La Opinión de A Coruña

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Jeanne Picard | Delegada de Stop Accidentes en Galicia

“Cuando salimos del cementerio, ¿qué pasa? Olvido e indiferencia por las víctimas de tráfico”

“Necesitamos atención integral, un número de teléfono para los afectados de la violencia vial” u “Quienes dejan que alguien se ponga al volante bebido, deberían ser castigados”

Jeanne Picard, en la sede de Stop Accidentes-Galicia, en a A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS

Se sienten víctimas de segunda y aseguran sufrir una segunda victimización. Jeanne Picard, delegada de Stop Accidentes en Galicia, denuncia el olvido y la indiferencia a las que se ven sometidos por parte de algunas administraciones y de la sociedad y reclama una atención integral, con un número de teléfono que atienda sus dudas tras la pérdida de un familiar o resultar herido en carretera. “No es la indemnización la que nos va a apoyar... No necesitamos un psicólogo o una pastilla, sino un organismo rector al que llamar y que escuche las necesidades de las víctimas de tráfico”, reivindica Picard en vísperas del Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Violencia Vial, que tendrá lugar este domingo.

Es una de las fundadoras de Stop Accidentes, hace ya casi 22 años a raíz del fallecimiento de su hijo. Que más de dos décadas después de la constitución de la ONG siga en activo, no es una buena noticia…

Son casi 22 años de trabajo voluntario para que no le pase a nadie más. Nuestro objetivo, cero víctimas en carretera todavía no se ha logrado, por tanto seguimos existiendo como asociación de víctimas. A nivel mundial y de la DGT el objetivo es reducir la mortalidad en carretera un 50%, por tanto algo se ha conseguido estos años. Pero no la meta de cero víctimas y que un accidente sea eso, un accidente, no consecuencia de un comportamiento de riesgo.

En el manifiesto del Día Mundial de Víctimas de Violencia Vial dan las cifras de fallecidos y heridos en estas dos décadas y hacen hincapié: no son cifras, son personas. ¿Se sienten como números ante las administraciones y la sociedad?

Sí, sobre todo a nivel sociedad y de algunas administraciones. La DGT trabaja desde la prevención, y mucho, y reconoce que detrás de esas cifras están las personas. Nos han apoyado y ofrecido colaboración. Pero a nivel de sociedad seguimos siendo víctimas olvidadas y silenciadas. Ya es como una costumbre, algo normal, esas estadísticas que se dan los lunes o cada día. Hemos logrado cambiar el nombre, de accidentes pasamos a siniestros. Pero más del 90% del mal llamado accidente se puede evitar.

¿Qué implicación echan en falta desde las administraciones?

Cuando ocurre el siniestro vial, se llama al 112. Hoy día la atención en el momento del siniestro está muy bien cubierta. A veces hay problemas de distancias, de llegada de ambulancia... Siempre queremos que sea en el minuto de oro. Así lo llamamos nosotros; la Administración lo llama la hora de oro. Ese minuto a nosotros nos parecen horas. Pero, ¿qué pasa al día siguiente? ¿Una semana después? Estamos olvidados. Cuando cerramos la puerta del cementerio, cuando los amigos se van, cuando abrimos la puerta de la habitación de nuestro hijo y nos encontramos una habitación que estaba llena de vida y de repente hay un silencio. .. ¿Qué pasa? Este es el olvido de las administraciones y la indiferencia de la sociedad.

¿Se sienten víctimas de segunda en relación a otros colectivos?

Sí. Y además sentimos una según da victimización. No recibimos ese apoyo y ayuda, una mano amiga. No es el pésame lo que queremos, queremos que nos orienten y contesten a nuestras preguntas porque nos surgen miles y no sabemos a quién acudir. No es la indemnización la que nos va a apoyar. Es verdad que es necesaria, sobre todo pensando en los heridos graves. Pero falta lo emocional. Una víctima necesita una atención integral después del siniestro.

¿Por dónde pasa esa atención integral?

Más allá de las emergencias. Cuando sentimos dolor, soledad, silencios, ausencia, impotencia, rabia, indignación, desamparo, impunidad, injusticia, desesperación, angustia, depresión… Eso es lo que es ser una víctima. Ser víctima no se supera como hemos oído de algún político. Ser víctima es aprender a vivir de nuevo. Llevamos años pidiendo esta atención integral con un teléfono para las víctimas. Somos solidarios con todas las violencias —de género, del terrorismo, bullying...—, que ahora mismo sí tienen su número de teléfono. Nosotros, ¿por qué no? ¿No sería mejor tener un número de teléfono fácil de recordar que nos identifique a todas las violencias,? Y, si no uno específico para las víctimas de tráfico. De pedir, pedimos lo máximo, una Secretaría de Estado, un organismo rector, con un número de teléfono para todas las víctimas de hechos violentos. Si esto no puede ser, por lo menos un número para las víctimas de violencia vial.

En estos últimos 20 años, la accidentalidad se ha reducido, se han mejorado las carreteras, se reformó el Código Penal, hay más vigilancia, los vehículos son más seguros… ¿La sociedad ha madurado a la par?

La sociedad no está concienciada. Una parte de la población no ha tomado conciencia del riesgo. Todavía hay mucha reincidencia en el tráfico. Tendremos coches y carreteras seguras para que eviten los errores, pero si no tenemos un comportamiento solidario, de convivencia y respeto... Es lo que más cuesta: cambiar esa mentalidad.

¿Esa falta de conciencia del riesgo genera a su vez esa indiferencia que atribuye a la sociedad?

Totalmente. Hay mucho egoísmo en la carretera. Todos sabemos que los radares han salvado muchas vidas, pero cuando se llega a uno en la autopista se frena y luego se vuelve a pisar el acelerador.

¿Falta implicación de familiares y amigos con comportamientos de riesgo en carretera? Por ejemplo, no interviniendo cuando nuestros mayores conducen con las capacidades psicofísicas mermadas, hijos o amigos a los que se les deja coger el coche tras haber bebido...

Y el del bar sigue sirviendo alcohol y lo deja salir y coger el coche, cuando a lo mejor si está borracho no le permite entrar porque hace ruido. Hay que ser responsables y corresponsables en el tráfico. Debería haber algún tipo de castigo para estos comportamientos. La Justicia debería contemplarlo .La ley también nos tiene que proteger. Pedimos una modificación del Código Penal porque al calificar un delito de tráfico como homicidio imprudente, no pasa nada. Queremos una Justicia preventiva y reparadora para las víctimas. Mientras la Justicia no actúe contra estos delincuentes no lo vamos a conseguir.

Por sus años de experiencia, ¿qué surte más efecto: retirada de puntos, multas, ingreso en prisión, decomiso del vehículo, cursos…

Yo soy partidaria del decomiso del vehículo para el multirreindente, que además está feliz con su coche y no respeta norma alguna. Incluso que se lo aplasten delante de él, que lo conviertan en chatarra. Nos encontramos con gente que acaba los puntos, los recuperan y vuelven a las mismas. Hay muchos que son enfermos alcohólicos o drogadictos. Hay que curar su adicción, si no es imposible su rehabilitación y reinserción.

“Creemos en la Justicia, pero no nos protege; es muy garantista con el delincuente viario”

¿Por dónde debe ir esa Justicia preventiva que reclama?

Debe ser más rigurosa y más rápida. No se puede esperar dos o tres años para un juicio. Recientemente hubo uno en el que la fiscal estuvo presionando para que la familia no fuera a juicio y lo único que quería oír el “perdón”. Si no logramos reeducar al delincuente, volverá a salir a la carretera igual, en las mismas condiciones. Creemos en la Justicia, pero la Justicia no nos protege. Las Fiscalías de Seguridad Vial también deben ser más eficaces en la atención a las víctimas. La voz de las víctimas tiene que ser oída.

¿En qué sienten que la Justicia no les protege?

Por un juicio hay que esperar dos años. No puede haber esa lentitud. El sistema judicial en sí que nos encontramos en el juzgado tampoco nos protege: todos en el pasillo, el presunto delincuente y las familias, sin siquiera una pequeña sala para las víctimas. A nivel emocional hay un olvido total; ahí está la segunda victimización. No necesitamos un psicólogo y una pastilla, sino un organismo rector para saber a quién llamar y que escuche las necesidades de cada víctima. La Administración debe ser más humana.

¿Son suficientes las actuales penas para los delitos de tráfico?

No están suficientemente castigados. Son penas que no tienen el suficiente rigor para que el delincuente sienta su responsabilidad. Pedimos que sea tipificado como homicidio doloso y no imprudente. Si has bebido, te has drogado… ¿No quería el delincuente? Si bebes a conciencia, debes ser condenado por homicidio doloso. Lo que no puede ser es que con cada Gobierno de turno se reforme el Código Penal y que cada cuatro años tengamos que estar pidiendo un cambio. Hay que hacer una revisión seria y rigurosa para conseguir que la Justicia aporte protección a las víctimas. Es muy garantista para el delincuente viario.

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