La Xunta, a través del Fondo Gallego de Garantía Agraria (Fogga), comenzó el pasado 10 de diciembre a hacer efectivo a más de 25.000 agricultores y ganaderos gallegos el pago de 127 millones de las aportaciones de la Política Agraria Común (PAC) correspondientes a la campaña 2021-2022. En total, son 110 millones de ayudas directas y otros 17 destinados a zonas con limitaciones naturales. El Fogga ya había anticipado en octubre 37 millones de las líneas de vacuno de leche y vacuno de carne, por lo que la cifra total se eleva a 164 millones.

Las subvenciones procedentes de la PAC son una parte de las ayudas —las más importantes— que reciben los propietarios de las granjas en Galicia. También tienen aportaciones —bastante menores— del resto de administraciones públicas. En total, en 2019 cada granja recibió de media 9.169 euros en subsidios. Fueron un 25,8% menos que la media nacional (12.373 euros) y además cayeron un 5,2% con respecto al año anterior. En cambio, a nivel estatal crecieron un 0,5%. Si se compara con 2010, las subvenciones aumentaron un 6,4% en Galicia, mientras que en el resto del país lo hicieron un 2,7%.

Estas cifras pertenecen a los resultados de la Red Contable Agraria Nacional (Recan), que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura. La Recan es un instrumento que busca analizar la repercusión que ejercen las medidas de la política agraria sobre las explotaciones agroganaderas.

Desde que inició sus trabajos en 1972, tiene como objetivo evaluar la renta de las explotaciones agrarias y el impacto que la Política Agraria Común produce en ellas. Se rige por el Reglamento 79/65 del Consejo de la Unión Europea, por lo que cuenta con los mismos principios contables en todos los países. Es la única fuente de microdatos completa en España y armonizada con el resto de los países de la UE. La información obtenida es utilizada por la Comisión Europea para realizar informes sobre la situación de la agricultura y de los mercados agrícolas, así como sobre las rentas agrícolas en la UE.

Además de las subvenciones, la Recan mide otras tres variables de las granjas: ingresos, producción y costes. Y con las cuatro busca realizar una radiografía del estado económico de las explotaciones europeas. Y en esa radiografía, Galicia sale bastante mal parada a nivel nacional. Además de recibir menos subvenciones que el resto de agricultores y ganaderos del país, también obtienen menos ingresos y producen menos y solo las salva que los costes de las explotaciones son menores. De lo contrario, su rentabilidad sería aún menor.

Los ingresos medios de las granjas gallegas en 2019 alcanzaron los 26.653 euros. Por el contrario, a nivel nacional superaron los 38.096. Es decir, un 30,4% más. Si se compara con 2010, la renta agraria en la comunidad aumentó un 13,2%, mientras que en el resto del Estado se incrementó casi un 40% en el mismo periodo. Por lo tanto, el sector agroganadero gallego es menos rentable que el nacional, al contrario de lo que sucede en el resto de España, que con el paso de los años es más rentable.

Otra variable que utiliza esta herramienta para realizar la radiografía económica de las explotaciones agroganaderas es la producción. Los datos de la producción total de cultivos y derivados, ganado y productos ganaderos y otras producciones muestran que cada granja gallega logró 63.860 euros en 2019. Con respecto a 2010 el incremento fue del 16%. Sin embargo, a nivel nacional el aumento de la producción superó el 50% (56%). Además, la producción de las granjas nacionales en 2019 alcanzó los 93.041 euros de media, un 31% más que en la comunidad gallega.

La última pata que la Recan tiene en cuenta son los costes. Y en este apartado es el único en el que las granjas gallegas son mejores que las del resto de España. Los costes totales comprenden los consumos intermedios (costes específicos de cultivos y ganado y costes generales); amortizaciones y el coste de los factores externos (tierra, capital y trabajo).

Entre 2010 y 2019, los costes ligados a la actividad agraria se incrementaron un 14% en Galicia, mientras que a nivel nacional lo hicieron casi un 50% (49,7%). En 2019, de media, cada granja gallega tuvo unos costes de explotación de 46.202 euros. Fueron un 31% inferiores a los 67.820 de las explotaciones españolas. Eso sí, con respecto a 2018 crecieron un 6,3% en el caso gallego y el doble (el 13,8%) en el nacional. Es la única variable positiva de las explotaciones agroganaderas gallegas. De lo contrario serían menos rentables de lo que son.

En definitiva, menos ingresos, menos producción, menos subvenciones y menos costes que la media nacional. Estas son algunas de las causas de por qué las explotaciones gallegas poseen una rentabilidad inferior a las del resto del Estado.