Alerta en casi 900 granjas gallegas ante la amenaza de un recorte del número de aves

El sector teme cierres y subidas de precios al consumidor si la densidad de pollos se recorta a 11 kilos m², como plantea la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria

Pollos en una granja gallega. |   // LAVANDEIRA JR.

Pollos en una granja gallega. | // LAVANDEIRA JR. / Roi Rodríguez

Roi Rodríguez

Conjugar los más altos estándares de bienestar animal con la rentabilidad de la producción es uno de los grandes retos al que se enfrenta el sector ganadero. Tanto los profesionales de las explotaciones como las autoridades están de acuerdo en que la hoja de ruta pasa por avanzar hacia la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Sin embargo, algunas recomendaciones que están sobre el tablero europeo en relación al sector avícola generan inquietud y avivan el miedo a cierres, considerables subidas de precios para el consumidor o un freno a la competitividad respecto a países extracomunitarios.

Así lo admiten las organizaciones Asaja y UPA en relación al reciente dictamen de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre pollos de engorde y gallinas ponedoras basada en un mandato ”particularmente limitado” de bienestar animal establecido por la Comisión Europea. Una opinión científica con recomendaciones “sin precedentes” que, si se aplicaran en estos términos, “conducirían a la pérdida de la mayor parte del sector avícola europeo, tanto a la producción de carne como de huevos”, señala Asaja.

La Comisión Europea solicitó estos dictámenes en el marco de su estrategia De la granja a la mesa. Estos documentos proporcionan una base científica para apoyar la revisión en curso de la legislación de la UE sobre bienestar animal. Se espera que la Comisión presente una propuesta legislativa en el segundo semestre de 2023. En Galicia, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura correspondientes a 2021, se contabilizan 874 explotaciones, mientras en España se rozan las 5.000. La comunidad produce 217.000 toneladas de carne de pollo al año sobre un total de 1,6 millones de toneladas a nivel estatal.

Entre las propuestas, la más impactante es la de reducir la densidad de población de pollos de engorde convencionales a un máximo de 11 kg/m², que según Asaja conllevaría que el número de aves en las granjas tendrá que recortarse en un 72%. “Todavía no hay nada fijo, pero cuando el río suena es que agua lleva”, recela el técnico de la organización Arturo Hernangómez. A mayores, en un momento en que los costes de producción están disparados, tener que rebajar tanto la cabaña “haría que no salgan las cuentas”.

“No vamos a tener suficiente oferta ni para el comercio interior ni para el comercio exterior. Vamos a depender de países como Brasil, que es el principal productor y que no tiene que someterse a las reglas de juego que impone la UE”, analiza Hernangómez, en caso de que sus temores se confirmen. La opinión de la EFSA, hay que recalcar, no compara las prácticas de bienestar animal en las explotaciones en la UE con las de terceros países. Y dado que no existe un mecanismo para evitar las importaciones de aves de corral de territorios extracomunitarios con estándares más bajos, la consecuencia sería un mayor aumento de las importaciones de carne de aves de corral de Ucrania, Brasil y Tailandia; una tendencia ya existente.

La posible rebaja de espacios, se queja el representante de Asaja, se suma además a otras recomendaciones como la reducción de uso de antibióticos “que quieren ir metiendo poco a poco”. “Es un cúmulo de cosas que hacen imposible la producción”, se lamenta. En la producción de huevos la principal preocupación pasa por la eliminación de las jaulas, “pues aunque la mayoría de los sistemas de cría se hacen en suelo, la avicultura de puesta se hace en jaula”. A renglón seguido recuerda que para hacer frente al encarecimiento de la luz los ganaderos se embarcaron en importantes inversiones en placas solares a fin de ahorrar en la factura, de la electricidad, con lo que reducir sus márgenes sería la puntilla. “La gente está temblando” asegura.

“Es imposible”

Producir de forma rentable con una densidad máxima de 11 kg/m² “es imposible”, enfatiza por su parte el técnico de UPA David Erice, quien cuantifica una reducción de la cabaña de “un tercio”. “Si es así, el precio del pollo tendría que multiplicarse por tres para compensar”, sostiene. Indica que para que una explotación sea “mínimamente rentable”, debe tener entre 30.000 y 35.000 aves —“nada que ver con una macrogranja”, puntualiza—, con lo que un recorte tan drástico sería demoledor en una actividad que ahora mismo “es deficitaria”. De hecho, cuantifica que producir un kilo de pollo, que en el punto de venta alcanza unos 3,5 euros, “cuesta entre 50 y 55 céntimos y los ganaderos apenas están percibiendo 0,40 ”.

¿Ampliar las explotaciones?

Además de encarecer notablemente el precio del pollo para compensar la reducción de animales, la otra solución teórica para que las explotaciones no perdiesen rentabilidad pasaría por aplicar la superficie de las granjas. Un remedio que no es sencillo en la práctica, porque como puntualiza Erice cualquier remodelación tendría que ser estructural. “Habría que derribar muros y no todos tienen espacio. A mayores también conllevaría importantes inversiones económicas en una actividad que ahora mismo trabaja a pérdidas”, indica. “Con las subida de costes —energía, piensos y un largo etcétera— producir un kilo de pollo cuesta entre 50 y 55 céntimos y nos lo están pagando a 40”, ejemplifica, mientras que “en el punto de venta se paga a 3 o 3,5 euros”, añade.

“Ampliar la granja sería lo solución si te dejaran”, relata en la misma línea Arturo Hernangómez, “pero como hay un real decreto de ordenación que lo que hace es limitar la capacidad de producción tampoco se puede”, se queja. “Si quieres ampliar tu granja se necesitan más requisitos medioambientales, más certificados, más autorizaciones que dependen tanto del Gobierno como de las comunidades autónomas y al final eso se demora muchísimo y es muy complicado conseguirlas”.

La EFSA ya publicó un dictamen científico sobre el bienestar de los cerdos de granja, así como otros cinco sobre el bienestar de los animales durante el transporte. Sus científicos también realizan evaluaciones que abarcan el bienestar de los terneros de cría, las vacas lecheras y los patos, gansos y codornices.

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