El temor a robos y ocupas dispara las alarmas con imagen en casas de veraneo

Comunidades instalan cámaras por el aumento de conflictos

Carlos Ponce

Se acerca el verano, las vacaciones, y las empresas de seguridad empiezan a registrar un incremento de la demanda de instalación de alarmas en segundas viviendas, aquellas que durante gran parte del año están vacías. El motivo es evidente: los propietarios que tienen las conocidas casas de verano y que las van a utilizar durante las vacaciones, no se quieren encontrar sorpresas. “El principal miedo son los robos y los ocupas. La gente quiere ser prevenida, y nosotros por ejemplo estamos notando un aumento del negocio del 30%”, asegura Marcos Filgueira, gerente de la empresa de seguridad CubeSystem, especializada en todo tipo de alarmas.

Lo que más se están instalando en las segundas viviendas, normalmente ubicadas en la costa. Son alarmas por verificación de imagen: la presencia de cualquier elemento da un aviso inmediato al cliente. Si hay algo flagrante, la central avisa inmediatamente a la Policía. En otros casos, es el propio dueño de la vivienda el encargado de decidir si avisar o no a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

El precio de estos dispositivos es de unos 24 euros al mes en una casa o chalé, y normalmente las empresas ofrecen la instalación gratuita. Si es un piso o un apartamento, la cantidad mensual a pagar se rebaja a algo menos de veinte euros.

Además de propietarios de casas de playa, las empresas de seguridad también tienen mucha demanda de herederos que, mientras no venden el inmueble o no lo utilizan, deciden ponerle una alarma para “quitarse una preocupación de encima”. En viviendas de nueva construcción, especialmente chalés de lujo, las alarmas en la actualidad ya vienen instaladas de serie como un elemento más de calidad.

Lo que más está llamando la atención a las empresas de seguridad es la cantidad de comunidades de propietarios que están reclamando la instalación de videovigilancia 24 horas en las zonas comunes del edificio. “Desde la pandemia ha habido un aumento de conflictos entre vecinos y robos en los pisos, por eso cada vez hay más demanda de este estilo”, explican desde el sector.

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