Una treintena de concellos, obligados a mitigar la contaminación por lluvia

Agrupados en 28 aglomeraciones urbanas y por mandato de la UE, tienen que elaborar planes para que sus depuradoras no se vean desbordadas cuando haya precipitaciones

Unja jornada de alerta amarilla por lluvias en Coruña.

Unja jornada de alerta amarilla por lluvias en Coruña. / L. O.

Redacción

Las lluvias de esta semana son un ejemplo de lo que pretende evitar la UE a corto plazo. No las precipitaciones en sí, evidentemente, sino la contaminación colateral que provocan al arrastrar hacia al río o el mar todo cuanto elemento encuentra en el suelo urbano porque las depuradoras se ven desbordadas por tal cantidad de agua y no cumplen su función. Por eso, un total de 28 aglomeraciones urbanas en Galicia que engloban a 35 municipios —17 de ellos en la provincia de Pontevedra, 12 en A Coruña, 4 en Lugo y 2 en Ourense— tendrán que elaborar en el plazo de tres años planes integrales de gestión de sus respectivos sistemas de saneamiento para detectar las deficiencias de sus servicios de depuración e introducir las medidas correctores con el fin de reducir este tipo de contaminación.

Todas estas zonas tienen un eminente carácter urbano, lo que contribuye a que estos episodios de contaminación sean más intensos, dado que están caracterizadas por extensas áreas impermeabilizadas por el asfalto y el hormigón que impiden que el agua de lluvia se filtre en el suelo. Ello lleva a que acabe en los colectores y sistemas de alcantarillado, arrastrando consigo elementos contaminantes y provocando un caudal que supera la capacidad de las estaciones depuradoras. La consecuencia es que acaba todo en el mar o en los ríos mezclando la basura arrastrada de la calle con aguas residuales domésticas y hasta industriales. Y no es que pase solo cuando se produzca alguna tromba, sino con lluvias consideradas normales.

“En muchas ocasiones la contaminación por este tipo de vertidos alcanza niveles significativos durante los primeros momentos de las precipitaciones, llevando consigo los contaminantes existentes en el suelo y transportándolos a la red de saneamiento y, en su caso, al vertido asociado, por lo que el impacto de estos vertidos no está vinculado a episodios extremos de precipitación, sino que el límite se debe definir a partir lluvias habituales que excedan el caudal de tratamiento de estas estaciones depuradoras de aguas residuales”, se explica en el documento de la Xunta en el que se enumeran las aglomeraciones urbanas afectadas.

La obligación de elaborar estos planes se recoge en un real decreto de 2023 que va en consonancia con una directiva de la Comisión Europea que se está a punto de aprobar y que actualiza otra del año 2012 y a la que ahora se le quiere dar un nuevo impulso.

En el caso de la Galicia occidental, cuyas competencias son de la Xunta, el inventario recoge 22 aglomeraciones que afectan a 26 ayuntamientos, mientras que en la otra mitad, bajo el mano estatal de la Confederación Hidrológica del Miño-Sil hay otras 6 aglomeraciones con 9 municipios implicados, tal como figura en el gráfico que acompaña esta información. Evidentemente, en la relación figuran todas las ciudades, pero también una larga lista de ayuntamientos medianos con problemas de contaminación asociada a las aguas pluviales.

Los que tienen que hacer estos planes son los titulares de las autorizaciones de vertidos de las aglomeraciones urbanas con más de 50.000 habitantes o aquellos de más de 10.000 y menos de 50.000 cuya red tenga algún punto de desbordamiento que vaya a una masa de agua que pueda poner en riesgo el medio ambiente o la salud de las personas. En la mayoría de los casos, son los concellos los titulares de la autorización, salvo en el caso de Pontevedra, Marín y Poio, que es Augas de Galicia; en Ribadumia, que es la Mancomunidad de O Salnés; y en el área conformada por Tui, O Porriño, Mos y Salceda de Caselas, que depende del Consorcio Augas do Louro.

«El impacto producido por estos vertidos asociados a los episodios de lluvia es una preocupación no solo nacional, sino también europea y esta actualización [...] de la gestión integral de los sistemas de saneamiento es imprescindible que se proceda a su implantación a la mayor brevedad posible», indica la Xunta en su documento sometido a información pública.

Desde el momento en que la relación de aglomeraciones urbanas sea definitiva, se dispone de un plazo de tres años para elaborar los planes, que deberán identificar a las partes responsables e implicadas en la gestión de los vertidos, así como diseñar las medidas adecuadas para minimizar el impacto de la contaminación sobre el medio ambiente, además de establecer el calendario de ejecución de las actuaciones y los plazos para cada una de ellas.

La mayoría de las razones por las que deben elaborar estos programas para minimizar la contaminación cuando se producen desbordamientos en las depuradoras por las lluvias es porque afectan a las aguas de baño, a las masas de agua en general o por tratarse de alguna zona protegida. Pero hay un caso singular, que es el de Salvaterra do Miño, que lo tiene que hacer porque hay dos vertidos situados a 280 y 800 metros, respectivamente, sobre el punto de captación del agua de consumo humano.

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