El 061 atiende desde 2011 casi 7.000 intoxicaciones etílicas en menores

El año pasado los servicios de Urxencias gallegos tuvieron que asistir a 651 adolescentes por excederse con el alcohol | Es la segunda cifra más elevada en al menos catorce años

Jóvenes en un botellón. |   // P. MARTÍNEZ

Jóvenes en un botellón. | // P. MARTÍNEZ

C. Villar

«A pesar de sus probados efectos negativos sobre la salud», el consumo de alcohol goza de una «gran aceptación social» y no solo entre adultos, sino también entre menores de edad, una etapa vital en la que su consumo es «especialmente perjudicial». Así lo advierte el Gobierno central en el anteproyecto de Ley de prevención del consumo de alcohol y de sus efectos en las personas menores de edad sometido a consulta pública el pasado verano. La Xunta va más allá en la legislación que espera aprobar este año y, citando a la OMS, lo presenta como «el tercer factor de riesgo de enfermedad y muerte prematura». Pero estas advertencias no disuaden de su consumo a muchos adolescentes, que, tras abusar de la sustancia, acaban incluso con comas etílicos. El año pasado en Galicia, las intoxicaciones etílicas agudas en un colectivo que tiene prohibido el consumo provocaron la movilización de efectivos de la Fundación Urxencias Sanitarias-061 en 651 ocasiones, según datos facilitados por la Consellería de Sanidade.

Ese es el número de menores de edad atendidos por los servicios de urgencias gallegos a lo largo del pasado año, de media una docena por semana y una cifra que se sitúa como la segunda más elevada desde que en 2011 el Gobierno gallego reformó la legislación para evitar que con menos de 18 años pudiera accederse a cualquier bebida alcohólica, incluidas las fermentadas (vino y cerveza), que hasta entonces habían estado permitidas a partir de los 16 años de edad. Desde ese año, casi 7.000 menores precisaron atención médica del 061 por beber.

Además de destacar entre los datos recopilados durante los últimos catorce años, el registro de 2024 vuelve a retomar la senda de crecimiento que caracteriza el período pospandemia, después de que en 2020, confinamiento y restricciones mediante, redujese los episodios de ingestas masivas y accidentadas al dato más bajo de los contabilizados por la Consellería de Sanidade, con 267 casos. Los 651 menores atendidos el pasado año suponen 31 más que los que tuvieron que recurrir a los servicios de una ambulancia durante 2023, pero están por debajo de los que pidieron ayuda en 2022, cuando se llegó a los 686.

Estas ingestas concentradas de bebidas pueden producirse en el contexto de un botellón. De hecho, la noche de Samaín del pasado año en Vigo se saldó con una veintena de menores con intoxicaciones etílicas. Ese tipo de encuentros con adolescentes de entre 14 y 18 años como participantes se disparó en Galicia entre 2021 y 2023, según la encuesta a estudiantes de enseñanzas secundarias realizada por el Plan Nacional sobre Drogas: uno de cada cinco los frecuenta. Las borracheras también han ido a más: si en 2021 un 18% de estos jóvenes reconocía haberse excedido hasta llegar a la embriaguez durante el mes previo al sondeo, dos años más tarde ese porcentaje se había incrementado un 29 por ciento.

El alcohol no solo es la sustancia más consumida entre adultos y jóvenes, lo que la convierte, a juicio de expertos como el profesor de la Universidade de Santiago Antonio Rial Boubeta en un «serio» problema que acarrea «motivos para la preocupación», sino que también es la más accesible. Según la encuesta a estudiantes del Plan Nacional sobre Drogas, el alcohol es la sustancia psicoactiva considerada como más fácil de obtener por los jóvenes en 2023, como apunta Sanidad. En concreto, un 93,6% de los estudiantes gallegos lo ve «relativamente fácil o muy fácil», bien sea a través de otros o ellos mismos. Sanidad advierte que entre los adolescentes no se puede hablar de consumo «responsable».

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