En 1989, el 31% de los fallecimientos de los jóvenes se producían sobre el asfalto. Pero en 30 años, logró recortarse ese duro porcentaje hasta el 17%. Según los cálculos de la Fundación Línea Directa, se han salvado 35.000 vidas. Y en la última década, la tasa de mortalidad entre los menores gallegos de 30 años ha descendido en un 75%. Se trata del grupo que mejor ha evolucionado en seguridad vial, aunque el 50% de los gallegos aún considera que se trata del colectivo con peor conducción.

En cuanto a la tasa de accidentes entre los conductores jóvenes, Galicia se sitúa ligeramente por debajo de la media: con un 0,6% sobre este censo. De todas maneras, el informe de la Fundación Línea Directa todavía señala “importantes áreas de mejora para los automovilistas de 18 a 29 años”. Enumera que cometen más excesos de velocidad (72%), los que más usan el móvil mientras van conduciendo (47%) y los que se ponen menos el cinturón cuando van de ocupantes (16%). Los percances más habituales en esta franja de edad son los alcances por no respetar la distancia de seguridad (30%), los ocurridos en turismos de bastante antigüedad y los que se producen en vías urbanas (61%).

Por comunidades autónomas, los territorios con más accidentes de conductores jóvenes son Baleares, Cataluña y Madrid. Y las de menor incidencia, Castilla y León, Navarra y Murcia.

Grupo de mejor evolución

Los datos se extraen del estudio El gran cambio. Jóvenes conductores: anatomía de una nueva generación al volante. Y concluyen que se trata del grupo con mejor evolución en seguridad vial en la última década. Aunque estos automovilistas aún provocan el 62% de los siniestros “tienen una mayor responsabilidad y concienciación, nuevos hábitos de movilidad y un acceso al carné más tardío”.