Reservas con meses de antelación, pero también de última hora. Cafeterías sin una sola mesa libre, restaurantes con terrazas y salones del interior llenos. Es la estampa de la primera Semana Santa con cierta normalidad tras el estallido del COVID hace ya dos años. Había ganas de pasar página del confinamiento y de las restricciones de movilidad impuestos por la pandemia. Y la mejor forma fue escapar unos días en busca de buen tiempo, amplia y variada oferta gastronómica y unos paisajes y rutas únicas. Galicia cerró estas minivacaciones con una ocupación media del 80%, según confirmó ayer Vicepresidencia Primera de la Xunta. Ahora bien, en algunas localidades como Ferrol, Ourense, Santiago, A Mariña lucense o la Ribeira Sacra las reservas estuvieron por encima del 90%; e incluso en algunos casos alcanzaron el 100%.
El buen tiempo y las reservas de última hora para los festivos, especialmente a partir del jueves, permitieron cerrar la campaña con una ocupación por encima de las previsiones del sector en parte de los destinos. En gran parte de la comunidad, según destaca el Clúster Turismo de Galicia, se alcanzaron niveles prepandemia. Por provincias y territorios, Santiago y A Coruña cumplieron con las expectativas de ocupación, situadas sobre el 80%, mientras que en Ferrol, durante los días grandes de esta Semana Santa llegaron al 90%. En zonas como A Costa da Morte, la ocupación se situó en el 60%.
En Pontevedra, Sanxenxo llenó el 80% de sus plazas hoteleras, que incluso rondó el 90% en los hoteles de más categoría. En Vigo, la ocupación se quedó sobre el 70%.
En Lugo, A Mariña fue el área que alcanzó mejores cifras de ocupación, con un 75%, junto a la Ribeira Sacra, 80%, con cifras incluso superiores en casas de turismo rural. En el caso de la provincia de Ourense se registró una ocupación de jueves a domingo del 80%.
Con estos datos, la Xunta ensalza “el gran trabajo del sector turístico” y la elección del viajero de origen nacional y de proximidad, que “supo ver en Galicia el destino ideal”.
