Ni en el año del COVID, con restricciones de movimientos, confinamientos y un estado de alarma que duró casi 100 días, los ladrones de casas se dieron un respiro. Es cierto que los asaltos a viviendas se redujeron en Galicia el pasado ejercicio, pero aún así superaron los 4.000 (4.046), lo que supone 11 cada día o uno cada dos horas.

Y una vez que se ha producido el hurto, casi lo siguiente es llamar al seguro para que se haga cargo de las compensaciones. Con todos los datos que recopila Unespa, la asociación que agrupa a las entidades aseguradoras de España, ha realizado el informe Los robos en hogares asegurados, que analiza la estacionalidad de estos asaltos —cómo se distribuyen por meses y días de la semana—; la probabilidad —en qué lugares son más o menos probables las sustracciones respecto del conjunto del país— y la gravedad —coste medio del hurto para la aseguradora—.

En cuanto a cuándo se distribuyen los asaltos en función del día de la semana en el que ocurren, se destronan algunos mitos. Se tiende a pensar que los fines de semana se producen más porque es cuando las familias salen de sus hogares. Sin embargo, los datos no dicen lo mismo. Los lunes y los viernes son los días en los que hay un mayor número de robos, según el informe. Por otro lado, los domingos son las jornadas más tranquilas.

La probabilidad de sustracciones en los hogares es la relación entre el número de hurtos y el de viviendas aseguradas. La tasa que resulta permite saber en qué territorio de España es más o menos probable que ocurra un delito de estas características. Galicia se encuentra en la parte baja de la tabla, ya que tiene un 40% menos de posibilidades que el resto de España. Solo la superan Asturias (-47%) y Canarias (-49%). La probabilidad de sufrir un asalto sigue liderada por un territorio que está muy poblado: Cataluña. En esta comunidad, el año pasado, fue un 58% más probable sufrir un robo en la vivienda que en el conjunto de España.

Las zonas más castigadas por la probabilidad de padecer una sustracción fueron tres provincias catalanas (Gerona, Tarragona y Barcelona) y Murcia, seguidas de Toledo y Huelva.

Entre las diez provincias españolas con menos probabilidad de hurtos están las cuatro gallegas: Ourense (7ª); Lugo (8ª), Pontevedra (9ª) y A Coruña (10ª). Las Palmas es la que tiene menos posibilidades de asalto a una vivienda.

En cuanto los municipios más poblados de España (aquellos con más de 75.000 habitantes), los datos confirman que aquellas zonas con más habitantes y con más viviendas de segunda residencia tuvieron más posibilidades de sufrir un robo en el hogar.

Los siete grandes municipios con mayor probabilidad estaban en Cataluña, cinco de ellos en la provincia de Barcelona y uno era la capital.

Como ocurre con las ciudades gallegas, los grandes concellos de la comunidad también están entre los más seguros. Entre los 14 municipios españoles con menos posibilidades de hurtos, seis son gallegos: Ourense (2º), Lugo (4º), Santiago (6º), A Coruña (11º), Pontevedra (12º) y Vigo (14º), según los datos del estudio de Unespa.

En cuanto a la gravedad de los asaltos en los hogares gallegos, arrojan un coste medio de 1.418 euros (5,7 millones en total). Es la quinta comunidad con la cifra media más elevada. La media nacional está en 1.333. Un análisis por provincias desvela que el mayor botín medio se produjo en Barcelona, seguida de Gerona y Pontevedra. Los más bajos se apreciaron en Palencia y Zamora. A Coruña se situó entre las diez primeras con un coste de 1.484 euros. En cuanto a los municipios de más de 75.000 habitantes, el arco entre ciudades es muy amplio, ya que el mayor coste medio se observa en Pozuelo de Alarcón, con 2.600 euros; y el menor en Cádiz, con 320. Lo mismo ocurre en Galicia. En Vigo y Santiago se superan los 1.600 euros, mientras que en Lugo no llegan a los 750. En la ciudad de A Coruña son 1.231 euros.

Los ladrones se van a la playa por las medidas antipandemia

La pandemia del coronavirus ha cambiado muchos hábitos. Entre ellos, los patrones de delincuencia. Así lo demuestra el informe Los robos en hogares asegurados, realizado por Unespa. Este estudio analiza los asaltos perpetrados en viviendas aseguradas entre el 1 agosto de 2019 y el 31 julio de 2020. Su conclusión es clara: los ladrones se han ido a la playa por las medidas desplegadas por las autoridades a raíz de la crisis sanitaria. Según este informe, el confinamiento de primavera y las limitaciones a los desplazamientos establecidas para contener la pandemia obligaron a los delincuentes a centrar su atención en las segundas viviendas, habitualmente ubicadas en el litoral. Los amigos de lo ajeno se desentendieron de los inmuebles ubicados en núcleos urbanos al ser conscientes de que, al tratarse de residencias habituales, sus moradores iban a encontrarse ahí. Un vistazo al reparto de los percances a lo largo de ese período evidencia cómo los robos, que en 2019 seguían la senda habitual de repunte en las vacaciones estivales y de Navidad, cayeron a plomo durante la pasada primavera. La razón: el confinamiento decretado el 14 de marzo del año pasado. La prueba del cambio en el comportamiento de los ladrones es el reparto territorial de los robos. Prácticamente todas las provincias donde la probabilidad de sufrir un robo es mayor que la del conjunto de España se encuentran en la costa. O más en concreto, en el litoral mediterráneo. Es el caso de Gerona, Tarragona, Barcelona, Murcia… Si aparece algún territorio de interior entre los primeros puestos de la clasificación, es porque se trata de provincias próximas a Madrid donde también abundan las segundas residencias (Toledo, Guadalajara…). En la lista de los municipios donde es más fácil padecer un robo en casa abundan las localidades situadas en la costa. De hecho, prácticamente todas se encuentran en Cataluña.