El PSOE expulsa a los 4 ediles díscolos de Santiago y se queda solo con dos

El partido activó un procedimiento exprés que le permitió determinar la sanción en apenas cuatro días | El motivo, indisciplinas reiteradas y obstrucción a la labor de la ejecutiva

Mercedes Rosón, Gonzalo Muíños, Mila Castro y Marta Álvarez. |  Antonio Hernández

Mercedes Rosón, Gonzalo Muíños, Mila Castro y Marta Álvarez. | Antonio Hernández

Natalia Sequeiro / X. A. T.

El PSOE de Santiago no hace prisioneros entre sus filas. La ejecutiva federal ha expulsado a sus cuatro ediles díscolos y se encamina a quedarse con solo dos de los 25 concejales que integran la corporación municipal de la capital de Galicia. Ayer, Ferraz comunicó a Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez su expulsión provisional del partido, si bien todo parece indicar que la decisión se convertirá en breve en firme. Los cuatro ediles tienen ahora un plazo de tres días para recurrir y presentar las alegaciones ante el instructor.

Fue a finales del pasado junio cuando explosionó la crisis interna que arrastraba el PSOE tras la debacle en las elecciones locales. Los seis ediles que conforman el grupo municipal socialista desoyeron las directrices de la dirección del partido y se saltaron la disciplina de voto en un pleno sobre viviendas de uso turístico. A partir de ahí, la dirección socialista anunció la apertura de un expediente a todos ellos y el pasado viernes se le comunicó al portavoz municipal, Gonzalo Muíños, la resolución: 18 meses de suspensión de militancia por una «probada» y «reiterada» indisciplina, que incluye hasta «diez incumplimientos de la normativa del partido».

Pero el portavoz municipal negó los hechos y decidió seguir en el cargo. Y cuando aún no habían transcurrido los diez días de plazo para recurrir ante la Comisión de Ética y Garantías del PSOE, se le notificó la expulsióndel partido «por su negativa a acatar la resolución del expediente y permanecer en como portavoz en contra del criterio del partido».

Y a las tres concejalas se les expulsa por alinearse con Muíños y, por tanto, «por su negativa a nombrar al portavoz municipal acordado por la dirección local», que sería Gumersindo Guinarte, uno de los dos ediles que le quedarán al PSOE —junto con Marta Abal— en la corporación de Santiago si la destitución se convierte en firme.

El motivo de expulsión de las tres ediles está en que no acudieron, el lunes, a una reunión convocada con Guinarte para que el grupo municipal le designara portavoz en sustitución de Muíños, por lo que no se pudo celebrar tal reunión. Ellas alegaron que esa convocatoria era nula ya que la suspensión temporal del portavoz aún no era firme.

Ante esta «rebeldía», el aparato del PSOE decidió ir a por todas y activó un nuevo proceso exprés para tomar medidas contra los cuatros concejales —igual al usado contra el exministro Ábalos para echarlo del partido—. Esta acción, pese a suponer la desintegración del PSOE en el Concello de Santiago, la respaldan tanto la dirección local como la provincial, la autonómica y la federal.

Desde Ferraz se explica que la sanción aplicada —resuelta en solo cuatro días— se debe a infracciones graves y muy graves por incumplimiento de la normativa socialista, fundamentalmente, por «la obstrucción al trabajo y decisiones de los órganos del partido» y «la actuación, por acción u omisión, contra adoptados acuerdos por los órganos rectores del partido que afectan a las instituciones». Además, en el caso del concejal Gonzalo Muíños también se incluye la sanción gravísima de «desempeñar cargos públicos o asimilados sin autorización expresa de los órganos competentes del partido».

Los concejales «rebeldes» no tienen intención de abandonar sus actas en el Concello

Los cuatro concejales expulsados del partido ya han anunciado que no tienen interés en dejar sus actas y abandonar el Concello, lo que condenaría al PSOE a la irrelevancia cuando queda aún por delante más de medio mandato. De hecho, en los últimos días manifestaron abiertamente que toda la operación se ha ejecutado para que corriesen las listas y el secretario general de los socialistas compostelanos, Aitor Bouza, pudiese tener un asiento en la corporación municipal y por lo tanto más visibilidad política. De culminarse el paso de los cuatro ediles díscolos al grupo mixto, el PSOE —que gobernó durante más de 30 años la capital gallega— quedaría con una pírrica representación en el Concello, de solo dos actas. En el aparato del partido prefieren este escenario a continuar como hasta ahora. Ya hace meses había trascendido un audio en el que el secretario provincial, Bernardo Álvarez, pronunciaba una frase que ayer resonaba en diferentes redes sociales: «Me importa un huevo quedarme sin grupo municipal en Santiago», decía ante la posibilidad de la fuga de los concejales al grupo mixto. Nada más conocer la decisión de Ferraz ayer, los cuatro mostrado su rechazo, reiteraron que la convocatoria de reunión para el cambio de portavoz a la que no acudieron fue «nula de pleno derecho» y sostienen que el informe del secretario municipal avala su proceder al «certificar que Gonzalo Muíños no perdió su condición de concejal del grupo desde su suspensión no definitiva de militancia que se comunicó hace una semana por parte del PSOE», por lo que no había justificación para relevarlo.

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