Ocho meses de encrucijada en la A-6

Transportistas y particulares relatan su periplo desde junio por los desvíos tras el desplome del viaducto a escasos metros de Pedrafita: entre 10 y 20 minutos más de viaje y un gasto extra de 50 euros por trayecto a los camioneros

Desplome del viaducto del Catro, cerca de Pedrafita, el pasado 7 de junio. |   // CARLOS CASTRO

Desplome del viaducto del Catro, cerca de Pedrafita, el pasado 7 de junio. | // CARLOS CASTRO / r. Prieto

La principal vía de comunicación de A Coruña y Lugo con la Meseta está a punto de cumplir 8 meses cerrada al tráfico. Fue el pasado 7 de junio cuando un vano de 50 metros del viaducto del Castro, todavía en la provincia de León pero a escasos metros de Pedrafita do Cebreiro, se desplomó en el kilómetro 432 de la A-6. Tan solo nueve días más tarde se producía un nuevo desprendimiento de otro trecho de una longitud semejante en el mismo puente afectado, una estructura que llevaba ya casi un año en obras tras detectarse deficiencias en el hormigón durante las inspecciones periódicas que realiza el Ministerio de Transportes. Estos trabajos no solo provocaron que el tráfico estuviese cortado en el viaducto que se vino abajo, sino que ya estaba desviado por la plataforma paralela.

Desde entonces, miles de usuarios son desviados por la N-6, un recorrido que suma entre 10 y 30 minutos más de viaje, según el día de la semana y las condiciones climatológicas, tal y como apuntan afectados consultados por este periódico. Pero esos minutos pueden convertirse en horas cuando hay una operación salida de verano, navidades o Semana Santa o cuando se producen cortes, como ha ocurrido en época estival con motivo de las fiestas patronales o también en el arranque del invierno por las nevadas.

Transportistas y particulares que recorren a menudo con sus camiones y sus turismos la A-6 relatan cómo han afrontado estos ocho meses al volante por la principal vía de comunicación para la mitad de la comunidad gallega con la Meseta, el gasto que les ha acarreado y las expectativas que tienen en la reapertura al tráfico. El Ministerio de Transportes, tal y como reiteró esta semana el delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Miñones, mantiene para este año la reapertura total del viaducto en sentido Madrid “en doble dirección”, aunque sin fijar una fecha concreta. No obstante, el calendario que había avanzado el Ejecutivo central para habilitar un viaducto que evitaría el desvío era este verano, según había apuntado la secretaria de Estado de Transportes, Isabel Pardo de Vera, durante una visita a Galicia el pasado mes de octubre.

Desde la Xunta denunciaron desde el minuto uno carecer de información del Gobierno central, tanto sobre el avance de las causas del desplome como del calendario de actuaciones. Ante esta falta de comunicación, Galicia impulsó esta misma semana con Castilla y León una alianza para reclamar al Ministerio de Transportes una reunión para abordar el calendario de las obras y la programación de la reconstrucción de los puentes afectados.

Tiempo que añade el desvío

El recorrido que tienen que hacer tras el desplome del viaducto los usuarios de la A-6 añade a su tiempo de viaje de entre 10 minutos para un turismo a los 20 minutos para un transportista. Aunque en horario nocturno y con lluvia, el recorrido puede llegar a la media hora, según apuntan usuarios y camioneros consultados por este periódico.

Reajuste de la jornada laboral y un conductor más

Sumar más tiempo de viaje por el desvío ha obligado a los transportistas a tener que ajustar sus paradas ya que excederse en los tiempos de conducción acarrea una sanción de 100 euros. “El tiempo máximo de conducción son cuatro horas y media, cumplido ese tiempo hay que descansar 45 minutos. Para no incumplir la jornada laboral tienes que reajustar las paradas o poner otro conductor”, apunta José Fernández, presidente de Asociación Provincial de Transporte de Mercancías por Carretera de Lugo (Tradime). Y pone un ejemplo. La ruta A Coruña-Benavente ya no se puede realizar sin hacer un descanso. De tener que llegar a destino a una hora concreta solo hay dos opciones: o se reajusta el horario de salida o se requiera otro conductor.

Coste adicional y averías en los camiones

Hay camiones que realizan la ruta por la A-6 dos veces al día. El desembolso para estos transportistas que usan a diario la autovía del Noroeste es importante. “Lo hemos asumido nosotros y lo seguiremos asumiendo: una media de 40-50 euros por trayecto”, apunta el presidente de Tradime. Este gasto adicional incluye el extra de combustible y el gasto que acarrea al vehículo, como es el desgaste de neumáticos. “Todo esto sin tener en cuenta las averías ocasionadas con el primer desvío que exigía el famoso rotador”, recuerda Fernández. El sector advierte de que era una auténtica trampa para los vehículos articulados de 40 toneladas. Y es que con una pendiente del 10% y una curva “imposible” provocaron que estos vehículos perdiesen la tracción con hielo o nieve, lo que causó averías en más de un vehículo y obligó a cortar la vía.

Vías alternativas

El sector del transporte lamenta que desde el Gobierno no se tuviera en cuenta su propuesta para las rutas alternativas. La salida que los transportistas defendían, en la salida 438, —recuerda Tradime— exigía hacer una rotonda, un obra menor pero que permitiría tener un recorrido con menos pendiente y que además cuanta con un carril más (un de bajada y dos de subida). Finalmente, en la recta final del año pasado, Transportes optó por la ruta que había puesto en marcha en un primer momento: la salida 431, cruzar Pedrafita e incorporarse a la nacional, y el rotador, para turismos.

Transportes especiales

El pasado verano, el Clúster da Función Loxística de Galicia, entidad que une firmas de transporte, productoras o puertos, advertía del peligro que corrían 3.000 empleos en Galicia si se demoraba la reparación o no le daban alternativas para cruzar Pedrafita en sus rutas a la Meseta. Desde otoño, el transporte especial ya puede circular en unas condiciones estrictas y en horario nocturno. “En torno al 70 del transporte especial ya pueden hacerlo, pero un 30% todavía lo hacen por otros puertos de España”, detalla Iago Domínguez, gerente del Clúster da Función Loxística de Galicia. “Por ahora no se ha dado esta situación, pero —advierte— se corre el riesgo de derivar la producción a otros puntos si resulta más rentable”.

Obras pendientes

Transportistas y particulares temen cómo pueda afectar la nieve a la circulación, con los cortes de carretera que conlleve. Para tratar de mejorar la circulación ante la llegada del duro invierno en esas zonas de montaña, desde el Clúster da Función Loxística urgen más máquinas quitanieves y salmuera. También aluden a obras todavía pendientes y que facilitarían el flujo, con la remodelación del enlace de Noceda para que los camiones tanto en salida como en acceso tengan condiciones más favorables para la circulación.

Dudas de los plazos

“¿Verano? ¿Para este año? El año finaliza el 31 de diciembre. No hay un plazo concreto y nos tememos que no esté ni este año”, cuestionan los transportistas, que temen que las obras se prolonguen más allá de 2023 “viendo cómo están evolucionando”. “Entendemos que nunca antes se había producido un accidente de estas características en España, y que la situación fue difícil de abordar, pero —insisten— ya han pasado ocho meses”. “Me pregunto si esto hubiera ocurrido en otras zonas de España, se estaría así tanto tiempo después. ¿Si hubiera pasado en el Guadarrama se esperaría más de un año a terminar las obras y su reapertura?”, cuestiona el presidente de Tradime, quien recuerda que esta vía es “el único acceso a la Meseta de A Coruña y Lugo, que vertebra la mitad de Galicia”.

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A los usuarios habituales de la A-6 les toca armarse de paciencia cuando inician el viaje para cruzar Pedrafita do Cebreiro. Al “incordio” que supone sumar 10 o 15 minutos más de viaje, siempre y cuando no te encuentres con un camión en el trayecto, se suman los problemas de señalización y luminosidad de los que advierten los conductores. Miguel Pappenheim vive en Madrid con su familia pero viaje de manera habitual a la tierra de su mujer, A Coruña.

“En invierno ha resultado complicado el viaje, porque de noche y lloviendo la visibilidad es muy poca y el desvío está faltamente señalizado”, relata Miguel, al tiempo que advierte de que en la carretera apenas se aprecian los carriles de separación. “No se ven las luces ni las señales pintadas en la calzada. Eso acaba siendo un peligro para los usuarios”, se queja. “No deja de ser un incordio, porque vas a una velocidad en autovía y de repente de paras ahí. Y lo peor es si te tocan camiones, entonces sí que ya es un fastidio. Y ya van casi ocho meses así”, relata Patricia Ozores, que los domingos realiza el trayecto A Coruña-Madrid y a veces entre semana. “Lo positivo es que en ocasiones te paras en la zona y compras un queso de O Cebreiro, a los particulares nos suman 10 o 15 minutos más de viaje pero los grandes perjudicados son los transportistas”, lamenta.

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