La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

Dignidad tras décadas de olvido en Aranga

La Asociación por la Recuperación de los Desaparecidos en el Franquismo hace un acto de “dignificación” de quince represaliados en Fervenzas y hoy lo hará con 21 en Vilarraso

Lucía Vidal, vecina de Fervenzas, ayer en el cementerio viendo la sepultura de los restos. | // I.R.

Los parroquianos de San Vicente de Fervenzas en Aranga llevaban más de ochenta años pisando sobre los cadáveres de quince personas asesinadas de un disparo en la cabeza en 1946. En la parte alta del cementerio, detrás de la iglesia, donde en los sesenta y setenta se enterró, encima de ellos, a personas sin recursos. “Yo no sabía nada de que estaban enterrados aquí y que estábamos encima de ellos. Yo gracias a Dios no tuve a nadie en mi familia represaliado pero si lo tuviese querría que lo encontrasen también. Esto es justicia, lo que es una injusticia es que no lo hubiesen hecho antes las autoridades. ”, señala Lucía Vidal, vecina de la parroquia y la única que ayer acudió al acto de “dignificación” de los guerrilleros tras la exhumación realizada por la Asociación por la Recuperación de los Desaparecidos en el Franquismo (ARDF).

El acto en Fervenzas se une al que esta asociación realizará hoy en otra parroquia, en San Lourenzo de Vilarraso, con otros 21 represaliados. La entidad comenzó los trabajos de investigación y prospección en estas parroquias en 2011 y entre 2018 y 2019 efectuó la excavación y retirada de los restos hallados: quince cráneos, todos con un orificio de bala, además de otros huesos y objetos como zapatos de mujer, suelas de hombre, un velo, una horquilla, unos pendientes.

Los restos óseos de la fosa común recibieron sepultura en estos dos cementerios en actos que les recordaron con honor y gracias a los que ahora tienen una lápida por primera vez. “La Diputación nos dio ayudas para las flores, el grupo folclórico que ha actuado, la losa y los albañiles. Buscábamos a tres guerrilleros y encontramos a quince”, señaló Santiago Carcas, presidente de la asociación, en referencia a la fosa de Fervenzas. Carcas indicó que no habían acudido familiares debido a que la mayoría emigraron a países como Argentina o México y otros no pueden acudir por enfermedad u otros impedimentos.

El acto de ayer incluyó actuaciones del grupo Os Baluros de Castro de Rei y el recitado de poesías además de la introducción de las urnas con los restos óseos dentro de la cripta bajo tierra, cubierta con la lápida que indica que entre ellos, al parecer, están los guerrilleros José Doldán Don, Marcelino Rodríguez Fernández y Lisardo Freijo López.

Esta asociación realizó la inhumación y el acto de “dignificación” pero no se realizó una identificación de ADN para verificar la identidad de ninguno de ellos. “Las pruebas de ADN son muy caras, no tenemos ayudas, lo que hacemos es coger unas muestras y llevarlas a un laboratorio y que queden en cadena de custodia”, explicó la secretaria de ARDF, Ángela Piñeiro.

El Estado que desprecia a sus muertos y deja que sea la ética de la sociedad civil la que se encargue, con más voluntad que medios, de rescatar sus restos y su dignidad, no es un Estado maduro. Esta buena voluntad de las personas ayuda a que se mantenga viva la causa pero también provoca que al final se desentierre para volver a enterrar, como en Aranga, que suene una música y unos poemas y no se haya solucionada nada. También lleva a que se produzcan equívocos, como apuntar que entre los restos óseos podrían estar los de Francisca Latas que ayudó a esconder en una palleira a los guerrilleiros, cuando los propios vecinos saben que no es así.

“Los de la casa de Francisca Latas no los mataron, fueron todos a la cárcel menos una mujer que estaba embarazada, y después salieron. Yo conocí a Francisca, no la mataron”, señaló Lucía Vidal.

En el caso de la fosa común de Fervenzas la localización fue sencilla gracias al escrito que dejó el entonces encargado del cementerio con indicaciones muy precisas: “Cuya fosa se halla situada a nueve pasos de distancia desde la misma esquina de la sacristía de la iglesia hacia el viento sur; a cinco pasos del primer panteón situado al viento sur y a nueve del panteón situado de frente hacia el viento este, propiedad de los herederos de Manuel Gómez Cal; y a cuatro pasos hasta el muro que circunda este cementerio”.

Compartir el artículo

stats