La segunda oportunidad de Besteiro

Como delegado del Gobierno, al político lucense se le abre la puerta para retomar su carrera política | Rueda espera que el nombramiento “no sea para arreglar cuestiones internas”

Gómez Besteiro, el 18 de marzo de 2016, cuando anunció su dimisión como secretario xeral del PSdeG debido a las imputaciones judiciales. |   // XOÁN ÁLVAREZ

Gómez Besteiro, el 18 de marzo de 2016, cuando anunció su dimisión como secretario xeral del PSdeG debido a las imputaciones judiciales. | // XOÁN ÁLVAREZ / X. A. Taboada

X. A. Taboada

La imagen de la foto corresponde al 18 de marzo de 2016, día en el que José Ramón Gómez Besteiro anunciaba su retirada de la política y su dimisión como secretario xeral del PSdeG-PSOE. Unos días antes ya había renunciado a presentarse a las primarias para ser candidato a la Xunta debido a las diez imputaciones judiciales que pesaban sobre él. Ayer, el Consejo de Ministros aprobó su nombramiento como nuevo delegado del Gobierno en Galicia y, con ello, se le abre una segunda oportunidad, una partida extra en la que puede retomar su interrumpida trayectoria política y, tal vez, aspirar de nuevo al sillón de San Caetano como cabeza de cartel socialista.

Besteiro ha vuelto a primera línea una vez que todas las causas judiciales contra él se han archivado. Durante estos siete años se ha mantenido alejado de los focos, centrado en su actividad profesional, sin llamar la atención, discreto, pero tampoco ajeno a la marcha del partido y sin romper del todo las amarras a pesar del cerco judicial. Por eso, en cuanto los juzgados cerraron los casos sin encontrarlo culpable de nada, Pedro Sánchez —con el que mantiene buena relación— lo ha llamado para ponerse al frente de la representación del Gobierno en Galicia al mismo tiempo que ascendía —desde ese mismo puesto— a José Manuel Miñones a ministro de Sanidad.

“Hoy es un día muy especial en lo político y en lo personal con la rehabilitación política de un compañero”, destacaba ayer el secretario xeral actual, Valentín González Formoso, quien por el momento, sin cerrar la puerta a la Xunta, repetirá como candidato a la alcaldía de As Pontes y con la aspiración de revalidar la presidencia de la Diputación de A Coruña. Es más, en diciembre llegó a decir que si Besteiro quería ser el candidato socialista, él le apoyaría. Por entonces, la justicia ya había exonerado al nuevo delegado del Gobierno en Galicia.

Así que el ascenso de Miñones y la recuperación de Besteiro formaría parte de una operación para situar al lucense como cabeza de cartel en las elecciones autonómicas del próximo año. Se llegó a valorar su designación como ministro de Industria —en sustitución de Reyes Maroto—, pero ese papel, centrado en Madrid, le alejaba de Galicia.

Encuestas internas del PSOE sostienen que Besteiro tiene un grado de conocimiento del 60% entre la opinión pública, más que algunos conselleiros, y una plaza en Madrid haría perder fuerza a ese activo, indican fuentes socialistas.

Con un PP que tiene ya a Alfonso Rueda y el BNG, a Ana Pontón, y con Formoso volcado en la política local, al PSOE le faltaba poner cara a su cartel a poco más de un año para los comicios gallegos. De ahí que el partido moviera ficha para resituar a Miñones y Besteiro, colocando a este último en el trampolín de la Delegación del Gobierno. Esto le facilitaría dar luego el salto a la candidatura autonómica, previo paso por un proceso de primarias del partido.

Esto mismo es lo que se teme el presidente de la Xunta y del PPdeG, Alfonso Rueda, quien ayer advirtió que esperaba que el nombramiento de Besteiro no sea un “movimiento” del PSOE para arreglar sus “cuestiones internas, porque las instituciones no están para eso”. “Espero que esto se haya hecho pensando en Galicia y no en otras claves que no serían tan deseables”, avisó.

Tras dar la bienvenida y ofrecer colaboración al nuevo delegado, Rueda subrayó que lamentaría que el “único resultado práctico” de este cambio sea que el PSOE “se arregle internamente”, dada su tendencia a la “provisionalidad constante, la descoordinación y su falta de liderazgo”.

El cargo de delegado del Ejecutivo le permitirá a Besteiro recorrer Galicia de punta a punta con una agenda institucional, recabar la atención mediática, explotar y poner en valor los miles de millones en transferencias del Estado a la comunidad y, por supuesto, confrontar el proyecto socialista con el de la Xunta y el del BNG, algo fundamental sobre todo porque ni Formoso, ni su número dos (José Manuel Lage), ni por supuesto Besteiro, tienen escaño en el Parlamento.

Ese puesto le posibilitará además desplegar un perfil político propio —aunque coordinado con Formoso, declarados amigos además de compañeros de partido— y sacar colmillo para dibujar la alternativa socialista y, si finalmente apuesta por ser cabeza de cartel, erigirse en contrapunto visible de Rueda y Pontón.

Tiene por tanto, Besteiro, una segunda oportunidad por delante y meses de margen para demostrar si sigue siendo “político” o, por el contrario, está fuera de forma tras siete años alejado de la actividad pública.

En su tierra natal, Lugo, no dudan de su valía. La alcaldesa, Lara Méndez ve “lógico” que se hable de Besteiro como eventual candidato a la Xunta, aunque precisa que por el momento “no toca”. “Puede ser un candidato excelente para todo”, dijo el presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé.

En todo caso, Besteiro aún no ha abierto la boca. No se ha pronunciado ni en un sentido ni en otro. Sus intenciones políticas se las guarda. Al menos de momento.

Con estos movimientos, el PSdeG tiene ahora tres tenores. El propio Formoso, el nuevo delegado del Gobierno y el ministro de Sanidad, todos ellos con proyección pública y sin que se pisen los pies unos a otros. Sin menoscabo de que pueda aparecer alguien más dispuesto a presentar sus credenciales en primarias para competir por la Xunta.

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