El voraz incendio que asola la sierra de la Culebra, en Zamora, obligó ayer a cortar la conexión ferroviaria de alta velocidad entre Galicia y Madrid. La decisión se tomó poco después de las 16.00 horas cuando el fuego, que al cierre de esta edición había arrasado ya 25.000 hectáreas, saltó la carretera N-631 a las puertas del pueblo Otero de Bodas. Este corte, con carácter indefinido, se ha establecido por razones de seguridad.

Un vecino gesticula, ayer, en una carretera. Abajo, brigadistas y civiles luchan contra el fuego. | // EMILIO FRAILE

La situación afectó a dos convoyes, al AVE 5382 Ourense-Madrid, que estaba detenido en Sanabria, y al Alvia 255 Madrid-Vigo, detenido en Zamora, según informó Renfe. La compañía estableció un “plan alternativo de transporte con transbordos por carretera entre ambas estaciones” para llevar a los pasajeros a sus respectivos destinos, pero las llamas impidieron llevarlo a cabo por la tarde porque se cortó la circulación por carretera entre ambos puntos. Al cierre de esta edición, también se había cortado el tráfico en la N-631. Según Renfe, la Guardia Civil desaconsejaba realizar cualquier trasbordo por carretera, por lo que finalmente la compañía decidió llevar de vuelta a Madrid a los viajeros en los trenes que ocupaban. Para evitar más perjuicios, se cancelaron las salidas de convoyes en origen y, a última hora de la noche, la compañía informó de que mantenía suspendida la circulación de los trenes de larga distancia y de alta velocidad.

El incendio de Zamora obliga a cortar la conexión de AVE entre Galicia y Madrid

El incendio de Zamora ya es oficialmente el mayor desastre ecológico ocurrido en la provincia y es uno de los incendios más grandes de este siglo en España.

Desde el viernes, todos los elementos meteorológicos se han conjugado para empujar el avance del fuego y reavivar focos antes controlados. La Junta de Castilla y León estimaba, al cierre de esta edición, que se habían quemado 25.000 hectáreas. El operativo desplegado está compuesto por 111 medios — 29 agentes medioambientales, 18 técnicos, 40 autobombas, nueve bulldozer, 36 cuadrillas de tierra y helitransportadas ELIF, 20 helicópteros, una aeronave de coordinación de Infocal, una aeronave de coordinación y dos aviones anfibios del Ministerio para la Transición y el Reto Demográfico y el Puesto de Mando Avanzado (PMA)— y mantiene a 480 profesionales trabajando en coordinación con el Ministerio, la Unidad Militar de Emergencias (UME), y las comunidades de Galicia, Cantabria, Extremadura, Madrid y Castilla la Mancha.

En total, vecinos de una veintena de localidades zamoranas pasaron la noche del sábado al domingo en vilo y fuera de sus casas tras los nuevos desalojos que se realizaron por el incendio, que ayer avanzaba sin control en dirección norte y que llegaba ya al valle del río Tera.

A las siete localidades que ya la última noche estuvieron sin vecinos por los desalojos preventivos se sumaron otras once que a lo largo del día de ayer tuvieron que ser evacuadas y una, Calzada de Tera, en la que los vecinos fueron confinados en un lugar seguro del pueblo, según fuentes de la Guardia Civil.

La situación preocupaba ayer por la tarde en el entorno de Otero de Bodas, por donde transcurre precisamente el trazado de la alta velocidad, que comenzó a funcionar entre Galicia y Madrid a finales del año pasado. Allí se ordenaron nuevas evacuaciones en los municipios de Olleros de Tera, Calzadilla de Tera y Pumarejo de Tera. El incendio todavía está lejos de alcanzar la A-52, la principal vía de comunicación por carretera del sur de Galicia con la meseta. Aunque los conductores podían ayer percibir el humo y el olor a quemado al circular por la zona. La capacidad destructiva del incendio se debe a las condiciones meteorológicas excepcionales. La tormenta seca que generó los primeros focos sucedió durante una ola de calor con temperaturas de récord, cercanas a los 40 grados, y rachas de viento de más de 40 kilómetros por hora.

En la noche del jueves al viernes la velocidad del viento aumentó, superando de todas las previsiones. Esto reavivó algunos focos que ya estaban controlados: el viento levantó del suelo materia vegetal incandescente, que fue desplazada y provocó varios focos nuevos. Solo en la noche del jueves al viernes se quemaron más de 6.000 hectáreas, según explicaba ayer el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Junta de Castilla y León, José Ángel Arranz.

Galicia también sufre los efectos del fuego, aunque con una intensidad muchísimo menor. El incendio forestal registrado el jueves en la parroquia de Freixido, en el ayuntamiento ourensano de Larouco, quedó ayer extinguido poco antes de la una de la tarde tras haber calcinado 146,42 hectáreas, de las cuales 70 son de arbolado y el resto, de monte raso, según la Consellería de Medio Rural. En su extinción, participaron 21 agentes, 38 brigadas, 27 motobombas, dos palas, dos unidades técnicas de apoyo, cinco helicópteros y dos aviones.

Permanece activo un incendio en Vilariño de Conso (Ourense), en la parroquia de Pradoalbar, que afecta al parque natural de O Invernadoiro y que está estabilizado tras arrasar diez hectáreas de terreno.