El Tren Celta, en riesgo de suspensión
Comboios ha devuelto dos de las cinco unidades que pueden hacer el servicio al alcanzar el máximo kilometraje | Están abandonadas por falta de acuerdo
víctor P. Currás
El futuro más inmediato del ferrocarril entre Galicia y Oporto está en serio peligro. Además del retraso hasta el 2032 para la finalización de la nueva línea de Alta Velocidad en la Eurorregión, el servicio actual podría quedar suspendido en las próximas semanas debido a una grave falta de material rodante para cubrirlo. De esta manera el Tren Celta que conecta con dos frecuencias diarias por sentido Vigo y Oporto podría comenzar a sufrir cancelaciones este mes de diciembre.
Este trayecto es operado por Comboios de Portugal con la docena de trenes de la serie 592 que alquiló a Renfe hace más de una década, pero con una particularidad: deben tener equipados los sistemas se seguridad del lado hispano (ASFA) y luso (Convel). De ellos, solo cinco unidades estaban homologadas para circular a ambos márgenes del Miño. En los últimos meses dos alcanzaron el kilometraje máximo antes de acometer una revisión total tras veinte años de servicio desde su última reforma de calado. Los «camellos» —sobrenombre debido a las jorobas que les caracterizan— fueron devueltos a la compañía española al no haber un acuerdo entre ambas sobre quién debía hacerse cargo de la evaluación en los talleres de material autopropulsado de Valladolid.
Desde entonces han sido apartados en la estación de Arbo donde han sido completamente vandalizados por grafiteros, inutilizando además sus ventanas. A estos dos trenes «varados» se sumaría una tercera unidad a la que solamente le quedan unos 5.000 kilómetros para alcanzar el mismo límite, algo que llegará en las próximas semanas. Cada día deben realizar como mínimo un viaje de ida y vuelta por este recorrido de 175,2 kilómetros entre Guixar y Campanha, por lo que antes de Nochebuena también estaría fuera de servicio.
Esta situación llega después de que el Gobierno de Portugal haya reiterado durante los últimos años su deseo de modernizar el Tren Celta. Esto llegaría para aprovechar las mejoras realizadas en la línea a Viana y Valença en las que invirtieron 86 millones o ampliar el uso de los trenes Arco que compraron a Renfe durante la pandemia. Sin embargo, ninguna de las dos operadoras ha acercado sus posturas a pesar de que el servicio internacional anota más de 120.000 viajeros anuales pese a sus 2 horas y 20 minutos de viaje. Incluso con los retrasos o cancelaciones que sufre de forma habitual, no es raro ver llegar medio centenar de personas cada noche en el último servicio a Guixar.
Según ha podido constatar este diario a través de fuentes ferroviarias de ambos países, la situación ha ido deteriorándose durante los últimos meses hasta el actual punto crítico. En el caso de que no llegue un acuerdo o se acometan las inversiones y cambios necesarios, el servicio tendría que cubrirse durante todo el 2025 únicamente con dos trenes, el mínimo para cumplir la salida matinal y vespertina que hay cada jornada desde cada punto de la línea. En ese caso, de producirse una avería o tener que revisarse alguna de ellas, la frecuencia quedaría cancelada.
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