Entre los ocho detenidos por participar en una red de estafas bancarias, figuraba un vecino de A Coruña que operaba en estos ciberataques. La Guardia Civil desarticuló en Alicante esta trama que funcionaba a nivel internacional mediante el método smishing: con el uso de mensajes de texto para engañar a los usuarios, infectar sus equipos y robarles datos sensibles y dinero.

La operación se inició en abril de 2020, después de que los autores realizaran durante tres días consecutivos un ataque masivo a un gran número de clientes de una entidad bancaria española a través de sus teléfonos móviles. Consiguieron estafar 600.000 euros a un total de 106 perjudicados de todo el territorio nacional.

La organización enviaba un mensaje de texto a las víctimas haciéndose pasar por su banco y recabando los datos necesarios para acceder a las cuentas de los perjudicados. Así, los investigados se hacían con el control de sus cuentas desde la plataforma online y modificaban la forma de acceso.

Tras tener el control de las cuentas, la red hacía transferencias de 5.000 euros cada una, desde los depósitos de los perjudicados a personas utilizadas como mulas de dinero, e invertían en criptomonedas.