Las bajas temperaturas causan 80 fallecimientos desde diciembre
Galicia registra el 11% de las muertes atribuibles al frío estimadas por el sistema MoMo | 384.000 personas no pueden permitirse mantener su casa a la temperatura adecuada
C. Villar
En pleno puente de la Constitución, el Gobierno gallego hacía balance climatológico de noviembre como el más cálido desde que existen mediciones, al finalizar con una temperatura media 3,3 grados por encima de la habitual, a lo que se sumaron unas precipitaciones un tercio menos abundantes que de costumbre. Sin embargo, diciembre arrancó mostrando la cara más cruda de las postrimerías del otoño y durante el mes se sucedieron algunos frentes gélidos, con consecuencias también sobre la salud. El sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) estima que en el pasado mes fallecieron 66 personas en la comunidad por causas atribuibles al frío, que llegarían a 80 si se añaden las estimaciones en lo que va de 2025, hasta el 5 de enero.
En España, durante ese mismo período, hasta la víspera del Día de Reyes, se situaría en 714 la estimación de los excesos de mortalidad atribuibles al defecto de temperatura, lo que supone que un 11 por ciento del total de los decesos se concentrarían en Galicia, que sería la séptima comunidad más afectada, de doce, tras Andalucía, Cataluña, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura y Castilla y León. En el caso de Galicia, las mayores concentraciones de mortandad por frío se produjeron del 16 al 22, cuando se registraron casi la mitad de las pérdidas de vidas del mes, antes de la entrada de la estación invernal.
Según el MoMo, un sistema gestionado por el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III que persigue «mejorar la capacidad de prevención y respuesta» ante situaciones de riesgo para la salud asociadas a las bajas temperaturas, el grueso del exceso de víctimas mortales atribuidas al frío en Galicia se concentra entre los ciudadanos de 65 y más años, en particular en los de 85 en adelante. En todo caso, desde Sanidad advierten de que las estimaciones de excesos de mortalidad por todas las causas y atribuibles al defecto de temperatura «no se pueden considerar consolidadas hasta que haya pasado al menos un mes desde su publicación».
Según advierten desde el Sergas y el Ministerio de Sanidad, la exposición a bajas temperaturas se asocia con la “intensificación de enfermedades en la población vulnerable a medio y largo plazo», a lo que se añadiría la “acción oportunista de los agentes infecciosos”. En concreto, el Ministerio de Sanidad apunta que, al margen de casos extremos derivados de situaciones de hipotermia o de congelación, las bajas temperaturas “debilitan la respuesta defensiva del organismo” y parte del origen del exceso de morbimortalidad asociado al frío, señalan, “es de naturaleza infecciosa, principalmente por agentes como el virus de la gripe o el neumococo”.
Pero no solo eso: el frío también puede afectar produciendo una «descompensación» que agrave enfermedades crónicas en colectivos vulnerables o aumentando, explica el Ejecutivo central, la incidencia de otras complicaciones de salud, entre las que cita un incremento de los diagnósticos por depresión o ansiedad, esquizofrenia o complicaciones durante la gestación. Y la incidencia de ese factor no se acabaría ahí, ya que también «favorece» los siniestros de tráfico, las caídas o los incendios e intoxicaciones por monóxido de carbono por estufas o braseros.
Así lo desgrana en el Plan Nacional de actuaciones preventivas por bajas temperaturas. 2023-2024, en el que Sanidad advierte asimismo que ciertos estudios indican que la población en España, «en general, se está adaptando al calentamiento global» y que, «en paralelo» a dicho fenómeno, «puede ocurrir una desadaptación a las bajas temperaturas», de modo que «los riesgos de morbimortalidad asociados al frío y al frío extremo se manifiesten a temperaturas menos reducidas que en el pasado». De hecho, el departamento dirigido por Mónica García destaca al respecto que informes recientes refrendan que «la mortalidad invernal sigue superando» a la estival.
Entre los colectivos que el Ministerio de Sanidad incluye como vulnerables ante los efectos del frío se encuentran las personas sin hogar y quienes sufren pobreza, sobre todo si se manifiesta en forma de pobreza energética, «lo que les impide mantener una temperatura de confort en los hogares en los momentos más fríos del año».
El Instituto Galego de Estatística (IGE) analiza esta cuestión e indica que serían más de 384.000 los gallegos que reconocen que «no pueden permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada», ya sea en invierno, porque implica calefacción, o en verano, con datos de 2023. Esa cifra supone que el 14,2% de la población gallega se vería afectada por esta carencia, aunque el porcentaje es el tercero más bajo de la última década e implica un descenso de unas 17.000 personas con respecto al registrado un año antes, en 2022. Si se examinan hogares y no personas, se hallarían en esa situación 166.000, casi uno de cada siete.
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