Navantia-Ferrol ya se prepara para el corte de chapa de la primera fragata de la serie F-110 para la Armada española, a finales de este mes. Pero los trabajadores recuerdan que aún falta una herramienta imprescindible para los astilleros públicos gallegos: un dique cubierto para poder operar en más barcos a la vez. Así se lo trasladó ayer el comité al delegado del Gobierno, en una reunión celebrada en A Coruña. José Miñones coincidió con la representación del personal en la necesidad de esta infraestructura: “La solicitud se trasladará a los responsables del Gobierno y de Navantia, así como la de un taller de subbloques que se prevé construir en una parcela anexa y que tiene una inversión de 100 millones de euros en los presupuestos generales de 2022”.

Tras una concentración con pancarta ante el edificio de la Delegación, los comités de Ferrol y Fene solicitaron a Miñones que “interceda ante el Gobierno por las inversiones comprometidas, sabemos además que Navantia las considera necesarias”. Según Emilio García Juanatey, presidente del comité de Navantia-Ferrol, “necesitamos un dique para ser más competitivos, porque tenemos cinco barcos comprometidos para diez años y necesitamos el doble para volver a la tasa de actividad de hace una década”.

Los trabajadores también señalan que “en carenas (reparaciones) dejamos escapar encargos por falta de capacidad”. Y recuerda Juanatey que “ahora la dirección de Navantia está alineada con nosotros, veremos cómo avanzan los fondos europeos para la transición ecológica —sector en la que está inmersa la factoría de Fene— y veremos los contenidos de un Perte para el sector naval”.

Ante estas reclamaciones, el delegado del Gobierno manifestó que la implicación del Ejecutivo central “con las instalaciones y proyectos de futuro para Navantia en Fene y Ferrol es absoluta”. Las peticiones se trasladarán directamente al Ministerio de Defensa y al presidente de la empresa pública naval, Ricardo Domínguez. Además, Miñones destacó que el compromiso se establece “tanto con la construcción de buques como con la eólica marina”.

Sobre las fragatas F-110, recordó que la inversión “histórica” ascenderá a 4.300 millones de euros “para generar 7.000 empleos directos e indirectos a lo largo de la próxima década, son 20 millones de horas de trabajo”. Y añadió que “la actuación lleva aparejada la transformación ecológica de la compañía, y ya está dejando muchos contratos y movimiento económico en la zona”.

Colaborarán en la evaluación del comportamiento de nuevos combustibles líquidos de baja huella de carbono que suministrará Repsol, como biocombustibles avanzados producidos a partir de residuos y carburantes sintéticos. Estos se aplicarán a los motores fabricados por Navantia, tanto de propulsión como de generación. Se busca una reducción de emisiones del 100%.

Pacto con Repsol para descarbonizar transporte

Para el desarrollo de soluciones innovadoras en la descarbonización del transporte marítimo, Navantia y Repsol comunicaron ayer la firma de un acuerdo de colaboración. Según indican las empresas en un comunicado conjunto, “reforzamos el compromiso por acelerar la transición energética y lograr la neutralidad en carbono”.