Océanos de tiempo se han desplomado sobre los 63 integrantes gallegos de la Lista Roja del Patrimonio. En este vampírico catálogo de edificios históricos en riesgo de desaparición, la provincia de A Coruña cuenta con 25 inmuebles, Pontevedra con 18, Ourense con diez y Lugo con otros diez. La Asociación Hispania Nostra lanzó esta iniciativa para recoger los elementos culturales sumidos en telarañas. Y el catálogo de Galicia se amplió en 2021 con seis nuevas entradas: el pazo A Rectoral de Zas, la Fábrica de la Luz de Betanzos —que Hispania Nostra rebautiza como Casa de la Luz—, la Torre de Torán en Taboadela, la Torre do Olivar en Toén, la casa renacentista en A Vacariza (Dumbría), y el castillo de Mesía.

En cambio, para encontrar un monumento que haya salido de la Lista Roja y entrado en la Lista Verde de los ya recuperados hay que retrotraerse a 2019. Se trata del monasterio de Santa María de Oia, en Pontevedra, datado en el siglo XIII. Según Hispania Nostra, “las obras de consolidación llevadas a cabo por la propiedad posibilitaron la apertura del monasterio al público, que se encontraba cerrado desde hacía dos años”.

Torre do Olivar en Toén, una fortaleza datada entre los siglos XV y XVI. Iñaki Osorio

Cuatro de las últimas incorporaciones al ranquin de viejas joyas al borde del abismo pertenecen a la provincia de A Coruña. En el pasado mes de octubre entró el dieciochesco pazo A Rectoral ubicado en Zas. Su fachada y el hórreo fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC). Pero Hispania Nostra alerta sobre su “estado ruinoso, solo conserva los muros exteriores, no tiene cubierta y su interior está vaciado, se encuentra en peligro de desaparición”.

Sepultada por el musgo en el tejado y envuelta en pintadas, la Fábrica de la Luz de Betanzos entró en la Lista Roja en septiembre. El conjunto industrial de principios del siglo XX sobre el río Mendo se metió en 2018 en el Catálogo del Patrimonio Cultural de Galicia. Tres años después, Hispania Nostra incidió en su “evidente deterioro, queremos presionar y hacer visible la actuación de consolidación de un conjunto industrial pionero, generador de electricidad, fundado por la familia Núñez”.

Para la entrada de la Torre de Torán (siglo XIV) se lamenta “su estado de conservación pésimo, afectada por la sustracción de sillares de piedra y la erosión”. También en la Torre do Olivar (siglos XV-XVI) se observa “la localización de pocos restos de la primitiva construcción, gran parte de los sillares de piedra se reutilizaron en el vecino pazo”. La casa renacentista de A Vacariza , del siglo XVI, vive “un estado general de ruina progresiva”. Y el castillo de Mesía, de entre los siglos XIII y XIV, también asiste a su abandono pese a estar catalogado como BIC.

Torre de Torán en Taboadela, BIC para murciélagos. | // IÑAKI OSORIO patricia hermida

De todas maneras, todavía ningún inmueble gallego entra en la Lista Negra del Patrimonio: una especie de averno donde acaban cayendo aquellos bienes ya desaparecidos o irrecuperables. Por poner algún ejemplo, aquí se encuentran las cocheras de Cuatro Caminos del Metro de Madrid, o el entorno de las murallas de Ávila “por el atroz impacto visual del nuevo Centro Municipal de Exposiciones y Congresos, que destroza la vista histórica mantenida durante siglos”.

De regreso a la provincia de A Coruña, además de los recién incluidos seis inmuebles, también podemos encontrar la casa rectoral do Canedo y la ermita de San Bartelomeu en Monfero, el pazo de Baldomir en Bergondo, el parque do Pasatempo en Betanzos, o la fantasmagórica Casa Bailly con una apasionante historia a la altura de su arquitectura.

Lamentablemente, incluso aparecen barrios enteros. Así ocurre con el de Ferrol Vello, “en completo abandono y progresiva degradación”. Y la ciudad de A Coruña llegó a tener en la Lista Roja a su principal símbolo: la Torre de Hércules, que en el próximo junio cumplirá 13 años como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero finalmente regresó a la Lista Verde, en clara huida de las tinieblas.