"Siento mucho lo que pasó, no sé si fue culpa mía o no", el alegato final del acusado del accidente mortal de Salceda

La acusación particular insiste en reclamar una pena elevada: "No es un accidente que se produce porque sí, actuó con total desprecio a la vida"

El acusado durante la primera sesión del juicio celebrado en Pontevedra y que finalizó hoy.

El acusado durante la primera sesión del juicio celebrado en Pontevedra y que finalizó hoy. / Gustavo Santos

Carlos García

"No sé lo que pasó, lo sigo diciendo y lo diré siempre". Así, reiterando lo que ya había indicado durante su interrogatorio, comenzó esta mañana el alegato final que hizo Alfredo L. R., acusado de homidicio por imprudencia por el accidente mortal de Salceda de Caselas en marzo de 2021. Un siniestro que acabó con la vida de tres personas, dos de ellas menores de edad, María Luisa Gondell Soliño y sus dos hijos, Daniela y Beltrán, de 13 y 6 años de edad respectivamente.

El acusado utilizó su derecho a la última palabra al término de la vista oral asegurando que "no sé si soy culpable o no, siento mucho lo que ha pasado" y para añadir que también él está "muy mal física y anímicamente" por lo sucedido. Reiteró que "jamás coge el coche si bebe" y que le tiene "mucho respeto a la carretera" de tal forma que "nunca tuve una sanción". Insistió en que "lo siento mucho" pero también se reiteró en que "no sé si fue culpa mía o no," alegando que "no me encajan los resultados de la alcoholemia" que se le realizó y que arrojó una tasa que, como indicó la Fiscalía, doblaba la mínima para calificar la conducción bajo los efectos del alcohol como delito.

Con las palabras del acusado se cerró un juicio queda visto para sentencia. Esta mañana se le dio la oportunidad a las partes para resumir e informar de sus conclusiones definitivas respecto a este accidente que terminó con la vida de tres personas tras una colisión brutal en la que, según la Guardia Civil, el coche del acusado circulaba a una velocidad muy elevada, 128 kilómetros por hora e invadió el carril contrario por el que circulaba el coche de las víctimas.

En la jornada anterior, las partes ya habían elevado a definitivas sus conclusiones. La Fiscalía ratificó su petición de cinco años de prisión, una pena que para la familia de las tres víctimas es a todas luces insuficiente y que eleva a 9 años de cárcel. Las defensas piden la libre absolución o, como alternativa, que se le condene a penas mínimas aplicando diversas eximentes o atenuantes, entre ellas la de embriaguez y reparación del daño, al señalar que ya han consignado, casi desde el mismo instante en que se tuvo constancia de la petición del Ministerio Público, unas cantidades similares a las que reclama la fiscal como indemnización.

El abogado que ejerce la acusación particular y defiende a la familia de los fallecidos pidió no una condena ejemplar, sino justa, y considera que este es uno de los casos en los que el Código Penal debe imponer la pena elevada en dos grados por la gravedad de la conducta del acusado y las graves consecuencias de los mismos. "Esto no se trata de un accidente que ocurre porque sí", sino que considera que el acusado actuó con "total desprecio a la vida. Rechazó la posibilidad de que pudiera "estar zombi", como él alega y la defensa, como demostraría el hecho que pudo coger un coche, conducirlo y ponerlo a 128 kilómetros por hora. Un comportamiento que llegó a calificar de "kamikace".

El acusado durante el juicio.

El acusado durante el juicio. / Gustavo Santos

Las defensas, por su parte, piden la absolución al cuestionar algunos aspectos del atestado de la Guardia Civil o de la reconstrucción realizada por el ERAT. Un informe que calificaron de "primitivo" y que, según ellos, carece de elementos colaterales que pudieran poner en duda la versión que dan de cómo se produjo el accidente. De hecho, insistieron en que "nadie sabe cómo se produjo, ni nosotros ni el equipo de reconstrucción" y lamentan que las acusaciones den "patente de corso" al informe elaborado por estos especialistas en reconstrucción de siniestros de tráfico a nivel estatal.

La Fiscalía también considera "gravísima" la ingesta de alcohol y la conducta por parte del acusado, así como la velocidad excesiva que llevaba el coche. Da por buena la reconstrucción del accidente que realiza la Guardia Civil y reprobó que se pudiera hacer pretender que la víctima tuvo algo que ver en la producción del siniestro. Considera que no hay "nada que reprocharle". Circulaba por su carril, a una velocidad adecuada (60 kilómetros por hora) y con los elementos de seguridad y retención correctamente en uso cuando se encontró con el coche del acusado que se le echaba encima a gran velocidad. La maniobra evasiva que intentó sin éxito fue "correcta". Solo difirió en la acusación particular en la pena a imponer. Entiende que para la familia cualquier condena será insuficiente, pero señala que por "razones de estricta legalidad", la condena a imponer deben ser los cinco años de prisión que se solicitan por el Ministerio Público.