Los hogares en los que conviven tres generaciones bajan al mínimo
El IGE revela que este tipo de familias se redujeron casi un 43% en lo que va de siglo
Redacción
Crecen los hogares pequeños y se reducen los grandes. Cada vez hay más viviendas donde habita una sola persona, mientras desaparecen progresivamente del mapa las casas en las que conviven abuelos, padres y nietos. La cifra de familias en las que comparten el mismo techo al menos tres generaciones toca suelo en Galicia. Los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) correspondientes a 2023 sitúan el número de estos hogares multigeneracionales en la comunidad en 57.523, el dato más bajo que registra el organismo en todo el siglo actual.
Hace dos décadas, Galicia encabezaba este tipo de solución habitacional en España, pero el declive de esta fórmula de convivencia es una tendencia a la que no se le atisba freno. Así lo consideran expertos como el catedrático de Xeografía Humana de la Universidade de Santiago, Carlos Ferrás, quien advierte que la serie histórica muestra un «descenso continuado» que no queda desvirtuado por los incrementos concretos que se produjeron a lo largo de los últimos veinte años.
Se trata, explica, de una consecuencia del nuevo modelo de vida urbana en la comunidad. La «tendencia general», sostiene, es la de «la superación de la familia extensa tradicional en Galicia y el incremento sostenido del núcleo familiar nuclear e incluso unipersonal». En esa línea, explica que «la familia extensa de varias generaciones fue propia del mundo rural gallego tradicional, el cual fue superado a favor del desarrollo urbano y de la economía de los servicios».
El dato recogido por el IGE para 2023 no solo es el más menguado de la serie, sino que supone casi un 43 por ciento menos que los más de cien mil hogares de estas características con los que Galicia se despedía del primer año del nuevo milenio, 2001.
No obstante, como indica Ferrás, se dan momentos puntuales, que parecen «coyunturales», matiza, que revierten por un momento esta tendencia a la baja. Por ejemplo, en la pospandemia, en concreto entre 2021 y 2022, esta tipología de convivencia registró un incremento que puede relacionarse, según apunta el catedrático de la Universidade de Santiago, con el «rechazo» de las residencias de mayores que se produjo después de la irrupción del coronavirus, un recelo que en la actualidad parece «superado».
Algunos de los años en los que se registran incrementos concretos de los hogares de tres generaciones coinciden con períodos de crisis económica, cuando hay que echar mano de mecanismos para ahorrar. También pueden incidir en esas subidas, plantean especialistas, factores como que la vivienda sea un bien escaso, los salarios limitados y la conciliación, para tener hijos, complicada.
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