Bajo una calavera de piedra, el cementerio coruñés de San Amaro recibe al visitante con la siguiente frase: “El término del cuerpo es el que veis y el del alma será según obréis”. Semejante advertencia habla de la fugacidad de la vida, en macabro carpe diem. Y en los casi 3.800 camposantos gallegos, revisitados en el Día de Todos los Santos, podemos encontrar cientos de frases como la anterior en epitafios o declaraciones de amor. La relación de Galicia con la muerte se ha intensificado aún más en tiempos del COVID-19, sobre todo cuando no se podía acompañar a los fallecidos. Según la Asociación Nacional de Servicios Funerarios, aumentaron las despedidas religiosas: un 86,4% de las familias eligieron estas ceremonias. Pero el incremento de la mortalidad en esta comunidad fue bastante inferior al resto de España.

En concreto, el aumento de muertes en Galicia durante 2020 —primer y peor año de la pandemia— fue del 4,97%. Es la segunda comunidad con menor incremento de la mortalidad, al pasar de 31.268 fallecidos en 2019 a 32.822 al año siguiente. Solo tuvieron una subida menor en Canarias (4,19%). En cambio, Madrid experimentó un incremento del 41,17% —del 500% en la ciudad durante los primeros meses de la pandemia—.

Entre 2019 y 2020, la mortalidad en España creció un 17,73% . Galicia cuenta con más de 300 tanatorios o velatorios, con una media de seis salas cada uno.

A este día de Todos los Santos se llega con regreso a la normalidad en las floristerías, con importantes ventas en los últimos días, además de visitas escalonadas en las cementerios, vigilancia policial y refuerzo de los servicios de autobuses. El personal de los propios recintos ha trabajado para evitar aglomeraciones. Y se han reabierto capillas como la de Boisaca, en Santiago de Compostela. Además, la catedral de esta ciudad ofreció una celebración litúrgica ayer, hoy hará lo mismo, y tiene más programadas hasta el 12 de noviembre.

El informe publicado ayer por la Asociación Nacional de Servicios Funerarios muestra un incremento del 1% en las incineraciones, “tendencia reforzada por la pandemia. En el 54,46% de los fallecimientos se recurre a las inhumaciones, frente al 45,54% de las incineraciones según datos de este colectivo. Esta última opción alcanza el 60% en las capitales, pero baja al 39,8% en el rural.