santiago de Compostela, así como la saluda sur para enlazar con Portugal.

La infraestructura estará en funcionamiento casi dos décadas después de que en 2003 se pusiese la primera piedra por parte del Gobierno presidido entonces por el popular José María Aznar. La obra ha costado alrededor de 8.700 millones de euros, aunque cuenta con la peculiaridad de que el ancho internacional de la vía solo conecta Madrid con el acceso a Galicia, pues desde Ourense a Santiago y todo el Eje Atlántico cuenta con ancho de vía ibérico.

A finales de septiembre, Adif Alta Velocidad afrontó las pruebas de fiabilidad del último tramo del AVE pendiente de probar: los 120 kilómetros entre Ourense y Pedralba de la Pradería Zamora). Se trata de un trayecto que generó las mayores dificultades técnicas de la obra debido a la orografía.

El trazado entre Pedralba de la Pradería y Ourense comprende un primer tramo de 104 kilómetros entre la localidad zamorana y la ourensana de Taboadela que es el más complejo de toda la línea desde el punto de vista orográfico y geotécnico.

De hecho, en este trecho se han construido 31 túneles que suman más de 126 kilómetros excavados. Además, se ejecutaron otros 32 viaductos, según recordó ayer el organismo dependiente del Ministerio de Transportes.