Galicia es una potencia en el sector lácteo. Cuenta con algo más de medio millón de vacas —tanto de leche como de carne—, según los últimos datos de la Consellería do Medio Rural. Pero aún es una potencia mayor en otro sector menos conocido: el de las gallinas y los huevos, y dentro de estos, los camperos y ecológicos. El año pasado había en la comunidad 2,5 millones de gallinas tanto en jaula, suelo, camperas y ecológicas que pusieron más de 570 millones de huevos. Galicia no es una potencia en este apartado ya que hay cinco comunidades que poseen más gallinas y hasta seis que producen más huevos. Pero si se cogen solo tanto las gallinas como los huevos que son camperos y ecológicos, que es al sistema de producción al que tienden todos los agricultores obligados por la Unión Europea, casi no tiene rival en España.

Galicia posee 1,5 millones de gallinas de este tipo. No hay ninguna comunidad que la supere y suponen el 25% del total nacional. El ejercicio pasado produjeron 304 millones de huevos. Es la mayor cifra de la historia a nivel gallego. Solo Aragón, con 394, sumó más. Los agricultores gallegos han duplicado la producción de huevos ecológicos y camperos en los últimos cinco años. En 2015 solo eran 133, según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

¿A qué se debe este incremento, que no solo se ha producido en Galicia sino en el resto de las comunidades autónomas y de países de la Unión Europea? Los nuevos hábitos alimenticios, pero sobre todo la normativa europea de bienestar animal, que busca reducir la producción de gallinas en jaula para fomentar la calidad de vida de los animales, están detrás de este aumento. El objetivo de la UE es que no se produzca ningún huevo en jaula en 2030, explican fuentes del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega).

Menos gallinas en jaula

Estos cambios en el consumo y la nueva normativa europea han provocado que el número de gallinas criadas en jaulas se reduzca en Galicia hasta el 41%. Solo Asturias tiene menos, el 37%. Ambas comunidades poseen la mitad del promedio nacional (88,1%) y son las únicas que están por debajo del porcentaje europeo, ya que el 48% de las gallinas ponedoras de la Unión Europea están en jaulas.

Gallinas en jaula, gallinas en suelo, gallinas camperas, gallinas ecológicas. ¿Cuál es la diferencia? En el mercado se pueden encontrar huevos de cuatro tipos de gallinas. En primer lugar, están las criadas en total cautividad. Viven en jaulas, que están pensadas para que tengan acceso al pienso y al agua, de las que nunca salen. Además de estar hacinadas, se les suele cortar el pico para que no se ataquen entre ellas. Desde 2012, la normativa exige que las jaulas tengan una superficie mínima de 0,2 metros cuadrados, un nido y un espacio para picotear y escarbar, que puede contener varias gallinas. Es el tipo de explotación que la Unión Europea quiere que desaparezca antes de 2030.

En segundo lugar, están las gallinas criadas en suelo. Pueden moverse libremente, pero no tienen acceso al aire libre, sino que están dentro de una nave. El espacio que tienen es limitado y la densidad de las aves podrá ser de hasta nueve gallinas por metro cuadrado. También se les puede cortar el pico para que no se agredan entre ellas. El siguiente tipo son las gallinas camperas. En este caso, además de estar en una nave, tienen acceso al aire libre.

Y, por último, están las gallinas criadas en granjas ecológicas, que además de tener acceso al aire libre, son alimentadas con pienso procedente de la agricultura ecológica y han de cumplir las normas de la producción orgánica. En su alimentación, al menos, el 80% de lo que comen debe proceder de la agricultura ecológica. El uso de medicamentos, como los antibióticos, está muy restringido y no se permite el corte de picos, salvo casos excepcionales. Como máximo puede haber seis gallinas por metro cuadrado en el gallinero, y en el exterior debe haber, al menos, cuatro metros por ave.

El huevo producido en jaula o en suelo es más económico, porque los espacios en los que viven las gallinas son más limitados. Y los gastos son menores. Pasan toda su existencia en un espacio reducido, cerrado y bajo luz artificial para estimular su producción.

Por su parte, el huevo campero y ecológico es más costoso de producir. La gallina necesita espacio al aire libre para tener su mayor bienestar, y eso conlleva un coste en la alimentación y en el mantenimiento y cuidado del terreno.

¿Cómo saber si un huevo procede de una gallina en jaula, de suelo, campera o ecológica? Al igual que los vehículos, tanto en el etiquetado de la caja como en la cáscara hay una matrícula que los identifica. Es el código de marcado alfanumérico que está compuesto por 15 números y letras.

El primer número es el que identifica la forma de cría del animal del que procede, y por tanto distingue un huevo normal (número 3), de gallina criada en suelo (2), campera (1) o si procede de gallina ecológica (0).

Tras este primer número aparecen dos letras, que conciernen al país donde se ha producido, en el caso España es ES; después, dos cifras que corresponden al código de la provincia; otros dos, al municipio y por último, siete números que es el código de la explotación.

Así que cualquier huevo cuyo código comience por 0 es que es de producción ecológica (al aire libre, seis animales por metro cuadrado, alimentación totalmente natural y sin tratamientos veterinarios) y si lo hace por 3 es que la gallina ha estado en una jaula en cautividad. Este tipo de producción está en extinción.

El código es obligatorio en todos los países de la Unión Europea para los huevos frescos que llegan al consumidor y los últimos números varían en función del Estado miembro. El inicio del etiquetado se remonta al año 2003.

Todos los huevos llevan una matrícula en la caja y en la cáscara que los identifica