Unos comicios que trascienden a Galicia
Rueda elige el domingo de Piñata para llamar a los gallegos a las urnas, así acorta el tiempo del Gobierno de Sánchez para lanzar medidas para la comunidad | La nacionalista Pontón quiere entrar en la historia como primera mujer presidenta y Besteiro busca el doble ‘sorpasso’: batir al BNG y recuperar la Xunta

BELÉN TEIGA Y JAVIER ROSENDE NOVO
Irene Bascoy
Los gallegos estamos llamados a las urnas el 18 de febrero. Una fecha que no era la favorita en las quinielas del propio PP y la oposición. ¿Por qué? Porque supone celebrar la campaña en plenos Carnavales y acercarse a los colegios electorales el día de cierre del Entroido. El domingo de elecciones es el Domingo de Piñata, una festividad muy celebrada por ejemplo en Xinzo de Limia.

Alfonso Rueda. | // X. ÁLVAREZ / Irene Bascoy
Alfonso Rueda se ha decantado por ir ya a los comicios y reducir a la mínima expresión el margen de maniobra de sus rivales, que esperaban los comicios para principios de marzo o como mucho finales de febrero. El presidente de la Xunta convoca elecciones sin que Sumar, Podemos y Vox hayan elegido a su cabeza de cartel. Deja casi sin tiempo a Yolanda Díaz para conformar una coalición. El PSdeG casi acaba de lanzar a su candidato, Xosé Ramón Gómez Besteiro. Además, se acorta el tiempo para que el Ejecutivo de Sánchez prepare y lance el carrusel de medidas para Galicia, anunciado por el delegado del Gobierno. El BNG es la formación con los deberes más adelantados.

Xosé R. Gómez Besteiro. | // X. ÁLVAREZ / Irene Bascoy
¿Otras razones para convocar el 18 de febrero? El PP maneja sondeos internos que le auguran un buen resultado, y no es cuestión de demorar la cita y que las cosas se tuerzan. Además Génova quería comicios ya, para mantener la tensión electoral y aprovechar para seguir con el desgaste a Pedro Sánchez. Y el Parlamento gallego aprobó este martes los presupuestos autonómicos para 2024 (13.257 millones). Rueda no tiene mucho más pescado que vender, ahora solo queda la materialización de los grandes anuncios de las cuentas del año próximo. Por ejemplo, el bono de 5.000 euros para el cuidado de dependientes en casa y el de 1.200 euros para los dependientes en residencias, que empezará a ingresarse en la primera semana del año.

Ana Pontón. | // X. ÁLVAREZ / Irene Bascoy
De la fecha electoral estaban pendientes no solo en los cuarteles generales del BNG y el PSdeG. Estos comicios trascienden las fronteras de la comunidad. Los grandes partidos se juegan mucho, pero los que darán la cara serán Alfonso Rueda, Xosé Ramón Gómez Besteiro y Ana Pontón. ¿Será esta una campaña sobre Galicia y su futuro o girará en torno a la amnistía?
Alfonso Rueda.
Es presidente de la Xunta desde mayo de 2022 y aspira a continuar al frente de la Administración autonómica. Relevó a Feijóo cuando éste tomó las riendas del PP nacional. Le debe el puesto a su jefe, que le dejó el cargo y le señaló como sucesor, una decisión que se acató en el partido, sin apenas ruido mediático. Aspira a ganarse el puesto en las urnas. Ser presidente por decisión de los gallegos. Rueda tiene el poder, ahora pretende dotarse de autoridad. Y lo hará, si gana las elecciones autonómicas con mayoría absoluta.
Si logra su primera victoria, podrá echar el vuelo, ganar independencia ante su padrino y marcar distancias con el PP nacional. Como en su día hizo Feijóo. ¿Se acuerdan de cuando minimizaba las siglas del partido en sus carteles electorales y reducía a la mínima expresión la presencia de dirigentes nacionales para que no le contaminaran la campaña?
No sucederá en esta ocasión. No ha llegado el momento. Y así Feijóo desembarcará en Galicia para hacer campaña. ¿Por qué? Porque Feijóo necesita una victoria electoral, tras haber perdido la Moncloa. Es una cuestión de supervivencia política. Después vendrá el más que seguro fiasco en las vascas y la prueba de fuego de los comicios europeos.
Feijóo se pega a Rueda, porque la victoria de Rueda ha de ser principalmente su triunfo, no el de su heredero. Y el líder del PPdeG pagará el peaje, aun a riesgo de que la campaña se españolice demasiado y pueda perjudicarle. Se lo debe al jefe. Eso no quita, que intentará delimitar el desembarco de dirigentes nacionales en los dos próximos meses, y centrar la campaña en Galicia. Rueda se plantea esta campaña como la campaña para lograr su “primera mayoría absoluta”, no la quinta mayoría absoluta del PP. Quiere abrir la era de Rueda y clausurar la de Feijóo.
Cuando Rueda tomó las riendas de San Caetano, el nuevo presidente de la Xunta necesitaba a su antecesor, sobre todo porque suspendía en grado de conocimiento. Ahora es el revés, Feijóo necesita más a Rueda, que Rueda a Feijóo.
El presidente de la Xunta ya ha empezado a marcar su perfil. Por ejemplo, las elecciones gallegas no coincidirán con las vascas, como acostumbraba el ahora líder del PP nacional. Con una mayoría absoluta en las manos, si la logra, descubriremos al Rueda auténtico. Ya saben “sin tutelas, ni tu tías”.
El escenario favorece a Rueda con una izquierda que se multiplica y se divide. Las encuestas de medios de comunicación y las internas que manejan los partidos apuntan a que Rueda tendrá su primera mayoría absoluta, quizás bajando algún escaño. En la sociedad civil, no se palpa la pulsión de cambio, proclaman satisfechos en el PPdeG.
Si Rueda pierde la Xunta, el PP gallego, tras 14 años en el poder, se situará ante el abismo. El PP de A Coruña pedirá paso. Pero el pánico también se desatará en el PP nacional. ¿Podría resistir en el puesto Feijóo? ¿El ala más dura del PP, ese ala a la que tanto “le gusta la fruta”, cuánto tardaría en pedir un volantazo? El PSOE lo sabe y por eso ha decidido esforzarse al máximo. Los comicios gallegos son una prioridad en Ferraz. Quieren derrotar a Rueda para dar la puntilla a Feijóo y desatar una crisis en el PP nacional. Éste es el objetivo, más que llevar al PSdeG a la Xunta.
X.R. Gómez Besteiro.
Será la primera contienda electoral del político lucense como candidato a presidente del Gobierno gallego. La juez Pilar de Lara con sus imputaciones que al final quedaron en nada demoró sus planes ocho años. Llega a la carrera electoral tarde. Su proclamación como cabeza de cartel data del pasado octubre con poco margen para liarse la manta a la carretera y recorrer Galicia para presentar su proyecto.
Como compensación, sale a competir con el apoyo absoluto de Ferraz y La Moncloa, dispuestos a volcarse con el PSdeG y con Galicia en los próximos meses. Ya lo avanzó el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco: habrá “un carrusel de buenas noticias” para la comunidad por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez. ¿Cuál será el señuelo electoral del PSOE? ¿Mejorará los 5.000 euros del cheque de dependencia? ¿Llegará a tiempo? ¿Y sobre todo servirá para compensar el desgaste de los socialistas por la amnistía a los independentistas catalanes? Los socialistas gallegos confían en que sí. Son conscientes de que el PPdeG quiere ir a elecciones cuanto antes para maximizar en las urnas el malestar ciudadano por los pactos de investidura, pero aguardan una estela de medidas sociales que ayuden a olvidar el cabreo ciudadano. Por eso, el PP juega a tensionar y mantener la crispación en la calle. De un tiempo a esta parte, los domingos son domingos de pancarta en el PP, más que de misa.
Cuando Feijóo hizo las maletas para irse a la capital, la izquierda interpretó que tenía una oportunidad de regresar a la Xunta. Besteiro se ha marcado el objetivo de liderar el cambio en Galicia, así que pretende un doble salto mortal, pues debe superar en escaños al Bloque y socavar la mayoría absoluta del PPdeG. Con poco tiempo y un PSOE tocado por la amnistía, ¿logrará Besteiro superar los 14 escaños que sumó Gonzalo Caballero en 2020, en plena pandemia coronavirus?
La dirección del PSdeG diseñó la operación retorno de Besteiro, presentándolo como el Messi de la política gallega. Las expectativas son altas. El resultado electoral nos dirá si la marca Besteiro suma votos al PSOE gallego.
El PSdeG necesita estabilidad. Desde que Emilio Pérez Touriño fue presidente de la Xunta, lo han intentado Manuel Pachi Vázquez, Gonzalo Caballero y Valentín González Formoso como secretarios xerais del PSOE gallego. Si Besteiro no logra cumplir objetivos, la incógnita es si se abrirá la décima crisis interna en el PSOE gallego o se le brindará al político lucense la oportunidad de montar un equipo, fortalecer el partido y diseñar un proyecto a medio plazo.
Una asignatura pendiente del PSdeG es rentabilizar al máximo el poder institucional del que goza (alcaldías de A Coruña, Vigo y Lugo y las diputaciones de A Coruña y Lugo). Pero antes debe amalgamar a unos barones que tradicionalmente han ido por libre.
En el PPdeG dudan que el desembarco de Feijóo en Galicia favorezca los intereses de Rueda, y en el PSdeG también tienen sus vacilaciones. Quieren acuerdos del Consejo de Ministros para Galicia, pero temen el efecto de una campaña que gire en torno a la amnistía. Son conscientes de que en las elecciones generales del pasado 23-J perdieron tres escaños en la comunidad. Sin embargo, también saben que los más perjudicados por una campaña españolizada serán los nacionalistas.
Ana Pontón.
La única mujer candidata a la Presidencia de la Xunta, a falta de saber los cabezas de cartel de otras formaciones como Sumar, es también la única que repite como aspirante. Rueda y Besteiro son novatos.
Pontón opta al cargo por tercera vez y son sus comicios más decisivos. En 2016, cuando se presentó por primera vez, las expectativas eran muy bajas. El BNG estaba herido, tras la irrupción de En Marea, alimentada por los escindidos del Bloque y los emergentes de Podemos. Pontón logró frenar el desplome: seis escaños con el retroceso de solo un acta. En 2012, habían perdido cinco diputados.
Cuatro años después, Pontón sumó para la formación nacionalista el mejor resultado de su historia: 19 escaños, adelantando al PSdeG y barriendo a En Marea de la escena autonómica. Se convirtió en la jefa de la oposición en Galicia. ¿Logrará mejorar el resultado manteniendo a raya al PSdeG?
Más que temer a los socialistas, los nacionalistas gallegos vuelven a temer el regreso de la izquierda alternativa, Sumar y Podemos. Demasiados bocas que alimentar en el caladero de la izquierda. ¡El maldito minifundismo del espacio progresista! Más que nunca apelarán al voto útil. Si la gente de Yolanda Díaz vuelve al Parlamento gallego será a costa del BNG o del PSdeG, que verán mermadas o anuladas sus expectativas de crecimiento.
También recelan en el BNG de una campaña más española que gallega. Una campaña muy polarizada entre PP y PSOE llevará al Bloque a una esquina del ring. Ya pasó en las generales, y el BNG no logró el grupo parlamentario que fijó como ambición.
Ana Pontón tomó las riendas de la formación nacionalista en plena crisis, y la hizo resurgir de sus propias cenizas. Se ha esforzado en modernizar el BNG, pisando en más de una ocasión los callos de la vieja guardia. Se rodeó de mujeres y jóvenes y puso el foco en la política social y verde. Su objetivo es ganar centralidad para robar votos al PSdeG, pero también al PPdeG. Quizás ha pasado demasiado tiempo, venciendo resistencias internas. Las intenciones de Pontón chocan con el diputado del Bloque en el Congreso, Néstor Rego, apoyando por ejemplo el golpe de Estado en Níger.
Tampoco se entiende la postura marginal de la formación frentista con la guerra de Ucrania, evitando respaldar al Gobierno, a la UE y la OTAN o rechazando las sanciones a Rusia. Y si a una buena parte de los electores gallegos les cuesta asimilar el entendimiento del PSOE con los independentistas catalanes y Bildu, también los acuerdos del Bloque con los mismos actores les pueden pasar factura. Las elecciones de marzo dirán si el BNG tocó techo y si el cartel de Pontón tiene futuro.
Sumar y Podemos.
La fuerza de Yolanda Díaz está sin cabeza gallega a estas alturas, y no sabe todavía si va con Podemos, aunque es difícil, y con Esquerda Unida. Si Besteiro llega tarde a la carrera electoral, Sumar no digamos.
Estos comicios son claves para Díaz, porque son en su tierra, porque son los primeros tras la ruptura con Podemos y porque los sondeos apuntan que tiene opciones, pero por los pelos, de entrar en la Cámara gallega con dos diputados: uno por A Coruña y otro Pontevedra. Es su desafío frente al riesgo elevado de quedar fuera y anotarse una derrota.
La vicepresidenta del Gobierno necesita un triunfo para demostrar que Sumar no es flor de un día. Fallar en su tierra, que debería ser su feudo, sería un duro traspié para Díaz. Quizás solo por eso Podemos se anime a presentarse a los comicios en solitario. Sabe que no tiene opciones de regresar a O Hórreo, pero también es consciente de que sus siglas dividirán aún más el voto a la izquierda de la izquierda. Que Sumar no tenga representación en la Cámara autonómica para Podemos es un objetivo suculento para Pablo Iglesias.
La aventura de Sumar no ha arrancado bien en Galicia. Por ahora, ha recibido más portazos que cálidas bienvenidas. Anova, la formación que impulsó Xosé Manuel Beiras y que tiene ahora a Martiño Noriega, exalcalde de Santiago, como referente, no irá de la mano de Sumar. No es que Anova arrastre ya muchos votos, pero su apoyo y su entrada en la coalición de Sumar serían un apoyo cualitativo. La figura de Beiras sigue teniendo su influencia en ciertos círculos. En las últimas elecciones generales, Beiras y los suyos pidieron el voto para el BNG. Beiras casi hunde a la formación que lideró durante años, pero en su epílogo vital se ha acercado a ella, después de salir escarmentado de su relación con Podemos y en concreto con la propia Yolanda Díaz.
La candidatura de Sumar se ve con recelo por parte de sus rivales en la izquierda. Dividir el voto progresista resta las opciones de cambio, pero Díaz defiende que su proyecto servirá para recuperar electorado perdido. Por lo pronto, el PP ya reduce el 18-F a dos opciones: el PP o “el cuatripartito de la izquierda”, en alusión a una Xunta gobernada por BNG, PSdeG, Sumar y Podemos.
Vox.
La formación de Santiago Abascal volverá a intentar entrar en el Parlamento gallego. Es la única cámara regional que se le resiste. Pese a la petición de Miguel Tellado para que no dividiese el voto de la derecha y renunciase a presentar candidatura, Abascal dará la batalla, aun a riesgo de batacazo. Las encuestas siguen pronosticando la frialdad de los gallegos ante las propuestas de la ultraderecha.
Al PPdeG solo le conviene que Vox dé el salto al Parlamento gallego si anticipando una pérdida de la mayoría absoluta, fuese factible que los votos de Abascal se convirtieran en diputados que apuntalasen la mayoría de Rueda. Para blindar la absoluta, el PP gallego prefiere no desperdiciar ningún voto, y quiere ser la única referencia para los electores conservadores. Por eso insistirán en el voto útil, uno de los mensajes de campaña estrella de Rueda.
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