Como un huracán llega al campo la futura Estrategia para la Convivencia de las Actividades del Medio Rural con el Lobo. Los ganaderos temen que los daños no sean indemnizables, una posibilidad ya desmentida por el Gobierno central. Y tras recurrir la inclusión de este animal en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, por orden ministerial en septiembre, algunas comunidades como el Principado de Asturias plantean la opción de regresar a las capturas. Su objetivo pasa por frenar los destrozos sobre todo en las reses. Pero la Xunta de Galicia recalca que esas capturas serían “impracticables” debido a los numerosos requisitos solicitados por la futura orden para proceder a esa acción. La nueva orden requiere que antes los ganaderos apliquen todas las medidas preventivas contra el lobo. Y solo si no resultan efectivas y consiguen demostrarlo, se podrían autorizar o no otras opciones.

“Los numerosos requisitos impedirían las capturas”, indican fuentes de la Xunta. Además, la inversión solicitada al sector las haría aún más inviables. “La entrada en vigor de la nueva orden imposibilitaría las acciones cinegéticas, con tantas condiciones son impracticables”, insisten desde Medio Rural.

La orden ministerial publicada el pasado 21 de septiembre recoge la posibilidad de medidas de extracción y captura de ejemplares de esta especie, pero para conceder su autorización se establecen criterios de gran complejidad. Basta con leer la disposición adicional primera de ese texto. La captura se estudiaría solamente como una posibilidad cuando “se haya demostrado que se han aplicado adecuadamente por parte de las explotaciones afectadas medidas preventivas o de protección del ganado, y estas hayan resultado ineficaces, teniendo para ello en cuenta el catálogo de medidas de protección del ganado ante eventos de depredación del lobo publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico”.

Antes de llegar al extremo de una captura, el Ministerio solicita a los ganaderos de vacuno que establezcan en sus explotaciones las siguientes medidas de protección: cerramiento perimetral con malla cinegética anudada de nudo fijo, alta resistencia y luz variable —y con unas dimensiones específicas; pastor eléctrico con un energizador con capacidad de aporte de picos de hasta 9 kilovatios; un sistema de puertas de acceso selectivo; e infraestructuras interiores, como porches, abrevaderos y comederos selectivos para los terneros.

Además, el cerramiento debe tener una capacidad para aproximadamente entre 20 y 25 terneros por cada media hectárea de superficie del terreno. Con todas estas instalaciones de prevención contra el lobo, el ganadero necesitaría una inversión media de 12.000 euros según el propio texto del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En el caso de las explotaciones agropecuarias dedicadas al ganado caprino u ovino, los costes bajarían sensiblemente hasta una media de 850 euros por ganadero.