La industria del whisky 100% gallego: en ciernes pero con mucho potencial

Pepe Albela, cofundador de Nordés, está en proceso de crear un producto autóctono y otros maceran género traído de Escocia con el objetivo de hacer lo mismo en un futuro

Ainara Pesqueira
con los whiskys 
de Ovalle. 
|  L. O.

Ainara Pesqueira con los whiskys de Ovalle. | L. O.

Patricia Casteleiro

El whisky es una bebida espirituosa de origen irlandés y de gran tradición escocesa. Su nombre viene del gaélico típico de esa región y significa «agua de vida». Se elabora desde el siglo XVII, pero no fue hasta estos últimos años cuando un grupo de profesionales se dio cuenta de que en Galicia podríamos tener una industria similar: el clima es adecuado para la fermentación, la madera en la que se envejecen reconocidas marcas como Macallan es gallega y el cultivo de cereales es viable en varios minifundios de la comunidad.

Pepe Albela en 
su destilería. 
|  P.A.

Pepe Albela en su destilería. | P.A.

El negocio lleva ya unos años de rodaje a través del trabajo de algunos profesionales. Está el ejemplo de la compañía Destilerías Ovalle, que está abriendo su primera tienda física en Santiago de Compostela; de expertos como Xaime Rodríguez, que ya lleva años macerando en Galicia whisky importado de Escocia; o de emprendedores como Pepe Albela, cofundador de Nordés y pionero en llevar a cabo todo el proceso de elaboración desde aquí.

Xaime Rodríguez. 
|  Bernabé/Gutier

Xaime Rodríguez. | Bernabé/Gutier

Vivir de este destilado es posible, pero hace falta sacrificio, dedicación y, sobre todo, mucha paciencia. Y si no que se lo pregunten a Albela. El que en su día fundó la ginebra Nordés y más tarde vendió su participación al Grupo Osborne, siempre fue un emprendedor. Además del proyecto Galician Original Drinks, creó productos como el vermú Nordesía o los rones Burla Negra y 25 Lolitas. Ahora está enfocado en su propia destilería en Vedra (A Coruña), con la que pretende seguir trabajando en una nueva propuesta de ginebra y otra de whisky. «Vin que Galicia pode ser unha pequena Escocia, pola cultura e tamén pola tradición de cultivo minifundista de cereal que sigue existindo, por exemplo, nas terras de Xinzo», dice.

El proceso es ambicioso, costoso y a largo plazo, dado que el whisky necesita un mínimo de cuatro años de envejecimiento. Él comenzó a destilar en 2019 y aunque ya podría haber sacado a la venta las 300 unidades planteadas, decidió estirar un poco más el proceso (cuanto más añejo mejor).

«Ata agora podía haber empresas adicadas aos espirituosos, que trouxesen whisky para envellecelo, pero esta é a primeira vez que se fai aquí todo», señala. En este momento tienen cultivadas 170 hectáreas de cereal y barricas con 300 litros. «É unha cantidade pequena pero si nos trabucamos, é mellor facelo con pouco», confiesa. Albela calcula que en quince anos podrá vivir de ello, cuando la cadena de producción funcione y haya beneficios regulares.

Otros empresarios como Xaime Rodríguez continúan trabajando con whisky importado, aunque con intención de fabricar un proto whisky en el futuro. Habla de que nunca es una apuesta segura porque «te podes pasar doce anos esperando e que despois xa non interese a túa proposta e non se venda». Los maestros señalan que el perfil del comprador de whisky artesano o «de lujo» es de gusto selecto, personas a las que no les importa pagar por un producto bien hecho. Hay tanto hombres como mujeres, pese a que es una bebida que se asocia más a ellos.

Tras observar a sus compradores y recibir feedback de ellos, Xaime Rodríguez está en vías de crear el primer club del whisky gallego. «Os socios pagarían unha cuota anual e poderían recibir whiskys de edicións especiais, ademáis de acceder a experiencias», explica. La idea es no tener una sede fija, sino reunirse con los socios en diferentes lugares donde puedan maridar la bebida con gastronomía. Rodríguez asegura que existe un público potencial y que no le faltarían miembros a su club. «As actividades faríanse en grupos reducidos e só se podería acceder por invitación dun socio», indica.

Por su parte, Albela tiene su destilería preparada para recibir visitas y realizar catas de su producto. Gracias a ello, ya tiene todo el género de sus barricas encargado.

Una destilería en femenino

Destilerías Ovalle, de origen gallego pero con personal en todo el país, está a punto de abrir una tienda en Santiago de Compostela. Actualmente traen whisky para afinarlo y envejecerlo en bodegas con las que colaboran. Después, lo ponen a la venta y lo distribuyen.

Son una empresa formada solo por mujeres. Ainara Pesqueira es su product manager y cuenta que aunque el proyecto surgió de la familia creadora de Rúavieja, el equipo actual está formado por ella, una sumiller que reside en Barcelona y dos agentes comerciales, una en Madrid y otra en Málaga. Con todo, las elaboraciones siempre se realizan en Galicia.

Su destilería está en proceso de construcción, pero una vez finalizada pretenden comenzar a crear el producto de cero en la comunidad, desde el cultivo al macerado y la venta posterior.

Pesqueira considera que la industria del whisky, aunque naciente, alberga gran potencial. «En Galicia, e incluso en España, todavía no está muy avanzada la creación de esta bebida, todo pese a que importantes marcas escocesas e irlandesas emplean nuestra madera para reposar sus productos», indica. «Por eso apostamos por esta industria, porque lo tenemos todo para triunfar», añade.

Las mujeres de Ovalle pretenden, con visión de futuro, hacer todo de forma sostenible. Sus precios parten de los 50 euros por botella, pero son bebidas pensadas para degustar a solas con hielo, nunca para combinar con un refresco.

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